La calificación de "año perdido" la dio días pasados un dirigente vitivinícola, cansado de que la dirigencia política haya destinado el año en curso para actividades electoralistas y no se haya dedicado a gobernar, en el caso del oficialismo o a controlar, en el de la oposición.
"Bienvenidas sean las PASO pero sólo para algunos, porque para nosotros sólo se trató de una suma de actos electorales que tuvieron preocupados a los políticos", agregó, señalando que desde enero, fecha en que los vitivinícolas tuvieron una reunión con la Presidenta de la Nación, no se tomó ninguna iniciativa destinada a solucionar la crisis en el sector.
La situación debe ser tomada desde distintas aristas. En primer lugar, el desdoblamiento de las elecciones, que resulta interesante en razón de que se evita que el principal candidato (en el caso de las presidenciales, el presidente) "tire" la lista hacia arriba y arrastre al resto de las candidaturas, incluyendo gobernador e intendentes.
Lo mismo ocurre entre el mandatario provincial y los popes departamentales en los comicios locales. Pero ese desdoblamiento se podría evitar quizás estableciendo el voto electrónico o la boleta única para elegir sin una lista sábana.
Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias también son interesantes porque permiten a la gente, esté o no afiliada a un partido político, poder decidir sobre quién, a su criterio, tiene mejores cualidades para ser el candidato, algo que antes estaba en manos sólo de las agrupaciones y en muchos de los casos las decisiones surgían a dedo de parte de quienes las conducían. Pero el desdoblamiento y las PASO suelen hacer que las campañas mantengan ocupados a los dirigentes durante más de cuatro meses.
También está el problema de que aquellos que pretenden ser candidatos en muchos casos son dirigentes que se encuentran manteniendo actividad en el Estado. En ese marco, el funcionario destina gran parte de su tiempo a lo electoral y para ello deja de lado la tarea para la que había sido elegido o designado.
Este año se dio el caso inclusive en que la segunda autoridad de la provincia, el vicegobernador, suspendiera durante dos meses su actividad en el Senado para dedicarse full time a la actividad política en su intención por ganar la intendencia de Las Heras. Pero no se trató de un caso aislado en razón de que otros, si bien no solicitaron licencia, destinaron más tiempo a la actividad electoral que a su función y así fue que se cayeron sesiones o no hubo reuniones de comisiones en la Legislatura por falta de quórum.
El 21 de junio se realizaron los comicios para gobernador en la Provincia y el mandatario electo asumirá sus funciones recién el 9 de diciembre. Casi seis meses en los cuales el gobernador en ejercicio no tomó decisiones porque debe dejar su mandato, mientras el electo tampoco lo hace porque no tiene atribuciones.
Así están las cosas: un Presupuesto sin aprobar (se parte de la base del aprobado dos años atrás), discusiones por el endeudamiento, por cómo va a quedar la provincia, por las designaciones en la planta de personal, etc., etc. Mientras tanto, ni unos ni otros se ocupan de la crisis vitivinícola, de los graves problemas por los que atraviesa la industria de la fruta, de la falta de valor en la producción hortícola, entre otros muchos inconvenientes.
Más aún, nadie toma iniciativas en ningún concepto y son los propios dirigentes empresarios los que deben golpear puertas de funcionarios o candidatos en la Capital Federal para ser escuchados.
En fin, que este año ya está todo decidido pero es necesario que para las próximas elecciones generales -las de dentro de dos años son legislativas- la dirigencia política encuentre un método que evite los problemas señalados.