Javier Dellamaggiore: el famoso conductor prepara su retiro de la radio

El principal protagonista de las tardes de radio Nihuil es una de las voces más reconocidas de Mendoza. Aunque en plenitud, prepara su jubilación y su ¿definitivo? adiós a los medios.

Javier Dellamaggiore locutor de Radio Nihuil, en el programa  Hora Libre
Foto: Orlando Pelichotti
Javier Dellamaggiore locutor de Radio Nihuil, en el programa Hora Libre Foto: Orlando Pelichotti

Hablar ante el micrófono como si lo hiciera una persona cualquiera, pero con conocimiento de causa. Nunca parecer que se sabe más que el entrevistado. Hablar con respeto. Y, sobre todo, comunicar de la manera más sencilla. Aunque no sean diez, estas normas parecen un verdadero “decálogo del buen conductor radial”, y si nos ponemos a pensar en alguien que cumpla tales normas a rajatabla en el éter mendocino, ese es sin dudas Javier Dellamaggiore.

Convertido desde hace décadas en uno de los referentes de la radiofonía local, este cordobés de nacimiento ha dejado su marca de manera (casi) ininterrumpida en los medios locales, justamente gracias a un estilo en el que el alto profesionalismo se combina con una cordialidad que produce una inmediata cercanía con el oyente común.

Y a pesar de la vigencia que Dellamaggiore muestra con su hacer, especialmente con su labor en la conducción de Hora libre (en las tardes de radio Nihuil), este 2024 tiene anotado ya el posible punto final a esa carrera. Sucede que el también animador de programas de FM Ayer y exconductor de la mañana en Radio Jornada, tiene prevista para los próximos meses su jubilación. Una jubilación que le significará su retiro, aunque él mismo diga que le cuesta imaginarse fuera del diario trajín radial.

En estos momentos, Javier acaba de colgar los auriculares al término de una nueva entrega de su programa diario y se apresta a dialogar con Estilo. Hay una pequeña transformación en su hablar: está ahí su voz inconfundible, claro, pero la sutil musiquita de su tonada cordobesa aflora más que cuando está ante el micrófono. “Lo cordobés nunca se me fue. A mi familia sí, pero yo cuando salgo del aire me descontracturo. Y ni te cuento si paso unos días en Córdoba”, reconoce sin problemas.

–Estás transitando tus 48 años ante el micrófono. ¿Cómo te encuentra este presente, profesionalmente hablando?

–Muy bien. Pero también casi en el cierre de mi carrera, porque tengo 65 años y mi trámite jubilatorio ya está iniciado. Teóricamente será mi último año de radio. Yo empecé mi carrera el primer sábado de diciembre de 1976, en Radio Villa María. En 1979 pasé a LV16 radio Río Cuarto, hasta 1984, cuando me vine por un trabajo de un mes para la disquería Elior y me terminé quedando para siempre. Hoy estoy en Nihuil haciendo Hora libre, el mismo programa que hago desde 1990, que hice hasta 2010. Porque en 2011 me fui a trabajar a Rosario. Después volví, estuve en FM Ayer hasta 2018, y ahí retomamos Hora libre. Hasta el año pasado hacía un programa en Ayer de 18 a 20, pero ahora estoy vinculado a esa FM sin estar al aire. Y estuve en las mañanas de Jornada, de 7 a 10, hasta 2020.

Javier Dellamaggiore locutor de Radio Nihuil, en el programa  Hora Libre
Foto: Orlando Pelichotti
Javier Dellamaggiore locutor de Radio Nihuil, en el programa Hora Libre Foto: Orlando Pelichotti

–¿Ya pensás en este como tu año del retiro?

