Vóley: de la mano de Don Julio

La Selección Argentina cerró su participación el último fin de semana en Córdoba bajo la conducción de Velazco, con un rendimiento excepcional.

Luego de haber comenzado el torneo con 5 derrotas en 6 partidos jugados como visitante en Rusia e Irán, la Selección Argentina se recompuso con un cierre a muy alto nivel en el Orfeo de Córdoba. Aquellas caídas fuera del país demostraron que su déficit más importante seguía estando en bloqueo/defensa.

Para el primer weekend el entrenador Julio Velasco había anunciado una serie de cambios de jugadores que no estarían por diversos motivos. Entre ellos, el atacante Facundo Conte, una de las grandes figuras del plantel albiceleste, que decidió tomarse un año de descanso. Por su parte, el armador Nicolás Uriarte, se mantuvo al margen ratificando su renuncia del año pasado a los Juegos Olímpicos.

El técnico también decidió prescindir de los servicios del opuesto sanrafaelino, José Luis González, al menos por este año.

Variantes con objetivos claros del entrenador, que tiene la mira en el Mundial del año próximo, siendo el 2017 el primer año del ciclo olímpico Tokio 2020. En este lapso buscará las mejores opciones y ello se vio en la primer fin de semana de la Liga, donde el opuesto fue Santiago Darraidou y el armador titular, Demián González.

Si bien Argentina ganó un partido en seis juegos, sólo en dos de ellos, ante Rusia y Francia, tuvo un bajo porcentaje de volumen de juego.

Más allá de esas derrotas, fue creciendo, algunos jugadores se fueron afianzando como es el caso de los puntas receptores, Alejandro Toro y Cristian Poglajen.

Mejor en casa

El regreso de Luciano De Cecco, uno de los más viejos en este plantel junto a Conte, otorgó precisión en el armado y la distribución que sin lugar a dudas le han permitido a la Selección un juego más efectivo y con notables variantes.

Está claro que el aporte del rosarino no sólo está en el  armado, es que además de ser el capitán del equipo, le permiten al equipo una mayor actitud. Situación que se contagia al grupo y una manera de verlo en números fueron el ataque y defensa de Alejandro Toro, Nicolás Bruno, Cristian Poglajen  o de Alexis González (líbero) y la eficacia que los centrales Pablo Crer y Sebastián Solé. Al igual que el juego de Martín Ramos que ocupó el lugar de opuesto y brilló.

Se le ganó a Brasil después de 17 años y por primera vez en la Liga Mundial. No es un dato menor y es aquí, donde pesa la mano de Julio Velasco. Su enorme capacidad intelectual en el juego de grupo. Y se vio claramente este fin de semana en Córdoba.

Julio Velasco cumple su tercera temporada en la Selección, sin dudas es un entrenador que traza puentes con sus conceptos deportivos/filosóficos, con consignas elocuentes y una línea de trabajo sobria y que abarca desde lo formativo  al equipo mayor.

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