“Chapuzón” de lectura: con un libro en sus manos por primera vez

En la escuela Corsino, de Colonia Segovia, los niños de 1er. grado recibieron libros que les han abierto las puertas de un mundo nuevo. Son parte de otros 100 mil que se benefician de un programa de la DGE.

“Chapuzón” de lectura: con un libro en sus manos por primera vez

Cada “Chapuzón” tiene un rótulo blanco en la esquina inferior derecha de su tapa donde -con letra mayúscula y bien clara- se lee el nombre de cada uno de los chicos de 1° A. Cristian, Lautaro y Victoria son solo algunos de los niños que hace unos días tienen sus libros y los hojean (pasan las hojas) y ojean (inspeccionan con sus ojos) sin cansarse, una y otra vez, mientras se acomodan en sus pupitres.

“Es el primer libro que tienen en sus manos muchos de ellos”, resume con la emoción en su rostro Griselda Rubio, la “seño”, en la escuela 1-719 Yolanda Ema Pezzutti de Corsino (Colonia Segovia, Guaymallén).

Los alumnos de 1°, 2° y 3° de esta escuela primaria rural vulnerable son algunos de los más de 110.000 chicos mendocinos que se encuentran en nivel inicial y primer ciclo y que están recibiendo por estos días manuales de estudios como parte del programa “Derecho al libro”. Éste busca garantizar las herramientas necesarias para estimular el valor de los libros entre los chicos, así como también el de la lectura. En total, la DGE planea entregar 200.000 libros a las escuelas y en muchas de ellas -como es el caso de la Corsino- la distribución ya se hizo y el manual es cuidado como un tesoro por los propios chicos.

“Nos gusta leer los cuentos, los dibujos, aprender y recortar los billetes y monedas”, resume tímida Victoria mientras se aferra a su “Chapuzón” (el nombre del libro). “Cambia mucho que sea un libro en serio, con la calidad del papel, los dibujos a color y hasta el olor a libro. Es una comunidad donde no todos pueden poner dinero para comprarlos, y trabajábamos mucho con copias. Pero no es lo mismo”, agrega Griselda mientras mira a los chicos fascinados.

De "carne y hueso"

A esta escuela asisten 358 chicos y todos viven en el distrito rural Colonia Segovia. “Hay mucho analfabetismo en la zona -en los adultos, sobre todo- y no hay una biblioteca cercana tampoco. Entonces el contexto es de mucha vulnerabilidad, y es dónde más se siente y se valora un libro”, resume la directora de la institución, Mónica Maizon.

Todos los chicos del nivel inicial de esta escuela tienen su libro y, si bien es de ellos -como lo indican los rótulos-, lo dejan guardado en los armarios de las aulas para que permanezcan cuidados. Pero a diario trabajan con ellos y una vez por semana o cada 15 días se los llevan a sus casas para continuar con las actividades.

“Todavía los chicos no leen mucho, porque recién están aprendiendo. Pero cuando yo les leo, ellos siguen el libro y escuchan con atención, y también vamos haciendo las actividades. Hacía muchos años que no recibíamos libros nuevos. Estábamos reciclando algunos que nos donaban o se habían podido conseguir”, destaca en un rincón del aula la señorita.

A mediados de abril comenzaron a trabajar con los “Chapuzón” en el aula y los chicos ya tienen su favorita entre esas páginas: los billetes y monedas argentinas. Se trata de una página completa donde hay billetes de 2, 5 y 10 pesos, así como también monedas de 1 peso. Los chicos los recortan y juntan en pequeños montoncitos, practicando de paso la matemática. “Antes le pedíamos a los padres que compren estos billetitos en la librería, pero no todos los traían”, explica Griselda.

El entusiasmo en la cara de los chicos de 1° A es indisimulable y parecen no tener ningún interés en invisibilizarlo mientras exploran el material que integra todas las áreas (matemática, lengua y ciencias).

“Traen fichas con actividades y ejercicios también. Lo único que es un poco extraño es lo que pasa con el alfabeto y el cuadro numérico, ya que generalmente es una hoja que se recorta y tenemos siempre a mano. Pero acá viene en la contratapa, y si lo recortamos se pierde toda la tapa de cartón duro”, agrega la docente, quien hace 7 años da clases en el lugar.

“Tenemos que trabajar mucho también en la manipulación y en el cuidado de los libros, porque la verdad es que no están acostumbrados los chicos. No es la primera vez que llegan programas de lectura a la escuela, pero generalmente no llegaban con libros”, sentencia Griselda.

La directora de la escuela también está satisfecha. “Hace un montón de años que los chicos no tienen libros en sus manos, y no se puede comparar el tener uno con tu nombre y que sea tuyo a tener un montón de fotocopias en blanco y negro. Los chicos lo ven y lo sienten”, resume Mónica Maizon. “Los libros de cada nivel tienen su temática específica adaptada a los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP), que son contenidos establecidos a nivel país por el Consejo Federal de Educación”, resume.

Aprender a leer a los 5

La subsecretaria de Planeamiento y Evaluación de la Calidad Educativa, Emma Cunietti, destacó que a Mendoza han llegado 160.000 libros que se están distribuyendo a los alumnos del nivel básico (sala de 5) e inicial (1° a 3° grado) dentro del programa “Derecho al libro”.

“Otros años había material de cultura o de otras áreas que se repartía en las escuelas, pero se entregaban 3 por curso por ejemplo. Era poca cantidad. Ahora tenemos 29.000 libros para 27.000 chicos que hay en los primeros grados de las escuelas públicas”, sintetizó Cunietti.

Incluso, destacó que se está trabajando con las supervisiones para detectar si hay faltante en algunas escuelas y sobrante en otras. “Si a una escuela le faltan algunos, se destina plata del programa Mendoza Educa para comprar a las editoriales.

A esos 160.000 libros se le agregan otros 30.000 que la DGE adquirió recientemente para el nivel inicial. “Buscamos cambiar un poco el paradigma de la alfabetización, apuntando a que sea temprana. Cuando yo estoy leyendo un cuento a un niño, estoy desarrollando su alfabetización. Pero había una corriente que sostenía que ésta debía dejarse para la primaria. Nosotros consideramos que debe ser a los 5 el comienzo de la alfabetización, y por eso la primera herramienta es garantizarle un libro a cada chico”, indicó la funcionaria.

“Queremos eliminar la fotocopia, porque la cara de los chicos cuando tienen un libro real es asombrosa. Genera otra interacción este fenómeno”, explicó. Asimismo, destacó que además de este programa de acceso a la lectura, desde el año pasado hay una resolución (1.822/16) que fija estándares de lectura, y un piso de libros para leer al año en cada nivel.

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