–Qué sé yo. Alguna cosa voy a hacer, no sé si streaming o podcast, o a lo mejor seguiré vinculado de alguna manera en la radio, pero ya no de lunes a viernes ni con horario fijo. La radio, la música, el micrófono, te tienen sujeto y atado al sistema. Hoy no me imagino un día sin laburar. También está otra cosa: tengo la suerte de contar con oyentes fieles desde hace muchos años, un grupo que me sigue. Incluso cuando estuve en Rosario había gente que me escuchaba de acá por internet. Los conozco desde que era joven y ellos son viejos como yo.

–¿En qué se parece y en qué es mejor el Javier de hoy que aquel de 1976 que debutó como locutor?

–Profesionalmente soy mucho mejor. Tengo una seguridad profesional dada por los años. Cuando se prendía la luz del aire antes había un momento de pánico, pero ahora es como si estuviera en mi casa, y eso te cambia. En eso soy muy superior, sin dudas. Además, me transformé en un conductor de radio con una mirada periodística, algo que yo no tenía. Antes era un conductor de programas de música. No reniego de eso, pero en Nihuil fui virando y terminé siendo un periodista, sin serlo. Soy locutor nacional y me metí en ese terreno del periodismo que ahora me gusta y creo que lo hago bien. No extraño nada del primer Javier, del joven. Me gusta más ahora.

–En otros tiempos, la tarde de las radios (hablamos de las AM) no era el segmento principal. Pero esa franja horaria se fue imponiendo. ¿Notás que los programas vespertinos son igual de fuertes?

–Antes no eran tan fuertes, es verdad. Los prime time son de 6 a 12en la radio AM. La tarde siempre fue la parte secundaria. Y hoy ya no, porque hacemos un producto muy parecido al de la mañana. Y aunque no tiene tanto encendido, es mucho mayor que el de hace unos años. Antes la radio en la tarde no existía.

–Comenzaste con la FM y seguiste con la AM. ¿Hoy se han ecualizado las radios de una y otra frecuencia?

–Hay una parte de las FM que se mudó a la AM y también a la tele. Algunos programas de TV son programas de radio con imagen. Y ahora la tele con el streaming se mete en la radio. El precursor fue Badía, que inventó un montón de cosas. Con Imagen de radio inventó lo que hacemos hoy, pero él lo hacía mejor.

–Los medios de comunicación hoy están en crisis. Para la radio, la competencia hoy parece ser el formato de streaming, que no es radio, pero tiene elementos de la radio. ¿Cuál es tu mirada al respecto?

–A la radio la mataron muchas veces. Cuando apareció la tele, creyeron que moría. Con el cable también decían que estaba muerta. Y ahora lo mismo con las plataformas de streaming. Yo creo que eso es para un nicho y que la radio se quedará con otro nicho. Hay una mudanza, sí, de oyentes que buscan algo en el streaming, y que nosotros en la radio no lo estamos haciendo. Pero no lo hacemos porque no es competencia, son públicos diferentes. El que escucha streaming no escucha radio, escucha eso. Yo no puedo ver el futuro, pero creo que el streaming va a ser un complemento de la radio.

–¿Qué es lo que debe tener un locutor-conductor-periodista para aspirar a una vigencia como la tuya?

–Yo siempre hablé como un tipo común. Nunca me presenté como el profesor de cualquier materia que se trate de la radio. Cuando no supe, llamé a alguien y le pregunté, y no le intenté mostrar que yo sabía de eso. Siempre me mantuve como un tipo normal, que tomó la radio como un laburo. Y trato de comunicar de la manera más sencilla, lo que ha hecho que nadie me putee por la calle y que los colegas respeten lo que hago. Porque trato de hacer un producto respetuoso, cuidar el aire. Me ayudó la sencillez y el tratar de ser “un tipo común con micrófono”, en la medida de lo posible sin ofender o entrar en batallas que no me interesa jugar. Otros estilos lo hacen, yo no. Si tuviera que volver a empezar haría exactamente lo mismo. También es importante conocer los límites. En algún momento, me han propuesto cosas que no hago. Por ejemplo, si me proponen subir al Frank Romero Day para conducir, digo que no: no lo sé hacer. Eso también me ha ayudado a ser respetado.

