Un hombre quiso robar un pack de cervezas de un supermercado en Texas y fue acribillado a balazos por la Policía de EEUU.
Se llamaba James Bushey y el robo fue en una sucursal de un Wal-Mart. Los empleados del comercio advirtieron la situación y él salió corriendo. Entró a un restaurante y se escondió en el baño. Los empleados avisaron a la policía.
Cuando llegaron los agentes lo fueron a buscar al baño, lo sacaron a la calle y cuando Bushey sacó una pistola de aire comprimido, que podía confundirse con un arma calibre 45, le pegaron doce tiros.
"Salga del baño, no se haga el tonto, lo estamos grabando", le decía el sargento de policía Green a James Bushey, un sospechoso de robo que se lavaba las manos en el baño de un bar de la ciudad de Palestine, Texas. La oficial Griffin también registraba la detención en video con una segunda cámara agarrada a su cabeza.
El jefe de la policía de Palestine, James Muniz, afirmó que los oficiales siguieron el protocolo al tratar de controlar la situación con calma para no alertar a los presentes en el restaurante, con la amenaza de usar su pistola eléctrica, y "finalmente detener la amenaza mediante el uso de sus armas de fuego".
"Este fue un incidente desafortunado, no sólo para la familia, sino también para nosotros en el departamento de policía", dijo Muniz. "La gente puede hacer la pregunta «¿Por qué los agentes tienen que disparar tantas veces?» Bueno, su adrenalina los hizo seguir disparando hasta que se sintieran a salvo. Realmente ningún oficial sabe cuántos disparos tira hasta que la situación está clara", agregó.