La experiencia del mendocino Pablo Vergara, toda una vida dedica al tenis

Desde las canchas de Murialdo en los años 90 hasta su actual residencia en el prestigioso Andino Tenis Club, la vida de Pablo Vergara ha estado inextricablemente ligada al mundo del tenis. Iniciándose como jugador a la tierna edad de 9 años, su pasión por este deporte lo llevó a culminar su carrera como jugador profesional en Francia durante la década de los 90.

Sin embargo, su verdadero legado no reside en sus logros como jugador, sino en su incansable labor como profesor y formador de tenistas. Durante los últimos 25 años, Pablo ha dedicado su vida a perfeccionar el arte de enseñar tenis, convirtiéndose en mentor de destacados talentos como Federico Welschi, Facundo Flores, Valentina Parrilla, y muchos otros. Su academia es reconocida por ser la cuna de jóvenes promesas del tenis argentino, con nombres como Lucas Cárdenas, Sofia Lozano, Federico y Karim Magnani, y los emblemáticos Lola Martínez, Santiago Villarroya, y Gaspar Martaux, quienes han alcanzado los primeros puestos en el ranking nacional bajo su tutela. Un caso importante es el de Genaro Bartolucci que viajará a Pre Wimbledon en San Pablo en abril próximo.

Pero Pablo no solo es un maestro del tenis, sino también un pilar fundamental en la vida de sus alumnos. Su compromiso va más allá de las canchas, brindando consejos tanto deportivos como personales, y siendo un apoyo invaluable para padres preocupados por la formación integral de sus hijos. Con una dedicación inquebrantable, Pablo no conoce de días de descanso ni de feriados, entregándose por completo a su pasión y a la formación de las generaciones futuras.

Su humildad y bajo perfil lo han convertido en una figura muy querida y respetada en el medio. Algunos lo llaman “el papá del tenis”, reflejando el profundo impacto que ha tenido en la vida de sus discípulos. Junto a un equipo de profesionales de excelencia, como Lautaro, Martín, Nicolás y Franco, Pablo ha creado un ambiente de aprendizaje y crecimiento basado en la calidad humana y el compromiso.

Además de ser un mentor y amigo para sus alumnos, Pablo es un gran esposo y padre. Junto a su esposa Claudia, ha formado una hermosa familia, apoyando activamente la vida deportiva de sus hijos Nicolás, Santiago y Pablito. En palabras de quien conoce su trayectoria de cerca: “Estoy agradecida a la vida de tener a mi lado una persona como Pablo. Un ser extraordinario”.

En resumen, la historia de Pablo es un testimonio del poder transformador del deporte y del compromiso inquebrantable de un hombre que ha dedicado su vida a inspirar y formar a las próximas generaciones de tenistas argentinos. Su legado perdurará en las canchas y en los corazones de aquellos que tuvieron el privilegio de ser sus alumnos.

La palabra de Pablo Vergara

“Hace muchos años que llevo en el tenis. Me apasiona mucho y la idea principal es brindarle a los chicos las herramientas necesarias para que puedan crecer con bases sólidas. Para eso contamos con un muy buen equipo de trabajo, el cual está siempre acompañando. El tenis en Mendoza ha venido creciendo en la provincia, aunque todavía faltan conseguir varias cosas, lo positivo es que vamos por el lugar correcto”, dijo el entrenador.