Si te he visto, no me acuerdo

En esta columna, analizamos los distintos usos de un verbo tan vasto como “ver”.

El verbo "ver" tiene múltiples significados de acuerdo al contexto.
El verbo "ver" tiene múltiples significados de acuerdo al contexto.

¡Qué riqueza de acepciones encierra el verbo ‘ver’! Somos plenamente conscientes de esa diversidad, explicable por los diferentes contextos en que se aplica; en primer lugar, en relación con el sentido corporal, ‘ver’ es “percibir con los ojos algo mediante la acción de la luz”: “Vemos una espectacular puesta de sol”. A ella, se suma la acepción que refiere la acción de este verbo a “percibir con la inteligencia algo, comprenderlo”: “Veo que el problema es insoluble”.

El alcance de la percepción se amplía ya que ‘ver’ es aplicable a la comprobación de algo con alguno de los sentidos; en este sentido, es sinónimo de “advertir”: “Vemos que la gente está gritando, enfurecida”. Análogo sentido toma cuando es equivalente a “observar, considerar algo, analizar”; también, “examinar algo, reconocerlo con cuidado y atención: “A continuación, veremos con detenimiento cada una de las propuestas presentadas”. “Todavía la comisión no ve ese expediente”.

En consonancia con la vida de relación, usamos ‘ver’ como equivalente a “reconocer, revisar a alguien”: “¿Ya te vio el traumatólogo?”; además, también lo utilizamos si queremos indicar el encuentro con una persona: “Mañana lo veré en ese congreso”.

Distintas facetas de nuestra conducta habitual pueden ser designadas por ‘ver’; así, cuando queremos señalar la necesidad de poner atención o cuidado en una acción: “Por favor, vea bien cómo va a proceder”. Asimismo, lo empleamos para indicar que nos damos cuenta de algo: “Yo estaba obnubilada y no veía cómo me estaba engañando”. También, ‘ver’ puede significar el intento de realizar algo: “Veo cómo puedo ayudarlo en este trance”. Otras veces muestra nuestras conjeturas sobre el futuro o nuestras reflexiones: “Mi madre pudo ver que el proceder de las hermanas no era igual” y “Veo que, muchas veces, los deshonestos progresan rápidamente”.

En cuanto a una publicación o a una disertación, es frecuente aludir con el verbo ‘ver’ a los temas que se van a considerar: “Le resultó útil el libro porque se ven en él las acciones de los últimos gobiernos”. Si se refiere el hablante a un lugar, se lo personaliza al considerarlo escenario como testigo de un hecho: “Ese predio vería en pocos años el progreso urbano”.

Tiene también diversos valores el pronominal ‘verse’: puede ser sinónimo de “hallarse en una situación o estado”, como en “Ella se ve desanimada y vencida”. Análogamente, se utiliza con el valor de “hallarse en un sitio o coyuntura”: “Se vio en figurillas para poder responder”. Además, equivale a “evidenciarse”: “Ya se ve cómo va a proceder la oposición”.

¿Y qué se quiere expresar al usar “a ver, veamos”? Esta expresión coloquial explica la determinación de esperar que el suceso patentice la certidumbre de algo o la eventualidad de un suceso: “Diremos ‘a ver, veamos’ si es que llega a concretar su audaz propuesta”. Similar explicación encontramos para la expresión ‘a ver si’, con la cual se puede denotar curiosidad, expectación, temor o sospecha: “A ver si, con nevadas tan intensas, podemos superar la emergencia hídrica”. Además, puede denotar mandato: “A ver si se queda quieto de una vez”.

Toma valor de saludo de despedida la expresión ‘hasta más ver’, que significa “hasta la vista”; también toma valor de un adiós, pero con la promesa de volver a encontrarse, la expresión ‘adiós y veámonos’. Muy coloquial resulta la forma ‘nos vemos’, como “Termino aquí mi visita, nos vemos”.

Si alguno de nosotros dice ‘ahí donde me ve’, seguramente quiere indicar que lo que va a afirmar a continuación, no es creíble o esperable: “Ahí donde me ve, lo hice en solo dos meses”.

En el caso de querer ponderar algo notable o expresar indignación o reproche ante un mal proceder inesperado, se pueden usar, respectivamente, las expresiones ‘había que ver’ y ‘habrase visto’: “Había que ver cómo recitaba largos poemas de memoria” y “Habrase visto la insolencia del joven”.

El desagradecimiento y la ingratitud se evidencian en la expresión que da título a la nota de hoy: ‘Si te he visto, no me acuerdo’: se usa para manifestar el despego con que los ingratos suelen pagar los favores que han recibido.

Otras expresiones con ‘ver’ tienen carácter de amenaza o de advertencia: sucede con ‘ver (alguien) para lo que ha nacido’ y ‘te veo’/’te veo venir’: la primera es una locución verbal usada para conminar a alguien a que haga o deje de hacer algo: “A ver si se decide y acaba con este desorden, vea para lo que ha nacido”; la segunda señala que advertimos o adivinamos la intención de alguien por realizar algo, se lo apruebe o no: “Ya te veo venir con esas ideas revolucionarias”. Es la misma idea encerrada en la locución verbal ‘ver venir’: “Felizmente, veo venir una época de gran esperanza”.

El uso de la forma verbal ‘veremos’ puede indicar a los interlocutores diferentes decisiones: o bien, diferimiento de un asunto, sin aceptarlo ni negarlo, o bien, duda de que eso se realice. Así: “– ¿Así que van a derogar esa ley? – Veremos”. A veces, se puede usar ‘ya veremos’.

El pesimismo queda de manifiesto en ‘verse negro (alguien)’, que coloquialmente nos muestra que la persona se halla en un gran apuro. Alterna con la forma ‘vérselas negras’, con el valor de “tener mucha dificultad para realizar algo”. Por su parte, el escepticismo se evidencia en ‘ver para creer’/’ver y creer’, locuciones que ponen como condición, para aceptar algo, que se manifieste a la vista y no solamente sea de oídas.

Una vez más, nos vamos dejando algunos pensamientos; el primero pertenece a Rabindranath Tagore: “Si por la noche lloras por no ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”. Y damos dos de Saint-Exupéry: “Solo se ve bien con el corazón: lo esencial es invisible a los ojos” y “Para ver más claro, basta con cambiar la dirección de la mirada”.

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