–¿Es difícil mantener esa línea?

–Yo trato de ser un tipo amable, de ser auténtico. Lo que escuchás en la radio soy yo. Todo lo que digo en la radio es lo que yo siento de verdad. Con los errores que pueda tener, pero no me fabrico un personaje. Sí puede ocurrir que uno comenta errores al aire, pero trato de que no me pase. Por ejemplo, en las entrevistas soy respetuoso, no pongo a nadie al aire para boxearlo, no me interesa tener una discusión al aire.

–¿Creés que las nuevas generaciones de locutores cuentan esas virtudes?

–Los chicos vienen con otro chip. Yo di clases en el Instituto Calle y noté que muchos de ellos lo único que querían era ser famosos, estar en la tele y que los conocieran en la calle. Era difícil explicarles que eso no se consigue de un día para el otro. Yo siempre decía a mis alumnos o a los que hacen pasantías: “Primero formate, leé los diarios todos los días. Tené una formación menos fuerte. No por tener voz linda y grabar un aviso está todo resuelto”. Llegar a un medio de comunicación es importante. Y el medio después te va “llenando el disco rígido”. Y vos tenés que saber usarlo.Eso se hace leyendo y mirando a la gente que hace bien las cosas. En Nihuil yo tuve a Carlos Marcelo Sicilia, que era un tanque. Hay que aprender de los que saben.

Javier Dellamaggiore locutor de Radio Nihuil, en el programa  Hora Libre
Foto: Orlando Pelichotti
Javier Dellamaggiore locutor de Radio Nihuil, en el programa Hora Libre Foto: Orlando Pelichotti

–¿Ves hoy en día a muchos que no son tan profesionales?

–A lo mejor es una cuestión generacional, pero uno a veces ve a gente en los medios y al aire, y uno se pregunta por qué los pusieron así. Claro, uno sabe si es porque ya está grande y protesta por todo, o si es porque realmente hay gente en los medios que no está capacitada. Por lo pronto, hay una generación que viene detrás de la mía que va a andar bien. No todos son malos, hay gente muy buena, como Julián Imazio, Analía Doña o Agustina Fiadino. Ellos van a ser el recambio.

–Volvemos al principio de la charla. ¿Qué te imaginás haciendo tras jubilarte?

–Primero, asumir el desafío de aprender a ser un jubilado. Pero hay planes dando vueltas de viajes. A mí me gusta viajar en auto y andar en moto. Ya me fui a Machu Picchu en la moto, me fui en auto hasta el límite con Colombia, hasta donde termina el camino en Chile. Como profesional, nunca me metí a la tele, más allá de una corta experiencia en cable: creí que no me daba el physique du rol. Hay demasiado ego en la tele y no sé si me lo bancaría. Pero tal vez eso sería una materia pendiente. Pero por lo pronto el plan es disfrutar de la vida como se pueda.

Javier Dellamaggiore: personal

Nombre: Javier Oreste Francisco Dellamaggiore

Fecha de nacimiento: 15 de mayo de 1958

Lugar: Arroyo Cabral (Córdoba)

Familia: la esposa Elaine (La Lali), los hijos Mariano y Antonella y la nieta Emma (hija de Mariano).

Hobbies y pasiones: Viajes, motos, bicicleta, y mirar series. Amante del cine italiano viejo.

“Las distracciones me quitaron la lectura. Quizá la pueda retomar cuando me jubile”.

Tareas cotidianas: Para lo manual soy “inútil todo terreno”.

Referentes en la profesión: Lalo Mir, Héctor Larrea, Cacho Fontana (el comercial, no el conductor), Juan Carlos Badía, Graciela Mancuso. De los locales: Carlos Marcelo Sicilia, Susana Fontemacchi, Oscar López Pájaro, Ariel Prado y Fito Sudden. ,Y por supuesto, Raúl Marín.

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