Corría el año 1995 y Gimnasia tuvo la gran oportunidad de saltar al fútbol grande, desde la AFA se creó el Argentino A para darle a los grandes del interior un certamen de nivel y el Lobo era uno de los invitados.
Pero los dirigentes aceptaron la propuesta de la Liga Mendocina de jugar un mini torneo y terminaron quedando afuera. Arrancaba así un tiempo de ostracismo en el que hasta hubo descenso a la B del fútbol local.
Los hinchas blanquinegros se fueron convirtiendo sistemáticamente en el hazmerreír de los otros clubes grandes de la provincia y no sólo veían cómo su historia se iba mancillando, esa que habla de nueve participaciones en los viejos Nacionales, esa que tiene en su haber una goleada histórica a San Lorenzo, en el Viejo Gasómetro, y otra a Boca en la Bombonera, esa que cuenta que el mejor jugador que dio esta tierra (Víctor Antonio Legrotaglie) vistió la camiseta albinegra por más de 20 años.
También sufrían por una serie de eventos desafortunados de su dirigencia, la que tuvo su punto cúlmine en un payasesco arreglo con el empresario Xavier Ferrer Vázquez que venía acompañado con la figura de Moria Casán (su pareja de ese momento) como madrina de la institución.
Aún hoy los rivales se burlan de esos carteles que aparecieron en todo el país con la diva vistiendo la camiseta blanquinegra y recuerdan que el “circo” terminó rápidamente.
Tampoco hay que olvidarse de que tuvo que deambular por todas las canchas del fútbol de Mendoza para hacer de local, no sólo por que tuvo por décadas un campo de juego en pésimas condiciones, sino porque su predio estuvo en más de una oportunidad a un paso del remate por no presentar defensa en un juicio.
Es por eso que si usted es hincha de Gimnasia coincidirá conmigo en que este Gimnasia ya ganó, más allá de lo que pase esta tarde en Córdoba.
Desde la llegada de una conducción seria, liderada por Fernando Porreta, y que siempre apostó a hacer las cosas en forma profesional, el Lobo fue recuperando el terreno perdido. El primer orgullo fue tener un estadio modelo, darle forma a ese puzzle que habían dejado las anteriores conducciones.
Claro que para el hincha siempre son más importante los éxitos deportivos que los institucionales, y llegaron más rápido de lo esperado. Nadie debe olvidar que Gimnasia arrancó este año jugando el Argentino B, una categoría en la que estaba desde hace años y en la que pocas veces pasó la etapa clasificatoria.
Hace seis meses, la gente coreaba el viejo canto de guerra: “Que este año, de Juan B Justo, de Juan B. Justo, salió el nuevo campeón”. Gimnasia jugaba entonces el partido más importante de su historia, la final del Argentino B frente a Unión de Aconquija y todo terminó en festejo, pero este Lobo que se acostumbró a ir batiendo récords como lo hacía en la década del ‘70 y parte de los ‘80, está hoy frente al mayor desafío.
Sólo un partido lo separa de conseguir su segundo ascenso en una temporada, lo que no es otra cosa que aprovechar la puerta que abrió la AFA con el papelón de llevar la Primera División a 30 equipos. Pero eso poco le importa a la hinchada blanquinegra, que ha vuelto a sentir el orgullo de caminar con la camiseta por las calles mendocinas.
Volvió a llenar la cancha, lo que entierra el mito de que sólo tenía 33 hinchas, un estigma que pesaba mucho. Los nietos han vuelto a acompañar a sus abuelos y les creen las miles de historias que les han contado.
Pero lo más importante que ha conseguido este equipo de jugadores es que ha reemplazado a Víctor Legrotaglie, ‘Chupete’ Badía, el ‘Chueco’ Vicino, el ‘Negro’ Zolorza, el ‘Cochina’ Olguín, el ‘Búfalo’ Funes, el ‘Panza’ Videla como los nuevos ídolos blanquinegros.
Desde hoy, más allá de lo que pase en Córdoba, habrá una generación de hinchas que hablarán de Sergio Oga, Matías Alasia, Ezequiel Farías, Cristian Taborda, y que siga la lista.
Pero principalmente nunca olvidarán a ‘Toti’ Arias, quien llegó desde las infantiles a ser el técnico de estas campañas inolvidables y con un promedio que supera el 60 por ciento de efectividad. Algunos ya piden que se le haga una estatua.
Dicen los burreros que caballo que alcanza quiere ganar, y bien viene esto para el caso de Gimnasia, que antes tardaba décadas en implantar hitos y hoy los va archivando con más rapidez. Nadie puede vivir sin un pasado, pero lo importante es construir presente, y esta generación de hinchas ya no vive de viejos triunfos, los disfruta en vivo y en directo. Y qué bueno que así sea. ¡Bienvenido, Viejo Lobo!