Así como hace 200 años los criollos vieron que la debilidad del rey de España les abría una puerta para la Independencia, hoy los “dirigentes empresarios” saben que es el momento de darle un quiebre a la historia del fútbol nacional. Una AFA sin rumbo y una FIFA más preocupada en lavar su imagen que en otras cosas, son las señales.
Súper Liga fue el término más nombrado durante la semana en el fútbol argentino. Estamos hablando de la iniciativa de los clubes grandes para buscar una salida económica a su acuciante situación.
Más allá de que se la vendía como una Liga paralela, lo que hay que entender es que es una conducción paralela. La división sería sólo en lo económico y no en lo deportivo. La verdad que pensar que algún dirigente piensa en hacer más atractivo un certamen deportivo y no está interesado en lo económico es una utopía en este país.
Corriente privatizadora. Lo cierto es que la propuesta que cada día cuenta con mayor cantidad de adeptos tiene la venia de la Presidencia de la Nación, y acá sería bueno recordar que Mauricio Macri, en su tiempo de presidente de Boca, fue el principal impulsor de las sociedades anónimas deportivas, que no es otra cosa que privatizar las entidades sin fines de lucro.
Tampoco uno debería dejar de lado que la única experiencia de privatización de un club de Primera División se hizo con Racing y el gerenciador fue Fernando Marín, hoy a cargo de Fútbol para Todos. Demasiadas coincidencias.
Hay algunos dirigentes que, por lo bajo, blanquean que la idea está inspirada en la experiencia española. ¡Ojo! Cada vez que los argentinos le copiamos algo a la Madre Patria, nos fue bastante mal. Basta recordar la Ley Federal de Educación que trajo el menemismo y de la que todavía estamos pagando las consecuencias.
¿Cómo es la situación en España? La Liga de Fútbol Profesional, que vendría a ser la Súper Liga en nuestro país, es una asociación de carácter privado, con personería jurídica propia y autonomía para su organización interna y funcionamiento respecto de la Real Federación Española. Claro que igual pertenece a ella. Está integrada por las asociaciones anónimas deportivas y los clubes que participan en la Primera y Segunda división.
La Real Federación, que sería la AFA para nosotros, tiene bajo su tutela a las selecciones nacionales en todas sus categorías y a las categorías del ascenso.
Como viene ocurriendo en nuestro país, el nombre del certamen está sponsoreado, siendo la primera fuente de ingreso.
Después, cada club maneja los derechos televisivos y los ingresos por merchandising.
Lo negativo de ese modelo es que entre lo que recaudan Barcelona y Real Madrid hay una diferencia abismal con el resto. Esto les permite ser amplios dominadores de los torneos.
Contra esto se había revelado Julio Grondona cuando creó los torneos cortos y comenzó a darle aire a los clubes chicos. Pero claro, hoy Grondona ya no está, y tampoco Blatter en la FIFA.
Algo similar a lo que pasa en España ocurre en Inglaterra. Los dueños de los clubes suelen ser millonarios de diversas actividades privadas. Allí, la Premier funciona como una empresa en la que cada uno de los 20 clubes que conforman son sus accionistas: cada cual tiene su voto para elegir autoridades, cambios de contrato y reglamento. De todos modos, la Football League tiene poder de veto -de allí su vínculo obligado- para las decisiones que tomen.
Este modelo parece ser más atractivo. Primero porque no se pierde el carácter democrático. Tanto en Inglaterra como en Alemania, los contratos televisivos se negocian en conjunto y la repartija suele ser más equitativa y hasta se tienen en cuenta los méritos deportivos.
Así, River y Boca acá no tendrían tanta diferencia con Arsenal o Godoy Cruz, como se pretende. Simplemente porque hoy está muy parejo el nivel futbolístico de todos. Lo cierto es que, hasta ahora, son un puñado los clubes que se resisten y parece que habrá que ir haciéndose la idea de que todos los caminos conducen a la nueva propuesta.
¿Y en Mendoza? Godoy Cruz fue uno de los que todos ponen como a favor, pero José Mansur asegura que nada está más lejos de la realidad. "Yo he analizado las Súper Ligas de Europa y nada tienen que ver con lo que se propone acá", asegura el hombre fuerte del Tomba.
Independiente Rivadavia deberá primero hacer pie en la B Nacional y después seguramente se verá “beneficiado” con esta situación. Uno calcula que jugará a favor de la Súper Liga ya que le permitirá manejar los derechos de televisación, y no hay que olvidarse que Daniel Vila, propietario de varios canales, ya fue presidente de la entidad y su sombra siempre está dando vueltas por el Parque.
Después están Gimnasia, Maipú y Gutiérrez. El primero con una dirigencia mucho más proclive a hacer las cosas con el orden de una empresa, el Celeste con una estructura dirigencial mucho más tradicional y el Cruzado que depende de las ganas y del humor de los hermanos Sperdutti. Si alguno de los tres llega a la B Nacional, tendría que jugarse por una postura.
El tercer elemento. En el medio de todo este entuerto, desde el Gobierno Nacional aseguraron que en los próximos días se abrirá la licitación de los derechos televisivos. El Estado no quiere más seguir poniendo plata en saco roto, de hecho en la Justicia se investiga adónde fueron a parar los millones que se han aportado desde 2009 y los dirigentes no quieren seguir teniendo a los políticos marcándoles la cancha.
Las próximas horas serán decisivas en todos los frentes, incluso en el otro que mucho tiene que ver en todo esto: las elecciones que serán en junio.
Segura se bajó y el candidato del oficialismo parece ser Chiqui Tapia, presidente de Barracas. "Si me dejás el ascenso manejando la AFA, te la hago intervenir", le dijo esta semana Daniel Angelici, hombre del riñón de Macri a Luis Segura. A buen entendedor...