De ganancias y pérdidas

‘Ganar’ y ‘perder’ son dos de las palabras que más usamos, pero ¿qué se esconde realmente detrás de este par de conceptos?

Elecciones 2023. Urna en Argentina. (Archivo)
Elecciones 2023. Urna en Argentina. (Archivo)

Es época de elecciones y, entre las palabras que más usamos, seguramente figuran ‘ganar’ y ‘perder’. ¿Qué se esconde detrás de cada uno de estos conceptos?

Cuando abordamos el verbo ‘ganar’ en el diccionario académico, nos encontramos con que, dentro de sus posibles orígenes, se mezclan raíces góticas, germánicas, nórdicas y noruegas, con una confluencia de conceptos como “codiciar”, “cosechar”, “desear con avidez” y “mirar con ansia”.

Esa heterogeneidad original se evidencia en las múltiples acepciones, según los contextos. Efectivamente, los dos primeros valores significativos se vinculan con lo material: “Adquirir caudal o aumentarlo con cualquier género de comercio, industria o trabajo” y “obtener un jornal o sueldo en un empleo o trabajo”: “Ese emprendimiento le permitió ganar bastante dinero y pudo establecerse en pleno centro de la ciudad” y “¿Vas a ganar un sueldo digno en ese puesto?

Si se deja de lado la remuneración, pero se entra en el plano competitivo, ‘ganar’ es “obtener lo que se disputa en un juego, batalla, oposición o pleito”: “En ese juego de ingenio, es imposible ganarle por su agilidad mental y su memoria” y “En el pleito, no ha ganado la verdad sino la habilidad del defensor”.

Logros y ganancias

Cuando hay una guerra o se lucha por conquistar una plaza, una ciudad, un territorio, un fuerte se usa el verbo ‘ganar’: “Rápidamente, con una estrategia hábil, los enemigos ganaron las principales plazas”.

Sin entrar en el ámbito bélico, también se gana cuando se llega a un sitio o lugar que se pretende: “A pesar de la tormenta, los diestros andinistas lograron ganar la anhelada cumbre”. También metafóricamente, puede ‘ganarse’ la voluntad de una persona, si se la sabe captar: “Su respetuosa insistencia me conmovió y logró ganarme para aceptar su ofrecimiento”.

Otras veces, como fruto de una labor metódica, se ‘gana’ fama, crédito, gloria, aunque también, por antífrasis, mala reputación y odio: “Su trabajo incansable le ganó el respeto de sus colegas” y “Con su prepotencia e intolerancia, solamente ha ganado enemigos”.

Si se produce un proceso electoral, ‘gana’ el que consigue aventajar al resto de candidatos con los votos: “No siempre gana el mejor, sino el que supo conquistar al electorado a través de sus promesas”.

Entre las frases hechas con este verbo, hallamos ‘ganar de comer’, como equivalente a “sustentarse con el producto del trabajo”, además de ‘no ganar alguien para algo’, locución coloquial que da a entender que una persona padece con excesiva frecuencia una situación desagradable: “No gano para sustos con sus amenazas”.

La acción y efecto de ganar constituye la ‘ganancia’, que es sustituible por el sinónimo ‘utilidad’: “Obtiene pingües ganancias con ese negocio”. Pero, cuando la ganancia o provecho que se obtiene de algo es excesivo, se prefiere el término ‘lucro’.

¿Por qué ‘ganar’ es un término con connotaciones positivas? Lo es porque, en la mayoría de sus acepciones, se lo relaciona con la idea de ‘quedar victorioso’ o ‘tener éxito’.

Cuando se trata de ‘perder’

A la inversa, hallamos ‘perder’ que encierra, en todas sus acepciones, un concepto negativo: si digo, por ejemplo, “He perdido no solo las llaves, sino también el dominio de ese lugar”, la idea básica es “dejar de tener lo que se poseía”; si la afirmación es “Pierde el tiempo en actividades no fructíferas”, el concepto es el de malgasto, desperdicio.

Cuando hablamos de un juego, de una competencia, de un pleito, de una elección, ‘perder’ es no alcanzar aquello que se disputa; puede expresarse o no aquello que se pierde: “En este tiempo, ese corredor pierde cada carrera” y “Están tristes, porque han perdido en las últimas elecciones”.

Negativas son también aquellas acepciones que indican disminución del crédito o estimación que se tenía: “Ha ido perdiendo credibilidad entre sus coetáneos”.

También, la que señala que se falta a una obligación: “Los estudiantes han perdido el respeto por sus maestros”. Si se habla de un recipiente y se dice que ‘pierde’, se quiere significar que deja salir, poco a poco, su contenido: “No use ese bidón porque pierde por su base”.

Puede usarse ‘perder’ para señalar el extravío del rumbo, sin encontrar entrada ni salida: “Se han perdido en una zona montañosa alejada y solitaria”. Otro tanto ocurre cuando no se halla el modo de salir de una dificultad: “Estoy perdida porque no veo solución a mi conflicto”.

Negativas son las acepciones encerradas en expresiones como “Era imposible seguirlo en su discurso porque se perdía en argumentos falaces” (falta de ilación); asimismo, en la frase “Se perdió en el camino de la droga” (entrega a la vida disoluta) y en “Se ha perdido de amor por una mujerzuela” (arrebato por una pasión ciega).

Me detendré especialmente en locuciones formadas en el español americano, con ‘perder’: ‘No perder pie ni pisada’ da a entender que se vigila atentamente a alguien o que se va tras él y se lo acompaña en todo momento; ‘perder como en la guerra’ equivale a sufrir un revés o un fracaso rotundo; ‘perder güiro, calabaza y miel’ o ‘perder el caldo y los huevos’ son sinónimos de quedarse sin nada; ‘perder la cobija’ significa quedarse calvo; ‘perder el piso’ significa quedar desconcertado o sin saber qué hacer; ‘perder prenda’ es igual a no decir o hacer algo en el momento oportuno; ‘perder la tabla’ se dice para indicar que alguien ha perdido la compostura o que una persona ha perdido la libertad bajo palabra; ‘no perderse ni la corrida de un catre’ señala que una persona asiste a todo evento o acto al que lo inviten; ‘no perderle el ojo’ a alguien quiere indicar que se lo vigila atentamente; ‘perder el bus’ señala que una persona ha quedado retrasada en algo.

En Chile y Uruguay y en el ámbito del fútbol, decir ‘perdérselo’ es igual a decir que se falla la ocasión de convertir un gol.

Para concluir, dejamos como invitación a la reflexión, estos pensamientos: ‘Ganar es no tener miedo de perder’ y ‘A veces se gana, a veces se pierde, pero siempre se aprende’.

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