Viaje a Europa: los mendocinos no le temen a los atentados

La ola de ataques en las capitales europeas no impacta en los tours por el Viejo Continente. Todos coinciden en que toman precauciones, pero nadie suspende el viaje. Cómo es pasar por las ciudades atacadas.

“Una vez que uno planeó el viaje y lo pagó, se va o se va; a no ser que pase algo muy grave. Eso sí, con lo que está pasando uno va con más cuidado y más atención”. Carlos (59) y su esposa salieron ayer rumbo a Europa. Madrid, Getafe y Londres son las tres ciudades que integran su itinerario.

En su frase se resume la idea de todos los mendocinos que ya tienen planificada la escapada al Viejo Continente: los recientes atentados no están ni cerca de hacerlos rever su posición, ni mucho menos han llevado a que las personas opten por no viajar o cambiar el destino.

“La gente toma más precauciones, pero no deja de viajar. En el 2001, con el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York, fue más violento el tema. Se sintió y la gente dejó directamente de viajar, no iba ni a Buenos Aires. A eso se sumó la crisis y recién después de 2 años se animaron y volvieron a viajar. Pero Europa es un destino al que la gente no deja ni va a dejar de ir nunca”, resumió del otro lado del mostrador -evidenciando la visión del rubro de las agencias de viaje- Fabián Rispoli, de la tradicional agencia que lleva su apellido.

Durante los últimos meses se registró una ola de ataques terroristas en concurridos puntos de las grandes metrópolis europeas -muchos de ellos atribuidos y vinculados al grupo extremista Estado Islámico-, y la paranoia y psicosis parecen haberse vuelto moneda corriente en aquellos puntos, así como también el refuerzo de las medidas de seguridad. No obstante, mendocinos que han ido y vuelto recientemente, así como otros que por estos días visitan ciudades europeas, coinciden en que esta situación no es condicionante a la hora de definir el viaje. Y sostienen que es fundamental tomar recaudos especiales y estar con todos los sentidos activos, pero sin que eso les impida relajarse.

“Vamos a tomar algunas precauciones, como por ejemplo no salir tan tarde a la noche (los últimos ataques han sido después de las 22), o evitar grandes aglomeraciones de gente. Esto último no sólo por la posibilidad del atentado en sí, sino porque la gente está sensible y cualquier ruido o alarma puede generar una estampida humana. Eso también es peligroso, lo demás está en manos de Dios”, sintetizó Carlos antes de emprender su viaje.

“De la misma manera en que nosotros estamos atentos y alertas a que no nos roben cuando vamos por la calle, en las ciudades europeas van alertas a cualquier actitud sospechosa terrorista. Los atentados son el riesgo latente allá, y de lo que más se cuidan”, resumió Angelo Giunta (24), quien hace 2 meses recorrió 10 ciudades europeas y presenció de cerca 2 ataques terroristas menores y sin trágicas consecuencias.

Dos atentados en 10 días

"Estaba en el aeropuerto de Lyon (Francia) y de repente hubo un caos de gente y los perros empezaron a ladrar. En el momento hubo todo un plan de evacuación y después nos dijeron que un hombre había intentado quitarle el arma a un policía. Pero lograron reducirlo y no pasó nada grave”, relató Angelo. También mientras duraba su estadía en el país galo alguien activó un explosivo en el Palacio de la Moneda. “En esa oportunidad estábamos a unas cuadras, pero no nos enteramos en el momento. Lo único raro que vimos fue el momento en que pasaban varias ambulancias”, acotó el joven, agregando que ambos episodios ocurrieron en apenas 4 días.

“La gente allá ya es consciente, está informada y concientizada sobre cómo actuar cuando hay algún atentado o acto terrorista por mínimo que sea. Entonces siguen su vida. De hecho, saben a qué teléfono llamar y hay hasta una aplicación de celular que todos han bajado para dar aviso cuando encuentran un paquete raro, sea donde sea”, explicó el joven mendocino. E insistió en que todos, sin excepción, caminan atentos a la presencia de alguno de estos bultos extraños.

“Ni bien llegás, como turista, te advierten que hay varios comportamientos o actitudes a las que tenés que estar muy atento. De hecho, cuando pasan esas cosas es evidente quién es turista -no saben cómo reaccionar- y quién vive en el lugar”, siguió.

Lo mismo se observa en detalles mínimos, que para los foráneos pasan desapercibidos pero no para quienes están en el contexto de temor. “Mi idea era traer imanes de todas las ciudades por las que estuve para regalar a mi familia. Para ponerlos juntos llevaba una bola de metal donde iban todos pegados, y en cualquier lugar al que llegaba y me revisaban, miraban raro la bola y me hacían desarmarla. Era sospechoso”, resumió Giunta.

Inglaterra -tras el ataque en un concierto en Manchester donde murieron 22 personas el 22 de mayo- y en particular la ciudad de Londres -el sábado 3 de junio hubo un atentado en el emblemático puente- también se han convertido en destinos críticos y muy exigentes para los viajeros que quieren entrar. “Si sos latino, en Londres te separan y demoran sí o sí al momento del trámite aduanero, y te revisan todo. Yo llevaba los dos pasaportes (el argentino y el italiano), y eso es algo que le recomendaría a quien tenga ciudadanía europea, porque pasás rápido. Pero iba con amigos a quienes por tener apellido de origen árabe, los demoraban y revisaban a donde fueran”, sintetizó Angelo.

