Más allá de los serios problemas de financiamiento, del endeudamiento autorizado que algunos entienden llega a los $ 6.000 millones si se incluyen los intereses y la falta de un Presupuesto 2016 en el que se explique que hará con ese dinero la nueva administración, se sabe que uno de los problemas que más preocupa a los futuros funcionarios son las paritarias de marzo.
No será fácil acordar con gremios que vienen de recibir más del 30% de incrementos en sus salarios, menos aún si el Gobierno nacional decide devaluar el peso antes de marzo. Así las cosas, los sindicatos, ante la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, pedirán subas que seguramente no podrán ser asumidas por el Estado local.
Pero los gremios volverán a la carga si la devaluación se realiza después de marzo, como muchos economistas y asesores entienden que sucederá precisamente para no calentar más las negociaciones por los sueldos. Algunos economistas dicen que el dólar oficial debería estar entre 12 y 15 pesos para recuperar competitividad.
Los empresarios observan ansiosos qué medidas tomarán los nuevos funcionarios nacionales y locales, pero también deberían estar atentos a los movimientos del sindicalista que se posiciona como uno de los que más puede incomodar al nuevo gobierno: el representante de ATE y que remplazará a Raquel Blas, Roberto Macho.
Desde algunos sectores empresariales, a nivel nacional, desde hace tiempo vienen trabajando en la elaboración de un acuerdo social entre empresarios, sindicatos y referentes de las fuerzas políticas.
En nuestra provincia si bien todavía el tema no está instalado en la agenda porque nadie se anima a predecir en voz alta qué ocurrirá después del 10 de diciembre, la posibilidad de avanzar en ese sentido por ahora es descartada desde el entorno del gobernador electo Alfredo Cornejo.
Prefieren avanzar con las cámaras empresarias y con los sindicatos fijando reglas claras y alcanzables para dar previsibilidad al funcionamiento eficiente del Estado y de la economía.
“Entendemos que hay que recuperar el diálogo político que se perdió”, explican operadores cercanos a Cornejo. “Tenemos un diagnóstico de lo que puede suceder con un acuerdo entre sindicatos y empresarios, pero hay que lograr que el Estado deje de ser un botín para los empresarios y que el Gobierno no coopte a las entidades gremiales empresarias”, agregan desde el riñón cornejista.
Veremos qué sucede y si los dirigentes -políticos, sindicales y empresarios- logran acordar medidas más allá de sus preferencias políticas, sectoriales e ideológicas. El desafío es grande debido a que hay operadores de empresarios y otros que responden a intereses sectoriales que tienen fuerte capacidad de lobby y recurren a cualquier método para obtener mejoras.
Pero muchas veces los beneficios por los que pelean en nombre de un sector, sólo buscan mejoras para su entidad gremial empresaria o para la empresa del que preside la institución sectorial.
Otras veces, los mismos operadores empresarios son los funcionarios o legisladores nacionales o provinciales. Mientras tanto en el cornejismo esperan los resultados de las elecciones de hoy para tener más claro quién será el justicialista que hará de nexo entre ambos partidos.
Tanto en la Nación como en la provincia se han logrado, en otras épocas, acuerdos sobre distintos puntos con resultados diferentes. Los que más han fracasado han sido los de seguridad al menos en nuestra provincia.
A nivel nacional el último de importancia fue el que realizó el entonces presidente Eduardo Duhalde luego de devaluar a principios de 2002, para que los 4 años que le tocaron a Néstor Kirchner hubiera tasas chinas de crecimiento, aumento de reservas, superávit fiscal y comercial y demás ventajas.
Pero claro, se devaluó en un momento en el que la recesión económica que había comenzado en 1998 amenazaba con aniquilar cualquier esperanza y, al estar vigente la convertibilidad, no había inflación alta.
Ahora las condiciones son distintas y un buen ejemplo fue cuando en enero de 2014 el ministro de Economía que responde a las órdenes de la presidenta Cristina Fernández, Axel Kicillof, devaluó el peso 12% en dos días (en lo que va del año se ha devaluado el 18%) generando una disparada inflacionaria que hizo terminar el año pasado con un indicador acumulado del 40 por ciento.
Mientras tanto, Pérez nombra más amigos en el Estado y ya no viaja tanto por el mundo. Ahora se lo ve transitar los pasillos del Ministerio de Economía nacional y de la Casa Rosada buscando plata sólo para pagar los sueldos de la administración pública.