Por Marcelo Zentil - mzentil@losandes.com.ar
Durante al menos tres años fueron enemigos. Por sus declaraciones públicas y privadas, ese encono parecía trascender la política y transformarse en personal. Pero desde el 21 de junio, Francisco Pérez y Alfredo Cornejo ya no son lo que eran. Entre ellos, por necesidad obviamente, parece reinar la paz, al menos delante de las cámaras.
Hasta el día del triunfo radical y la derrota peronista, cuando uno se refería al otro, omitía el nombre y sólo mencionaba el cargo. “El Gobernador”, decía en alusión a Pérez quien lo sucederá el 9 de diciembre. “El intendente de Godoy Cruz” o “el jefe político de la UCR” eran las expresiones que usaba el aún mandatario para referirse a su otrora rival.
Esa suerte de guerra fría tuvo momentos muy calientes. Pérez llegó a tildar de “caradura” e “irresponsable” a Cornejo en declaraciones a los medios. Cornejo no se quedó atrás en gentilezas y aseguró que lo veía “desbordado” al “malgastador” Pérez. El ida y vuelta en privado es por supuesto irreproducible.
La campaña estimuló ese odio. Pero la transición rápidamente aplacó los ánimos. Desde aquel atípico desayuno en la casa del radical, al otro día de la elección, el trato público tornó en civilizado, como quizá siempre debió ser. Aunque detrás de ese cambio no haya más que las necesidades de uno y otro, por irse y llegar lo mejor posible, respectivamente.
Por eso, ayer el impersonal “intendente de Godoy Cruz” de Pérez mutó por un casi afectuoso “Alfredo”. Y el institucional “Gobernador” de Cornejo cambió por un más respetuoso aunque no menos protocolar “Dr. Pérez”. Hipocresías de la política.