Vivo por un día

Gonzalo Glorioso (32) ha viajado varias veces a Europa en la última década -su padre vive en España-, y entre febrero y marzo de este año estuvo por última vez. No obstante, jamás olvidará el viaje del 2006, cuando salvó su vida por un día.

“Había llegado a la terminal 4 del aeropuerto de Madrid y me fueron a buscar a las 13 ese mismo día, sin ningún problema. Al día siguiente vi en el noticiero que -también a las 13- habían puesto una bomba en el estacionamiento de la terminal 4, justo donde me habían ido a buscar el día anterior, y había fallecido una persona”, recordó Gonzalo, acotando que en aquel momento los autores del atentado pertenecían al grupo separatista vasco ETA.

Cada vez que viaja, intenta ir en alerta ante la realidad que se vive en esas ciudades. “Como he entrado varias veces, ven que el pasaporte tienen muchos sellos y no hay problema en Migraciones. Pero si yo fuese árabe sería otro el cantar. En las calles se siente tensión, pero no es que llenan la calle de policías, ni andan los del Ejército. Los controles de los vuelos sí están más rigurosos”, explicó.

Glorioso también se detuvo en la visión que tienen los europeos de los inmigrantes que buscan ayuda lejos de su país natal. “Los refugiados generan una opinión muy diversa. Algunos dicen que hay que darles asilo, otros dicen que no porque no tienen con qué, mientras que también están los que sostienen que uno les da de comer y apenas puedan van a poner una bomba. Hay mucha xenofobia. Es un tema sensible, y se nota en el día a día”, contó.

No hay psicosis

Florencia Manzur (30) está en el Reino Unido por estos días. Allí la tensión tras los últimos atentados está latente, pero los ciudadanos y turistas no han modificado su rutina.

“La verdad es que no hemos tomado ningún recaudo distinto ni tampoco hemos visto seguridad extra ni nada muy espectacular. Hace unos días fuimos a un mercado de gastronomía en York (Inglaterra) y nos revisaron con los sensores de seguridad dos veces cuando entramos, pero nada más que eso. En el aeropuerto todo fue normal también, aunque se ponen exigentes con las preguntas y controles. Es evidente que uno ya no puede venir a Europa a la deriva, porque hay que mostrar los pasajes y alojamientos”, relató la joven mendocina, quien resaltó que incluso durante la víspera de las elecciones del viernes y en el transcurso de las mismas, no hubo ninguna situación conflictiva.

“El mercado al que fuimos apenas llegamos estaba lleno de gente y no hay una psicosis evidente. El otro día salimos a una excursión con una guía turística que no hizo ninguna mención a los hechos, ni siquiera cuando pasamos por el Puente de Londres. No sé si será una disposición de la agencia, pero está bueno que no lo hagan para no contribuir a la paranoia de la gente”, sintetizó.

Adiós a Egipto y Turquía

Así como la gente no deja de viajar al Viejo Continente, sí ha existido una caída en la demanda de destinos que hasta hace poco eran atractivos para más de uno. Es el caso de Egipto y Turquía (en especial Estambul).

“Unos clientes sacaron un paquete en promoción a París con la aerolínea de Turquía. La tarifa es conveniente, pero ahora la mujer está con un poco de miedo de pasar por Estambul. Igual se van a ir, y mucha gente está viajando a Europa este año. Lo que preocupa es justamente Egipto o Estambul, y los pasajeros tratan incluso hasta de evitarlos como escalas. Sucede que muchas veces las tarifas son más económicas cuando hay escala en esa ciudad”, explicó Gabriel Stella, de la agencia de viajes que lleva su nombre.

“Lo que le advertimos mucho a la gente es que tengan paciencia en los aeropuertos, porque las esperas pueden ser tediosas. Hay que ir con tiempo y paciencia, y respetar el tiempo de anticipación para el check in”, sintetizó Stella.

Desde Rispoli destacaron que la gente viaja cada vez más, y en esto incide la gran cantidad de ofertas de líneas aéreas y la venta corta.

“En los ‘80, un pasaje a Europa salía 1.600 dólares. Hoy, 30 años después y con toda la devaluación de por medio, cuesta 1.100 dólares.

Los que tienen planeado o ya comprado los pasajes a Inglaterra o Francia vienen con varias preguntas. El tema es que la mayoría de las preguntas son bastante extrañas, ya que consultan desde cómo ir vestidos para no tener problemas en el control migratorio hasta los lugares por dónde les conviene moverse. Son preguntas sin respuestas concretas o difíciles, ya que los atentados suelen ser sorpresivos, explicó Fabián Rispoli.

Él les recomienda evitar eventos masivos y no salir de noche. “Y obviamente recomendamos preguntar en los hoteles de cada destino para ver qué aconsejan quienes trabajan y viven allí”, sintetizó. El empresario turísico también resaltó la baja en la demanda de viajes a Turquía y Medio Oriente (sobre todo en Tierra Santa).

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