¡Academia de locura!

Racing gritó campeón después de 13 años. Le alcanzó con el gol de Centurión para doblegar al Tomba y desatar el delirio.

¡Academia de locura!
¡Academia de locura!

Como un guiño del destino. Desafiando cualquier síntoma de mala suerte.

¡13 años pasaron! Sí, un tiempo de espera, sufrimiento, lamentos y penurias. Nada de eso importa ahora, porque un día Racing terminó con la malaria y pudo gritar CAMPEÓN

Y así el cielo se tiño de celeste y blanco. Con miles de almas festejando hasta el éxtasis. Haciéndose, por un momento, dueño de toda Avellaneda.

Con un emblema único que estuvo en aquel elenco de Reinaldo Merlo, y que también se dio el gusto de volver al club de sus amores para repetir la vuelta olímpica: Diego Milito. El Príncipe que es más rey que nunca. Idolo con mayúsculas. Por siempre en el corazón de los hinchas.

Desahogo. Es lo que vivió la gente Blanquiceleste, colmando el Cilindro y vibrando con un equipo que le devolvió la mística ganadora.

Y con un hombre, Diego Cocca, que fue resistido en el comienzo del ciclo pero que nunca claudicó en su idea futbolística. Aún con reproches y banderas en contra, supo mantenerse fiel a la idea que pregona desde hace tiempo. Por eso tuvo el premio mayor con su primer título en Primera División.

La fiesta estaba preparada y se  vivió desde el principio, como sabiendo que no se podía escapar. Faltaba la explosión final y llegó cuando el árbitro dijo basta.

Antes la Academia sufrió con las atajadas de Sebastián Moyano que ahogaba una y otra vez el grito. Las manos del arquero tombino eran una barrera inquebrantable que los jugadores de Racing no podían derribar.

Una y otra vez el uno se agigantaba ante Bou y compañía...

¿Iban a poder con el pibe Bodeguero? Parecía que no, pero Centurión se puso el traje de goleador y le devolvió el alma a la familia racinguista.

Todo era con dientes apretados. Esperando el pitazo de Ceballos, sabiendo que River hacía lo suyo ganando en Quilmes, y consciente que Godoy Cruz no se la haría fácil.

Aunque el corazón se paralizó un par de veces y el suspenso se adueñó de la cancha , el destino estaba escrito con los colores de Racing.

La historia tenía escrito otro capítulo glorioso para la grandeza de la Academia.

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