Hace algún tiempo, una publicidad televisiva puso de manifiesto esta tendencia que en Mendoza parece no encontrar todavía arraigo, ya que su impacto ha sido escaso aún. Se trata de un nuevo trago, que mezcla el vino con la bebida cola más famosa.
Y si bien en algunos puntos del país, sobre todo en Córdoba, la costumbre de mezclar gaseosa con vino -como el famoso "champán cordobés", a base de vino blanco y bebida de limón- ya es de larga data, esta combinación si se quiere exótica todavía no se ha hecho eco por estas tierras y hasta se la considera de mala calidad.
Durante la semana que pasó, el diario The New York Times llevó el tema a su tapa: el vino con coca es furor en Nueva York y se toma en los locales más exclusivos de la ciudad. La herencia habría venido desde España y más precisamente desde el País Vasco, donde el kalimotxo o calimocho se habría originado.
En una nota publicada por el diario español El País se cuenta la presunta historia de este trago que no tiene tantos años como uno puede imaginar. Cuentan que en 1972 una cuadrilla, encargada de organizar la única fiesta multitudinaria permitida por los resabios del franquismo, compró 2.000 litros de un vino proveniente de La Rioja, el cual estaba picado.
Antes de tirarlo, y para que no se desperdiciara, los hombres probaron mezclándolo con Coca Cola y el resultado fue un éxito. Se supone que los autores de este trago fueron dos miembros de dicha cuadrilla apodados Kalimero y Motxo, y de la unión de estos dos nombres nació la denominación de esta extraña (para el exigente paladar mendocino) bebida espirituosa.
Para valientes
Está claro que nadie, ningún habitante de esta provincia sobre todo, "echaría a perder" un vino de más de 50 pesos mezclándolo con coca. Por ello es que quienes beben este trago aseguran que lo ideal es usar un vino de mesa o los famosos "tetras".
Aquí, en la tierra del sol y del buen vino, se ha hecho un culto del producto alcohólico de las uvas y cualquier ingrediente extra parece atentar contra la calidad y el concepto que de él emanan. De todas formas, algunos reconocen (sin dar nombres) que "lo han tomado cuando ya no quedaba otra".
El modo de prepararlo es sencillo: limón, 50% de coca y 50% de vino tinto. Algunos aseguran que debe llevar mucho hielo y otros, que cuidan más la dieta, que la bebida cola debe ser light.
Los especialistas ven oscuro el panorama del calimocho por estos rincones del planeta. Jeremías Leiva, barman internacional y director del Club del Barman Mendoza (CDB), opinó: "En Mendoza lo que recién se está empezando a ver es el vino asociado a los cócteles. Varias bodegas lo están empezando a incorporar. Pero acá está muy fuerte la idea de que el vino es para tomar solo, no es para invadirlo con otros ingredientes".
Por eso recomendó que lo ideal para acompañar el vino es "jugar con los jugos de cerezas, de ciruela, de modo que el trago tenga cierta coherencia con los descriptores del vino para realzar una nota de manera natural. La idea no es que al vino se le meta un licor de kiwi", graficó el especialista.
Leiva, por último, agregó que en la provincia "estamos lejos de llegar a consumir vino con coca. Ni siquiera en el consumo doméstico. Lo veo distante. El público mendocino todavía no está preparado y le es muy chocante".
En tanto, los especialistas en gastronomía tampoco consideran que esta mezcla sea una buena opción para las salidas nocturnas. El chef Javier Aceña apuntó: "No creo que llegue a triunfar en bares de moda, es más bien un trago popular de peñas. El mendocino está acostumbrado y prefiere tragos internacionales de moda, como los bitter, el fernet o el mojito. Por otro lado el vino es una bebida que todo mendocino aprecia o se jacta de conocer y apreciar, por lo que no lo mezcla y raras veces siquiera le agrega hielo".
Por el mundo y acá nomás
Pese a esto, el trago en otros países se impone. En Chile es conocido como ?jote', en Sudáfrica como ?katemba' y en Croacia es ?bambus'. Por otra parte, en Inglaterra en épocas de la depresión llegó a tomarse un licor elaborado con vino barato y lo que viniera a cuento, como frutas, hierbas o lo que fuese. Es decir que a la hora de combinar, parece que la vergüenza es lo primero a perder.
No puede dejarse de mencionar a la "sangría" como uno de los tragos a base vino antecedentes del calimocho en Argentina. La manera más tradicional de prepararla es con vino, azúcar, jugo de limón y de naranja y trozos de estas frutas. Claro que las proporciones varían dependiendo de los comensales. Si se trata de un grupo de jóvenes, probablemente habrá más presencia de la bebida alcohólica y es esperable que haya igual presencia de conciencia para quienes manejan.
Por último, resta mencionar a aquellos que prefieren "rebajar" el vino con un buen chorro de soda (sodearlo), lo que vendría a ser algo así como el terror de los sommeliers. De todas formas, como dice el dicho, sobre gustos no hay nada escrito.