El portavoz de la Guardia Costera filipina, Jay Tarriela, indicó en un comunicado que la barrera, colocada cerca del atolón de Scarborough (Bajo de Mansiloc), en el mar de China Meridional, suponía un peligro para la navegación, lo que vulnera las leyes internacionales.
“También dificulta la pesca y medios de vida de los pescadores filipinos en BDM (Bajo de Mansiloc), que es parte integral del territorio filipino”, manifestó Tarriela.
En declaraciones al canal filipino ANC, Tarriela precisó que los guardacostas acudieron el lunes en barcas para aparentar que eran pescadores y cortaron el ancla y la red que impedía el paso a una laguna en el atolón. La barrera quedó entonces a la deriva y sin cortar el acceso al atolón y buques chinos recuperaron la red, según el portavoz filipino.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin, indicó ya el lunes que el atolón de Huangyan Dao, el topónimo chino para Scarborough, siempre ha pertenecido a China y que su país que tiene “soberanía indiscutible” sobre el área. “China defiende firmemente la soberanía y los derechos e intereses marítimos de la isla Huangyan”, reaccionó Wang este martes y añadió: “Aconsejamos a Filipinas que no provoque problemas”.
Los guardacostas filipinos acusaron el pasado domingo a buques chinos de bloquear con la “barrera flotante” de unos 300 metros de largo a sus pescadores en aguas disputadas en el atolón de Scarborough, que se encuentra dentro del área económica exclusiva de Filipinas.
China ocupó el atolón de Scarborough en 2012 y bloqueó la entrada a los pesqueros chinos, pero relajó la prohibición cuando el expresidente filipino Rodrigo Duterte inició un acercamiento a China en 2016. Sin embargo, el nuevo presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., ha fortalecido los lazos en defensa con Estados Unidos y ha elevado las críticas a Pekín por las reclamaciones soberanistas en el mar de China Meridional.
Las autoridades chinas reclaman casi la totalidad del mar de China Meridional, incluidos los archipiélagos Paracel y Spratly, una reivindicación que se choca con las áreas económicas exclusivas de 200 millas, tal como indica la legislación internacional, de países como Filipinas, Vietnam y Malasia.
Pekín alega razones históricas, pero en 2016 la Corte Permanente de Arbitraje dio la razón a Manila en su denuncia contra las reivindicaciones de las autoridades chinas, decisión que la potencia asiática se negó a acatar.
Las tensiones entre China y Filipinas han aumentado en los últimos meses, y la semana pasada el Gobierno de Filipinas aseguró que sopesa presentar una nueva queja ante la Corte Permanente de Arbitraje, en esta ocasión por la pérdida de coral en aguas disputadas, de lo que acusan a buques chinos.