En el pueblo húngaro de Bicske, los migrantes descubrieron con estupor que su tren no iba hacia Austria sino hacia un campo para migrantes en Hungría. Los recibieron decenas de agentes de policía con equipo antimotines.
Los migrantes empezaron a corear ``¡campamento no!'' en árabe. Algunos trataron de huir a pie. Una familia se sentó junto a las vías y suplicó ayuda a los periodistas.
Cuando la policía dijo a los periodistas que se alejaran, el hombre desesperado arrojó a su esposa y bebé sobre las vías y se tendió junto a ellos, gritando ``¡de aquí no nos movemos!''
La policía los rodeó y detuvo al hombre. Alejaron a la mujer y el niño de las vías.
Otros migrantes enfrentaron a la policía y subieron por la fuerza al tren, bajo un sol abrasador.
Cómo desactivar el embudo humano
La cuestión de cómo desactivar el embudo humano en Hungría estaba siendo objeto de acalorados debates en Bruselas hoy, dentro de una reunión entre líderes de la UE y el primer ministro antiinmigración de Hungría, Viktor Orban. El país, que durante meses hizo poco para evitar que los solicitantes de asilo viajaran al oeste tras cortas demoras burocráticas, dice ahora que no permitirá más viajes hacia el corazón del bloque.
“Los húngaros tenemos miedo. La gente en Europa tiene miedo, porque vemos que los líderes europeos, entre ellos los primeros ministros, no son capaces de controlar la situación'”, dijo Orban.
Orban culpó a Alemania y confirmó que su gobierno planea enviar hasta 3.500 soldados a la frontera sur del país con Serbia, reforzando sus esfuerzos para impedir la llegada de tantos migrantes como sea posible al país. Su principal asesor dijo que en lo que va de año 160.000 migrantes llegaron al país, casi 90.000 desde el 6 de julio.
“El problema (migratorio) no es un problema europeo, el problema es un problema alemán, a nadie le gustaría quedarse en Hungría'', dijo Orban. “A todos ellos les gustaría ir a Alemania''.
El primer ministro prometió que Budapest defenderá sus fronteras aplicando estrictamente las normas de la UE, identificando por la huella dactilar y cribando a todos los migrantes que entren en su territorio. Una vez que las nuevas medidas sean aprobadas en el parlamento, migrantes y traficantes de personas sabrían a qué atenerse.
La movilización del ejército o el endurecimiento de penas para traficantes de personas servirán para endurecer las normas migratorias y está previsto que sean aprobadas el viernes.
El primer ministro serbio, Aleksander Vucic, reaccionó a la noticia del despliegue de soldados de su vecino del norte advirtiendo que esto podría crear “enormes problemas''.
El jefe de gabinete de Orban, Janos Lazar, pidió a Alemania que ayude a aliviar la situación en la estación de Keleti. Con unas 3.000 personas acampadas en el exterior, en el centro de Budapest, las condiciones son cada vez más precarias a pesar de los esfuerzos de voluntarios para distribuir agua, comida, medicinas y desinfectantes.
“Nos gustaría que Alemania, a donde los migrantes quieren ir, asuma su parte'', dijo Lazar sugiriendo que los migrantes acudan a la embajada del país en Budapest para solicitar un visado de entrada allí.
“Creemos que esto es fundamentalmente una crisis migratoria, no una crisis de refugiados, y que en esta situación Europa no puede renunciar a la defensa de sus fronteras'', dijo Lazar a periodistas en el parlamento.
El miércoles, migrantes habían amenazado con recorrer a pie los 170 kilómetros (105 millas) hasta la frontera austriaca si no se les permitía embarcar en trenes hacia Austria y Alemania.
Por su parte, la guardia costera griega dijo que entre el miércoles por la mañana y el jueves por mañana rescató a 751 migrantes o refugiados en el mar mientras intentaban alcanzar la costa de las islas del Egeo de gorma clandestina. El cuerpo participó en 19 incidentes en las proximidades de Lesbos, Samos, Agathonissi, Farmakonissi, Kalymnos y Symi.
La cifra no incluye a los cientos de personas más que logran llegar al país con éxito.
La policía checa anunció que ha dejado de marcar los brazos de los migrantes con números -una práctica que recordaba al Holocausto judío -además de liberar a los 230 sirios que estaban detenidos en un centro de migrantes.
El martes, agentes de la policía marcaron los brazos de más de 200 detenidos, en su mayoría sirios, en Breclav.
Los migrantes llegaron en trenes procedentes de Hungría y Austria que se dirigían a Alemania. La portavoz del cuerpo, Katerina Rendlova defendió la medida alegando que se estaba empleando en una situación caótica para evitar que los niños fuesen separados de sus madres.
En un primer momento, explicó, la policía les daba el número en papeles pero que los migrantes los tiraban. A partir de ahora emplearán brazaletes.
Mientras, el presidente de Francia, François Hollande, convocó una reunión de emergencia de líderes del bloque para enfrentar la crisis migratoria. Al encuentro acudirán, entre otro, el primer ministro galo Manuel Valls, que antes el jueves pidió soluciones urgentes para la situación.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidió a los 28 países del bloque que compartan responsabilidades aceptando a al menos 100.000 solicitantes de asilo que llegan a las naciones más golpeadas por la crisis: Grecia, Italia y Hungría.