El gesto que esperaban muchos argentinos

Debe celebrarse y rescatarse el gesto que dieron el Papa y el Presidente de la Nación con su emotivo abrazo y posterior encuentro. Sin duda, una reconciliación en la que sobresalió la bondad y actitud cristina del Pontífice ante el gesto de humildad que expresó el primer mandatario argentino.

El mensaje del Vaticano y los temas que hablaron en la reunión Milei y el Papa.
El mensaje del Vaticano y los temas que hablaron en la reunión Milei y el Papa.

El reciente encuentro entre el papa Francisco y el presidente Javier Milei excedió claramente los aspectos protocolares y dejó abierta la puerta para un entendimiento de las partes que muchos venían reclamando en la Argentina.

Desde antes de la campaña electoral previa a su elección como Presidente, Javier Milei tuvo una actitud muy crítica hacia el Pontífice argentino, tanto en lo religioso (llegó a decir que era el representante del Maligno en la Tierra) como por su supuesta inclinación política.

Obviamente, del lado de la Iglesia no tomaron nunca con agrado dicha animosidad, lo que generó una tirantez manifiesta por parte de obispos y sacerdotes argentinos en general.

La ceremonia de canonización de Mama Antula, la primera santa argentina para la Iglesia Católica, permitió que Milei y su comitiva estuviesen presentes en la Basílica de San Pedro para participar de tan tocante ceremonia.

Fue allí donde, dejando de lado aspectos protocolares, el Papa se acercó hacia Milei y sus acompañantes y protagonizaron un encuentro muy amable, lleno de gestos cordiales, que demostró la predisposición de ambos para dejar atrás los mencionados desencuentros.

Fue antesala de la reunión, al modo de audiencia papal, que un día después mantuvieron Francisco y Milei como jefes de Estado.

Obviamente, hubo allí interés del Papa argentino por conocer aspectos de la situación actual en el país.

El presidente Milei, a su vez, explicó los alcances de su propuesta de gobierno.

Desde todo punto de vista este claro gesto de distensión es altamente satisfactorio para la Argentina.

En primer lugar, porque confirma una tendencia diplomática del nuevo gobierno que ya se pudo advertir, incluso, antes de la asunción del 10 de diciembre: estrechar vínculos en general y dejar de lado tensiones innecesarias.

Y por el lado de Francisco, cumplió largamente con preceptos cristianos basados en el perdón y la misericordia.

Lo que no debe interpretarse alegremente es algún tipo de aceptación o rechazo por parte del Papa de plan económico que lleva a cabo la nueva administración argentina. Es algo que no le corresponde abordar al titular de la Iglesia en su condición de jefe del Estado Vaticano. Sólo como pastor sí tiene derecho a pedir que, dentro de los alcances de la gestión de gobierno, se contemple la situación de los más necesitados social y económicamente. Inquietud que la Iglesia expresa con respecto a cualquier región del mundo.

En esa línea, y luego de una fuerte advertencia que los obispos argentinos realizaron previo a la visita del Presidente al Papa, el Ministerio de Capital Humano decidió renovar un acuerdo con la organización Cáritas Argentina, dependiente de la Iglesia Católica, por más de 300 millones de pesos para la compra de alimentos para sectores vulnerables.

Por lo tanto, debe celebrarse y rescatarse el gesto que dieron el Papa y el Presidente de la Nación con su emotivo abrazo y posterior encuentro.

Sin duda, una reconciliación en la que sobresalió la bondad y actitud cristina del Pontífice ante el gesto de humildad que expresó el primer mandatario argentino.

La buena intención del Papa y el Presidente argentino representó el sentimiento de muchos y marcó el camino para terminar con estériles posturas políticas que sólo conducen al deterioro social que sufre el país.

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