Vio nacer al Arsat 1 y ahora se capacita en ingeniería espacial

Participó de los inicios del satélite argentino y siguió orgulloso el lanzamiento desde los EEUU. Allí, en la cuna de la industria aeroespacial, está haciendo una maestría durante 2 años.

Vio nacer al Arsat 1 y ahora se capacita en ingeniería espacial
Vio nacer al Arsat 1 y ahora se capacita en ingeniería espacial

Andrés Villa (36) trabajó desde 2008 hasta 2014 en Invap, la empresa que diseñó y armó el Arsat 1. El ingeniero estuvo a cargo del simulador dinámico del satélite y, luego, de un equipo que tenía que validar los programas de vuelo.

Sin embargo, el 16 de octubre, cuando finalmente fue lanzado al espacio, él estaba en una clase en Estados Unidos, a la que confiesa que casi no prestó atención porque siguió el despegue desde el fondo del aula, con su notebook.

“Veía al Ariane-V, listo para despegar, con el esfuerzo de cientos de personas puesto ahí. Sólo podía pensar en todo el trabajo que se llevó a cabo, recordar a toda la gente que participó en el proyecto y el tiempo que llevó lograr fabricar en Argentina un satélite para una órbita geoestacionaria. Todo tenía que salir bien.

Era el momento histórico que nos pondría en un selecto grupo de países que tienen la capacidad de poder hacer algo así. Hoy somos uno de ellos”, relata a la distancia sobre un momento que califica como “increíble, prácticamente indescriptible”.


Las películas y las publicaciones de la NASA hicieron que desde muy pequeño Andrés se interesara por la exploración espacial. De hecho, le decía a su familia que él iba a construir un robot para mandar al espacio.

Empezó con lo más parecido a la robótica que encontró en la provincia y así estudió Ingeniería en Computación en la Universidad de Mendoza. Pero además, buscó textos específicos para profundizar en un tema que le apasionaba: el espacio exterior.

En el último año de la carrera, se sumó como ayudante de investigador del ingeniero Enrique Puliafito, en el Instituto para el Estudio del Medio Ambiente. Allí, procesó datos provenientes del UARS -un satélite de la NASA- y los comparaban con mediciones realizadas en la Tierra. En ese momento, vislumbró que en la industria satelital estaba su lugar.

En noviembre de 2008 ingresó a Invap, en Bariloche, para encargarse del simulador dinámico del Arsat 1. Este aparato, detalla, se utiliza en varias etapas de la misión para entrenar a los operadores del satélite y para simular las maniobras que se van a ejecutar antes de hacerlas en el artefacto real.

Cuando armó el equipo de trabajo se trasladó a la sede de la empresa en Buenos Aires, donde participó en el desarrollo de los modelos que se utilizan para validar que el software de vuelo funcione correctamente.

Su aporte al proyecto Arsat 1 terminó en 2012 y entonces comenzó a trabajar en otro satélite, de investigación, el Saocom 1A.

Sin embargo, se tomó una licencia de dos años en Invap cuando obtuvo una beca de la Jefatura de Gabinete de Ministros para especializarse en Ingeniería Aeroespacial. Actualmente está cursando una maestría en la Universidad Politécnica del Estado de California.

El mendocino explica que se está enfocando en vuelo en formación, que considera el futuro de las nuevas misiones espaciales. Esto es, el envío de varios satélites de mucho menor tamaño -en vez de uno solo- que trabajan en equipo. La ventaja de este sistema es que si uno falla resulta mucho menos costoso reemplazarlo.

“Estoy en San Luis Obispo, una pequeña ciudad de 45 mil habitantes en la costa oeste de Estados Unidos que se encuentra a tres horas de Los Angeles y a 4 horas de San Francisco.

El lugar en donde está ubicado es una zona vitivinícola, con el mismo cordón montañoso que forma la cordillera de Los Andes, por lo que hay muchos lugares que me traen recuerdos de nuestra hermosa provincia de Mendoza”, describe sobre el sitio en donde vive con su novia Yanina, quien también está estudiando en “Cal Poly”.

Pero si bien indica que Estados Unidos es un lindo lugar y reconoce que muchos desearían vivir allá, plantea que tiene que volver por contrato y además desea hacerlo. Andrés comenta que quiere regresar a la Argentina para cambiar ciertas cosas y considera que la única forma de solucionar un problema es afrontarlo.

“Dicen que cuando despertamos sólo tenemos algunos segundos para recordar lo que soñamos la noche anterior, pero cuando el sueño se repite una y otra vez es imposible ignorarlo. Hacer una maestría en Ingeniería Aeroespacial en Estados Unidos es mi gran sueño, y hoy estoy aquí para cumplirlo”, sostiene este mendocino que siente que cuando duerme pierde valioso tiempo de su vida, pero que también dedica parte de su día a otro de sus disfrutes (además del estudio): la cocina.


Colaboración: Carla Romanello.

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