Ballet; Tragedia

La trágica historia de los bailarines del Teatro Colón que murieron en un accidente de aviación.

Norma Fontenla y a su lado, sonriente, José Neglia. (Archivo / Diario 26)
Norma Fontenla y a su lado, sonriente, José Neglia. (Archivo / Diario 26)

10-10-1971 (Tragedia)

Norma Fontenla 28-06-1930 (N) 10-10-1971 (M) 41 as.

Y ya el aforismo inicial...

“Una muerte repentina parece más muerte”.

El 10 de octubre se conmemora el Día Nacional de la Danza, en homenaje a los bailarines del Teatro Colón, fallecidos en una de las peores tragedias aéreas, ocurrida justamente el 10 de octubre de 1971.

Ese día, un accidente de aviación, provocó la muerte de nueve bailarines, pertenecientes al elenco estable del Teatro Colón.

Se dirigían a la ciudad de Trelew, para presentarse en el Teatro Español.

El avión se deslizó sobre la pista del Aeroparque.

Era alrededor del mediodía de ese 10 de octubre de 1971.

Tras levantar vuelo, el piloto enfiló hacia el Río de la Plata. Luego tomaría rumbo a la sureña ciudad de Trelew.

Junto a él, en el asiento del copiloto, viajaba el bailarín José Neglia.

Apenas habían transcurrido unos minutos del decolaje, el piloto advirtió que había fallas en el aparato.

Así lo comunicó a la torre de control, ordenándosele retornar a la estación aérea.

Inició la maniobra y cuando estaba en pleno giro, notó que el avión perdía altura rápidamente y que sería difícil alcanzar el Aeroparque.

Finalmente el aparato se precipitó sobre las aguas del Río de la Plata.

Mientras la angustia envolvía a todos los que iban conociendo la noticia, vanos fueron los esfuerzos por rescatar con vida a esas personas. No hubo sobrevivientes.

Después llegarían el dolor y más tarde, la resignación.

Las infortunadas víctimas de ese accidente habían actuado apenas horas antes, en el teatro Coliseo, en una función destinada a espectadores de menos de 25 años.

Gran cantidad de niños pudieron ver por última vez en un escenario, las exhibiciones que brindaron los bailarines, de “La Muerte del Cisne”.

La noticia, conmocionó especialmente al ambiente artístico. El trágico accidente, había truncado la vida de dos de los mejores bailarines argentinos: Norma Fontenla y José Neglia.

Además perdieron la vida en ese accidente 4 bailarines y tres bailarinas.

De los 9 integrantes del elenco la de mayor edad, era Norma Fontenla, que tenía 41 años.

Este viaje, formaba parte de un plan de giras, que auspiciaba una empresa privada y que ya había llevado a bailarines del Colón, por distintas provincias.

Es preciso señalar aquí, que la difusión del ballet en el país durante aquellos años, había llegado a un nivel superlativo.

El acceso gratuito a los espectáculos, no sólo en el interior, sino también al aire libre en Buenos Aires y en funciones matinales los domingos para chicos y adolescentes, habían provocado un fenómeno que no iba a volver a repetirse, hasta muchos años después.

Norma Fontenla y José Neglia, eran las dos figuras principales del ballet del Teatro Colón y habían colaborado para que la danza llegase a todos los niveles.

El ballet argentino se vistió de luto.

De hecho, durante el velatorio, en el Salón Dorado del Colón, unas 3500 personas asistieron a despedir a los artistas.

La desgracia trajo como rebote, un retroceso en el nivel del ballet de nuestro país, que perdió físicamente a sus figuras más rutilantes.

Además afectó, no haría falta aclararlo, a las familias de los bailarines desaparecidos, porque cada muerte de un ser humano, suele significar varias muertes espirituales.

Ese fue, para muchos que no viajaron, uno de esos días que se cerraron para no abrirse. Porque en muertes cercanas vamos muriendo…

Han surgido, nuevos y magníficos bailarines, dignos del aplauso público. Pero nada podrá hacer olvidar a aquellos artistas que perdimos en ese penoso episodio.

Y lo prueban esas humildes flores que aparecen permanentemente, junto al monumento que perpetúa sus memorias en la plaza Lavalle, frente al Teatro Colón.

La obra escultórica pertenece a Carlos de la Cárcova y representa a los bailarines Noma Fontenla y José Neglia.

Pasaron, más de 40 años de la desaparición física de aquellos artistas que ofrecían magia desde un escenario.

Sin embargo el recuerdo sigue tan vivo como ayer, descubriendo ausencias, entre pasos y acordes alados, que nos invitan a una Danza interminable, que el devenir del tiempo, no podrá borrar.

Y ya el af. final

“La muerte de los grandes artistas no es una muerte individual”.

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