“Agujeros” urbanos a revertir

La ciudad y otros lugares dentro de sus límites tienen características modernas y de adecuado hábitat. Sin embargo, no faltan espacios desaprovechados por demoliciones o ausencia del adecuado uso del suelo que generan diversos contratiempos y retrasos.

“Agujeros” urbanos a revertir

Muchas veces destacamos, desde esta editorial, las condiciones de ciudad-oasis del Gran Mendoza. A veces hemos empleado la definición que brinda la Guía de Arquitectura (Gobierno de Mendoza-Junta de Andalucía, 2005), sobre la ciudad-oasis: “El sistema urbano que caracteriza a Mendoza es original (...) y es trascendente a nivel regional, donde se ha constituido en modelo o cabeza de serie, estimulando a otras ciudades y pueblos a conformarse a su imagen y semejanza”.

Atinada descripción en cuyo contexto se pueden marcar muchos retrocesos o inconvenientes. Pero a lo que queremos referirnos en forma directa es a ciertos “agujeros” urbanos que tienen el Centro y sectores departamentales, que conspiran contra el armónico desarrollo de una ciudad.

Uno es el prolongado estancamiento que padece el microcentro por el descomunal foso que quedó abierto tras la demolición del colegio de los Hermanos Maristas, hace más de 20 años.

Inversores privados han previsto ahí la construcción de un shopping de grandes proporciones, obra que se inició hace 2 años y hoy prácticamente parada. Como consecuencia, el sector aledaño se encuentra bastante deprimido y perjudicado. La ciudad espera realmente una definición al respecto.

Realidad similar se palpa 2 kilómetros al sur, en el también inmenso predio de la ex bodega Arizu, puntal vitivinícola del pasado. Un consorcio empresarial chileno compró la antigua construcción con la intención de levantar un gran supermercado, emprendimiento que no se permitió y además el antiguo complejo bodeguero fue declarado Bien del Patrimonio Cultural de la Provincia de Mendoza. Actualmente, los vecinos de la zona se quejan por el marcado abandono de dichas instalaciones. La novedad en este caso es que se ha acordado, entre el municipio de Godoy Cruz y los propietarios del inmueble, mejorar la fachada, las veredas y la iluminación de todo el predio. Veremos si se cumple efectivamente la iniciativa. Los privados se harían cargo de los materiales y el municipio, de la mano de obra.

Por ahora la expectativa consiste en mejorar el exterior de la propiedad y luego intentar avanzar en la realización de desarrollos culturales y comerciales permitidos, y que podrían revertir el actual estancamiento de ese punto de Godoy Cruz.

Con el mismo criterio de renovación y puesta en valor debe considerarse la intención de mejorarse el predio ferroviario de 24 hectáreas, comprendido entre las calles Perú, Juan B. Justo, Suipacha y Tiburcio Benegas. En el sector mencionado funcionan los talleres de la empresa Belgrano Cargas, que serán reubicados en otro lugar, según las expectativas municipales. Está previsto un llamado a concurso público para proponer la utilización de esas tierras, integrándolas al ejido urbano y favoreciendo la comunicación de zonas densamente pobladas. Sin embargo, no hay que olvidar que está pendiente desde hace mucho la conexión de la calle Godoy Cruz con Roque Sáenz Peña, que es una gran traba en la comunicación vehicular oeste-este de la Sexta Sección.

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