El pacto del 25 de Mayo y la educación

A la propuesta presidencial quizá se le pueda sumar la adopción de políticas educativas modernas y comprometidas para el desarrollo nacional.

El presidente Javier Milei dio un encendido discurso ante la Asamblea Legislativa en el Congreso. Foto: Federico Lopez Claro
El presidente Javier Milei dio un encendido discurso ante la Asamblea Legislativa en el Congreso. Foto: Federico Lopez Claro

El presidente de la Nación, Javier Milei, acaba de proponer a la clase política un pacto representativo y reordenador al que ha llamado “del 25 de Mayo”, pacto honesto y ajeno a los arreglos espurios basado en diez puntos.

Seguramente debido a la formación profesional del Presidente, nueve de ellos conciernen al aspecto económico de la Nación y uno al quehacer político.

Seguramente también, porque los problemas de índole económica aquejan de manera dramática a la población desde hace muchísimos años y compromete el futuro de nuestra patria.

Quisiera recordar a Alberdi, inspirador del Presidente cuando en la introducción a su magna obra “Bases y Puntos de Partida…”, fundamento de la Constitución de 1853, y principio filosófico del quehacer presidencial, explica su lema

“Gobernar es poblar” como “poblar es educar, mejorar, civilizar, enriquecer y engrandecer rápida y espontáneamente…”

Coloca en su frase, llamativamente y en primer lugar la palabra educar, proceso que hoy, con el auge de la “economía del conocimiento” cobra urgente actualidad.

Por tanto y siguiendo su inspiración y desde el humilde lugar de un ciudadano “de a pie” propongo incluir un punto adicional y no menos importante en la agenda del “Pacto del 25 de Mayo”: La adopción de políticas educativas modernas y comprometidas para el desarrollo nacional.

Dichas políticas tendrían que ver, por lo menos, con una educación para el trabajo, para el desarrollo científico, artístico, de civismo y moral.

Que comprometa a una formación y evaluación permanente de los docentes; de exigencia para el alumnado de tal modo que se olvide el criterio facilista y “divertido” de la educación, pues siendo ésta una preparación para la vida, debe formar a los niños y jóvenes para la vida laboral que es competitiva y exigente.

Que elimine de raíz el adoctrinamiento político en la formación y labor de los docentes y de los alumnos.

Sin educación, todo intento de desarrollo es imposible en la actualidad, por tanto, considero obligante el tratamiento de altísimo nivel de este tema si queremos como lo afirma el Presidente, llevar a la Argentina al nivel de potencia en el futuro.

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