Vicentín ya controla la unidad vinos de Cartellone

Ayer se cerró la operación de compra. Explotará 1.500 hectáreas, bodega y mostera. Cartellone conserva la marca.

Vicentín dio otro paso para consolidarse como un jugador de peso en la vitivinicultura. Tras varios meses de negociaciones y due dilligence (cotización de activos y revisión contable), finalmente cerró trato con Cartellone para quedarse con los activos de Viñas Argentinas S.A, la división vino y mostos del grupo mendocino que opera desde Lavalle.

Gin Cotton S.A, una de las empresas de Familia Vicentín, le puso el sello al contrato que incluye la bodega con capacidad de 110 millones de litros, la fábrica de mosto (20 mil toneladas anuales) y la finca ubicada en Costa de Araujo, cuya cifra definitiva se resguardó en el típico acuerdo de confidencialidad.

Se trata de una superficie de más de 1.500 hectáreas productivas que Vicentín ya alquilaba desde 2016, aunque Cartellone conserva la marca, de fuerte posicionamiento en distintos mercados.

“De esta manera se afirma el compromiso de la Familia Vicentín de consolidarse en la industria de la producción de vino y de jugo concentrado de uva, al tiempo que refuerza su posición en una industria sumamente competitiva”, indicaron en un comunicado los nuevos dueños.

Pablo Montarón, hasta ahora presidente de Enav S.A, la mostera que Vicentín tiene en Chimbas (San Juan), es el elegido para quedar al frente de Viñas Argentinas. Con un plantel de más de 100 empleados, Enav exporta 20 mil toneladas de jugo concentrado a la Unión Europea, Sudáfrica, Canadá, además de Japón y Estados Unidos, dos de los mercados en donde hasta ahora coincidía con Viñas.

De todos modos, de un lado y otro del mostrador hay satisfacción. En el grupo santafesino dan por hecho que la incorporación de la planta ex Cartellone le permitirá ampliar el horizonte comercial, dado que duplica su capacidad productiva.

Barajar y dar de nuevo

Por su parte, la cúpula de Cartellone ayer respiraba con alivio. En los últimos años el negocio, que era administrado con un plantel de 90 empleados, le había reportado más pérdidas que ganancias, y la megaoperación le permite reconcentrarse en su actividad original: construcción y energía.

Pese a no trascender el monto pagado por Vicentín, la cotización de los activos resultó “bastante por debajo” de los U$S 40 millones valuados hace unos 17 años, cuando el japonés Marubeni Corporation se asoció con un 40%. “De ser así, estaríamos mucho más contentos de lo que estamos”, admiten en el seno del directorio.

Respecto a lo que viene, en plena vendimia, para Vicentín no hay tiempo que perder. De hecho, Montarón anticipó que “la semana que viene comienza la molienda y desde el 15 de marzo empezaremos a recibir uva de productores”.

Al parecer es sólo el principio de una serie de cambios que apuntan a dar vuelta la página respecto a lo hecho hasta ahora, y a nuevos objetivos. Desde el entorno de Montarón admiten que la forma de trabajo encarada hasta ahora “no va más”, y que “se está preparando otra planificación comercial para 2017”.

El gerente de Viñas, Darío Sganzetta, remarcó el hecho de "haber priorizado la estabilidad del personal por su antigüedad, que llega a los 30 años en varios casos. Por otra parte, la marca Viñas Argentinas se asocia a Cartellone gracias a su posicionamiento mundial, sobre todo en Japón y EEUU".

Es el segundo acuerdo entre las partes. Cartellone y Vicentín ya habían pactado la venta de un establecimiento de 1,8 millón de litros en Media Agua parte del llamado Resero “residual”, que elabora mosto sulfitado y cuya escritura se firmó a mediados de enero pasado.

También se trata de la segunda inversión del holding santafesino vinculada al vino. En 2016 había adquirido bodega Sottano, su apuesta en el segmento premium de exportación.

Al parecer ambas operaciones prácticamente se empalmaron, dado que una vez concretada la compra de Sottano las principales espadas de Vicentín ya habían iniciado conversaciones con Cartellone, con el objetivo de poner un pie en el mercado masivo y fortalecerse en el del jugo de uva.

¿Adiós o hasta luego?

Si bien con la venta de Viñas Argentinas se aparta de la vitivinicultura como industria (sólo sobrevive A-16, el emprendimiento enoturístico de Gerardo Cartellone), el hecho de conservar la marca Viñas Argentinas deja la puerta abierta a un posible retorno.

Más de una década atrás, grupo Cartellone empezó a deshacerse de una serie de activos. Primero fueron marcas de vino que tuvieron poca vida, como Telteca y Uma, vinos de gama media vendidas en 2008.

Más tarde sería el turno de Finca Agostino, la bodega de Barrancas que hoy controlan capitales canadienses de origen argentino. Recientemente le tocó a Finca Agrelo (en poder de grupo AVA) y otra en Tres Porteñas, que pasó a un inversor particular.

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