Uruguay registra a los primeros cultivadores de marihuana legal

Hace una semana ya había 54 inscriptos “domiciliarios” y 22 empresas interesadas en desarrollar el cultivo como negocio rentable.

Uruguay registra a los primeros cultivadores de marihuana legal
Uruguay registra a los primeros cultivadores de marihuana legal

Los cultivadores de marihuana de Uruguay acuden desde hace días en un lento peregrinar a las oficinas de Correos de Montevideo para legalizar su situación. Hasta el pasado viernes, eran 54 los inscriptos en el fichero electrónico previsto por el Gobierno. Al mismo tiempo, las empresas que aspiran a cultivar a gran escala la hierba presentan sus propuestas. Hasta la fecha se han apuntado al concurso público 22 compañías -ocho uruguayas, diez extranjeras y cuatro de capital mixto. Serán seleccionadas hasta cinco, que tendrán licencia por cinco años (renovable) y tendrán que producir más de una tonelada de marihuana al año.

El autocultivo es uno de los pilares de la ley, que prevé también la autorización a la creación de clubes de marihuana, y tiene como punto más novedoso la venta controlada de la sustancia en las farmacias, que podría empezar a tener vigencia a principios del 2015. Para ese entonces, se espera una fuerte afluencia a los registros, ya que el autocultivo se limita a los consumidores con cierta dedicación y espacio para las plantas.

Los cultivadores registrados podrán tener hasta seis plantas de cannabis en sus casas y deberán renovar su licencia cada tres años. La empleada de una oficina de Correos del barrio de Pocitos, en Montevideo, calcula que cada día llegan unas seis personas a realizar el trámite. Los requisitos son presentar un documento de identidad y una factura que indique el lugar de domicilio del solicitante. Esta trabajadora se dice sorprendida por “lo fácil y natural que está resultando” el proceso. “Lo más curioso es que la mayoría de los que vienen tienen por encima de los 60 años”, añade.

No hay estadísticas sobre la edad de los autocultivadores, un mundo clandestino que incluye a varias generaciones. Pero la Federación Nacional del Cannabicultores de Uruguay confirma que los primeros en aprovechar el cambio legislativo están siendo los consumidores de toda la vida, aquellos que tienen plantas desde hace años, han estado siempre a la merced de una denuncia sobre su actividad ilícita e incluso han conocido la cárcel.

La mayoría de los que quieren cultivar marihuana tiene más de 60 años.

La empleada de una oficina de Correos de Montevideo. El modelo de negocio de las empresas que aspiran a fabricar cannabis es novedoso a escala mundial. El Gobierno valora la inversión inicial en más de un millón de dólares. El retorno dependerá del precio de venta que determinen las autoridades. “Nuestro grupo está compuesto por empresarios uruguayos vinculados al agronegocio, que tienen conocimientos de cultivos protegidos (en invernadero), con 40 años de experiencia como floricultores”, señala Rafael Rünnitz, que trabaja en una de las compañías que se han presentado a la licitación, y que pide no mencionar el nombre del negocio.

La empresa maneja varios escenarios de rentabilidad. Si el Gobierno fija el gramo de marihuana a 0,6 centavos de dólar, sería posible recuperar la inversión en un plazo de 10 a 14 meses, asegura Rünnitz. El objetivo de las autoridades es mantener los precios por debajo de las tarifas del mercado negro.

Una de las preocupaciones de este sector es la seguridad. Existe el temor a ataques por parte del narcotráfico, de modo que algunas propuestas incluyen el transporte de la marihuana en camiones blindados como los que llevan el dinero de los bancos.

No se trata de un “viva la pepa”, advirtió el presidente José Mujica.  Ante la realidad, mejor que esconderla es tratar de conducirla por una senda manejable.

La inversión de otra de las empresas uruguayas que pretenden cultivar cannabis supera con creces el millón de dólares, y la rentabilidad no se espera antes de los cinco años, asegura su coordinador, Gastón Rodríguez.

Mientras algunas empresas plantean varias cosechas anuales, el suyo “es un modelo de negocio de producción continua”, que consiste en “un ciclo permanente de trabajo y cosecha, acumulando marihuana para poder entregar cada quince días, tal y como exigen las autoridades”, afirma. “Está en juego toda la industria que puede estar detrás de la planta a nivel mundial. Si esto fracasa en Uruguay, difícilmente se repetirá en otros países”, opina Rodríguez.

La implementación de la ley avanza paso por paso y sin contratiempos, en un país donde el 65 por ciento de la población está en contra de la legalización de la marihuana, según un sondeo realizado en julio.

En plena campaña electoral, el presidente José Mujica advirtió que la medida “ni por asomo es un viva la pepa”, y que “ante la realidad, mejor que esconderla es tratar de conducirla y agarrar a tiempo los efectos más nocivos que tiene. Espero que algún día el país lo pueda comprender”.

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