¿Cambiará la suerte de Julieta Silva? Las cinco claves del caso Fortunato

La Corte provincial decidirá la próxima semana el futuro de la mujer, condenada a tres años y nueve meses por la muerte del rugbier.

¿Cambiará la suerte de Julieta Silva? Las cinco claves del caso Fortunato
¿Cambiará la suerte de Julieta Silva? Las cinco claves del caso Fortunato

El futuro de Julieta Silva tras ser condenada por la muerte de Genaro Fortunato (25), el rugbier atropellado a la salida de un bar en San Rafael el 9 de septiembre de 2017, está en manos de la Corte provincial, que tratará el próximo martes las apelaciones presentadas por la la Fiscalía de Homicidios y por el defensor Alejandro Cazabán.

En septiembre pasado, la novia de Fortunato fue condenada a tres años y nueve meses de prisión y a ocho años de inhabilitación para conducir por el delito de homicidio culposo agravada. 

No obstante, las posiciones opuestas entre el fiscal Fernando Guzzo y el defensor de Silva, Alejandro Cazabán, deberán ser definidas por la Sala Penal II, presidida por José Valerio y conformada por Mario Adaro y Omar Palermo.

Las cinco claves del caso Genaro Fortunato:

1. ¿Dolo eventual o culpa?

Durante el juicio se manejaban dos posibles catátulas: homicidio simple con dolo eventual, es decir que Julieta arrolló a Genaro sin evitar matarlo, y homicidio culposo (accidente). Silva recibió finalmente una condena por este último delito, pero el fiscal Guzzo casó la sentencia y dijo que "lo central del planteo es que no fue un homicidio culposo".

Para él, se trataría de un homicidio con dolo eventual, cuya pena es de 8 a 25 años de cárcel.

Por su lado, Cazabán solicitó la absolución de su clienta o bien que se baje la pena establecida por los jueces Rodolfo Luque, María Eugenia Laigle y Julio Bittar.

El martes próximo se revisará el fallo que pesa sobre la mujer, que actualmente cumple en su casa la condena. Además de analizar los distintos pedidos de casación, se podrá escuchar los argumentos de todos.

2. La madrugada de la tragedia

En la madrugada del 5 de septiembre de 2017, Silva y Fortunato salieron a bailar al bar La Mona, de San Rafael. Salieron alrededor de las 5 de la mañana bajo una intensa lluvia. Genaro, según las cámaras de seguridad, estaba ebrio. Ella había tomado alcohol, pero en menor cantidad.

Ambos mantuvieron una acalorada discusión al dirigirse al auto que estaba estacionado sobre calle El Chañaral. Julieta tomó el mando, pero Genaro intentó disuadirla desde afuera del vehículo. Cayó al suelo segundos más tarde, tras correr a la par del vehículo.

Según las pericias, la imputada salió con su auto que estaba estacionado en el carril derecho, hizo 150 metros, giró en "U" y volvió en dirección a la ruta. El chico estaba en el piso reponiéndose y es ahí cuando ella lo atropelló y lo arrastró más de tres metros hasta que se detuvo.

Sin lentes, alcoholizada, con la visibilidad reducida por la nocturnidad y el alumbrado público defectuoso, con llovizna y niebla, con la calzada mojada, con los vidrios polarizados y empañados, Julieta se volvió a buscar a Genaro "por algún motivo" que no se pudo aclarar. Cuando se bajó vio el cuerpo de su novio sin vida en medio de la calzada: le había aplastado la cabeza.

Los peritajes toxicológicos realizados al cuerpo del rugbier indicaron que al momento del hecho tenía 1,8 de alcohol en sangre, mientras que la mujer 0,8, cuando el máximo permitido para manejar es de 0,5.

3. El proceso judicial contra Julieta

En una primera instancia, la fiscal Andrea Rossi imputó a Julieta Silva por "homicidio doblemente calificado por el vínculo de pareja y su comisión por alevosía y en concurso ideal", por lo que quedó detenida y fue trasladada a la penitenciaría de San Rafael.

Una serie de pericias determinó que Silva padece astigmatismo de -3 en ambos ojos, algo que la obligaba a utilizar anteojos para conducir. Más tarde se constató que la muchacha no tenía una visión óptima en el vehículo por las condiciones climáticas de aquella fatídica noche.

La audiencia judicial finalmente cambió la imputación de "homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía" a dos posibles nuevas catátulas: homicidio simple con dolo eventual y homicidio culposo (accidente). Por este último, Julieta Silva fue condenada. Logró prisión domiciliaria.

4. "Atropellé a alguien, no lo vi"

En su momento, la estrategia de la defensa de Silva apuntó a que la muerte de Fortunato fue un accidente. La incapacidad oftalmológica de Julieta (no llevaba sus anteojos para manejar aquella madrugada), la escasa luminosidad de la zona y la lluvia fueron algunos de los indicios para convertir todo eso en una prueba robusta.

El llamado al 911 que realizó Silva la madrugada del 5 de septiembre mantenía esta versión. En el diálogo se la podía escuchar visiblemente conmocionada. “Atropellé a alguien, no lo vi, no lo vi. No te la puedo creer”, exclamaba, al pedir una ambulancia.

5. "No hizo nada para evitar el desenlace"

La posición de los abogados de la familia Fortunato (con Tíndaro Fernández a la cabeza) intentaron demostrar que no fue un simple accidente de tránsito, como decían Silva y su abogado Cazabán.

La versión de un cuidacoches que había sido testigo de la madrugada fatal en San Rafael resultó crucial para la querella. Declaró que pese a que le hizo señas para que ella se detuviera, Silva eligió seguir adelante y no varió el curso de su trayecto.

También se habló de 6.000 mensajes de WhatsApp recuperados de los celulares de ambos -condenada y víctima- que demostraron que sí existía una relación de pareja estable, no casual.

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