Arte para unir: la profe que fundó una academia de danzas inclusiva en Godoy Cruz

Gisella Pelegrina es acompañante terapéutica y profesora de danzas. Cumple 10 años con su escuela, que celebrará en el teatro Plaza, de Godoy Cruz, con la actuación de chicos con y sin discapacidad.

Bailarinas de distintas edades pulen sus dotes en flamenco, zumba y danza árabe, entre otros ritmos, que Gisella imparte con pasión. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Bailarinas de distintas edades pulen sus dotes en flamenco, zumba y danza árabe, entre otros ritmos, que Gisella imparte con pasión. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes

Muy poco se hablaba de inclusión cuando Gisella Alejandra Pelegrina (33) comenzó a incursionar en el mundo de la danza. Sin embargo ella, que además de acompañante terapéutica es bailarina y profesora de flamenco, árabe y free dance, siempre posaba sus ojos en las personas con discapacidad convencida de lo mucho que tenían para brindar.

Su vida fue transcurriendo entre esas dos pasiones que, además, representan su modo de vida y que, después de muchos años, logró unirlas porque considera que se trata de dos caras de una misma moneda.

Gisella percibió que el mundo de la danza no está totalmente adaptado al de la discapacidad. Lo notó hace cinco años, aproximadamente, en plena actividad de su estudio de danza “La Maja” que, a partir de ahora, se denomina “La Maja academia de danzas inclusiva” y que se emplaza en Benegas, Godoy Cruz.

“Sigue siendo un tema difícil de instalar y al mismo tiempo muy necesario en estos tiempos. Cuando empecé era muy joven, y si bien tenía alumnas con algunas patologías, no indagaba demasiado, tal vez por desconocimiento”, relata Gisella en diálogo con Los Andes. Y agrega: “En una ocasión me invitaron a la escuela Hellen Keller, destinada a disminuidos visuales, y entendí que ese era mi mundo, que quería ir por ese lado a lo largo de mi vida y de mi carrera”.

Así las cosas, Gisella siempre tiene en alguno de sus grupos de baile a niñas con algún tipo de discapacidad y con quienes, según afirma, trabajar resulta siempre un placer por varios motivos. Los logros son increíbles, así como el clima de amor, respeto y felicidad que se va generando. Además, ella es orientadora de sala en el centro de día Trébol. Situado en Carrodilla, Luján de Cuyo, Trébol tiene modernas instalaciones destinadas a brindar servicios a toda persona que presente una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental.

“Mis dos funciones, la de acompañante terapéutica y profesora de danzas, se complementan perfectamente, se unen en muchísimos puntos. Por eso estoy segura de que incluir es el único camino. Días atrás, llegó una mamá con su pequeña hijita, que presenta una dificultad, para que bailara y se integrara a nuestro grupo y me dijo que esperaba que no me desorganizara la coreografía”, relata.

La inclusión siempre está presente en la academia “La Maja”.
| Foto: José Gutierrez / Los Andes
La inclusión siempre está presente en la academia “La Maja”. | Foto: José Gutierrez / Los Andes

“Le expliqué que, muy por el contrario, ninguna coreografía se desarma ni se descompagina, que siempre resulta una gran alegría observar la felicidad y la creatividad que ponen de manifiesto todas las nenas en general y lo bien que suelen expresarse a través de algo tan corporal como la danza en todas sus formas”, puntualiza.

“Jamás me baso en una coreografía, sino que creo que todos nos complementamos y aprendemos mutuamente del otro, más allá de las capacidades. La idea es que todos tengamos empatía, podamos sentirnos cómodos y pasarla bien”, reflexiona.

Esta entusiasta profe insiste: felicidad, creatividad, alegría. Todo eso se vuelca en un espacio de arte. “No importan las capacidades; es de lo de menos”, aclara Gisella.

“Por eso el estímulo es fundamental, más allá del acompañamiento. Las funciones del cuerpo son mágicas y cuando se acerca alguna persona con discapacidad solemos trabajar en forma conjunta con las familias, que en general tienen gran conocimiento y forman grandes equipos con otros profesionales de la salud”, advierte.

Y suma: “En definitiva, muchas veces la danza representa una terapia con resultados sorprendentes”.

Un aniversario especial

La temática de la inclusión será uno de los enfoques principales que abordará Gisella Pelegrina el próximo lunes 7 de agosto, cuando se lleve a cabo el evento por la conmemoración de los 10 años de la academia.

Será a las 21 en el teatro Plaza, con 70 artistas en escena, algunos de ellos, como no podía ser de otra manera, con distintas patologías y que demuestran grandes dotes en flamenco, zumba y danza árabe, entre otros.

De hecho, estarán presentes los integrantes del centro de día Trébol, donde ella desarrolla su actividad y también miembros del centro de día Thadi, ambos como invitados especiales de la noche.

“Tiraremos la casa por la ventana y hablaremos de inclusión. Mi papá me acompaña en este proyecto que es integral, porque no se trata solamente de modificar el logo agregando esta palabra tan importante que es la inclusión, sino que conlleva gestiones y conversaciones con la municipalidad de Godoy Cruz, que nos brindó todo su apoyo, por ejemplo, para adaptar baños y salas”, enumera Gisella.

Para ella, un tallerista debe abarcar y contener de manera profesional a cada una de las futuras bailarinas, aunque, en realidad, eso no resulta suficiente cuando se trata de discapacidad. Dicho de otro modo, explicó que a nivel edilicio también se deben buscar alternativas para que nadie quede fuera de juego.

Por otro lado, en medio de todos los preparativos que genera esta iniciativa, Gisella también decidió comenzar a generar conciencia respecto de la importancia de que los aplausos se realicen en lenguaje de señas.

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Foto: José Gutierrez / Los Andes

“Sobre todo es para no dañar a las personas con trastorno del espectro autista. Tengo dos alumnas con esa condición y los ruidos intensos les provocan crisis”, comenta. “Muchos desconocen que se puede aplaudir con lenguaje de señas y, al menos en nuestro espacio, deseamos que así sea y estamos trabajando en eso”, anticipa.

Marca personal

Nacida el 25 de septiembre de 1989, Gisella es hija de Alejandro Pelegrina, que trabaja en la minería, y de Teresa Bravi, ama de casa. Tiene un hermano menor, Ezequiel. Desde muy pequeña amaba bailar y expresaba con su cuerpo todas sus sensaciones.

Fue entonces cuando su mamá decidió llevarla a probar a un estudio de danzas de su barrio, en Godoy Cruz, donde finalmente concurrió durante muchos años. A los 16 logró su título de profesora y dictó clases un tiempo en ese mismo lugar en una enriquecedora experiencia que le brindó sus primeras armas.

“A veces cuento que empecé mi carrera a los tres años de edad”, confiesa, mientras ríe a carcajadas. En definitiva, no deja de ser cierto. Tras finalizar sus estudios secundarios en la escuela 4-162 Maestro Alfredo Bravo, también de Godoy Cruz, supo que se inclinaría hacia el mundo de la discapacidad.

Fue así que se anotó en el profesorado de Mentales y Motores en el Instituto Superior Santa María Goretti, en Luján de Cuyo, para luego abrirse camino hacia la diplomatura de Acompañante Terapéutico, que cumplió en la Universidad Juan Agustín Maza.

Cuando tenía 25 años, logró su sueño de abrir su propia academia, algo que cristalizó con esfuerzo el 1 de julio de 2013 en la calle Bogotá 1249. “Siempre en Godoy Cruz”, define con satisfacción. Muchos aspectos se modificaron durante esa década y la inclusión de las personas discapacitadas, sin dudas, fue uno de ellos.

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