¿Ante una nueva inmigración europea?

Si nos atenemos a las cifras de pobreza e indigencia que dio a conocer Cristina Fernández durante su discurso en la FAO, es muy factible que alemanes y holandeses quieran venir a vivir a la Argentina.

¿Ante una nueva inmigración europea?

La Argentina es un país de inmigrantes. Si nos atenemos a las cifras, podríamos asegurar que la mayor parte de la población actual tiene sus orígenes en inmigrantes que arribaron a la Argentina para poblar un país de gran extensión con escasa cantidad de habitantes.

“Gobernar es poblar”, decía Juan Bautista Alberdi en sus “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, en 1852, situación que quedó plasmada en la propia Constitución Nacional de 1853, que declaraba que regiría para “nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”, y en los artículos: 20, que dispuso la igualdad de derechos civiles para argentinos y extranjeros y el 25, que estableció la obligación del gobierno federal de fomentar la inmigración europea.

Grandes defensores de ese planteo fueron los presidentes Mitre y Sarmiento, y la Argentina se convirtió en el principal objetivo de las corrientes migratorias de italianos, españoles, árabes y judíos, en su gran mayoría. Venían a “hacerse la América”, según quedó acuñado en el lenguaje popular.

Durante gran parte del siglo pasado, y como consecuencia de los avatares de la política económica, la Argentina se convirtió en un país de emigración, pero todo lleva a indicar, si nos atenemos a las cifras brindadas por la presidenta de la Nación en Roma, que volveremos a recibir inmigrantes.

Porque si estamos mejor que los holandeses y los habitantes de Luxemburgo, como dijo Cristina, o que los alemanes, como aseguró el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, es muy factible que volvamos a recibir corrientes inmigratorias, aunque en este caso no de los “tradicionales”, como España e Italia, sino de los ahora menos pudientes, como Alemania, Holanda y Luxemburgo.

Lo señalado es una forma de interpretar las declaraciones de la jefa del Estado, porque no hay otra alternativa que hacerlo con el humor. De lo contrario, y de atenernos a la realidad, no cabría otro adjetivo que el de inaceptable. Porque se pueden modificar las cifras ex profeso para dar una imagen más positiva del país, pero mentir en la forma que lo hizo Cristina, es realmente inconcebible.

¿Cómo puede nuestra presidenta asegurar, muy suelta de cuerpo, que el índice de pobreza “está por debajo del 5 por ciento y la indigencia en 1,27 por ciento”, agregando que esas cifras han convertido a la Argentina en uno de los países más igualitarios?

Lo más grave es que no lo hizo durante un acto de campaña en el interior del país, lo que le permitiría algunos deslices, sino en un foro internacional integrado por los máximos representantes del espectro internacional que están lo suficientemente informados sobre lo que sucede en el resto del mundo.

Con toda seguridad esos altos funcionarios se remitirán a las opiniones de otras fuentes para corroborar -o no- en qué consistió ese “milagro” argentino y allí descubrirán que para la CGT que conduce Hugo Moyano hay 30,9 por ciento de pobres y 12 por ciento de indigentes; que para el Instituto del Pensamiento y Políticas Públicas la cifra de pobres llega al 36,5 por ciento y la de indigentes al 12,1 por ciento y que para la Universidad Católica Argentina existe el 27,5 por ciento de pobres y el 5,5 por ciento de indigentes, por señalar sólo tres de los cientos de estudios que se realizan sobre el tema.

Con el agravante de que desde el propio Estado se dejaron de publicar los índices de pobreza e indigencia para, según ellos, no estigmatizar a la gente.

Debería tener más cuidado la señora presidenta de la Nación cuando habla ante los foros internacionales. Porque quizás en su intención de mostrar una imagen positiva del país cae en excesos tales que determinan que todos adviertan que no está diciendo la verdad, que está mintiendo y que, quizás sin advertirlo, también está afectando la imagen de la Argentina.

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