Urgen reformas estructurales en licencias de conducir

Las falsas premisas de gobernantes y legisladores

Esta es una de las materias donde se percibe nítidamente la nula y falsa percepción de los gobernantes y legisladores sobre la realidad jurídica y social. Dicho sencillamente, no piensan ni razonan correctamente. Actúan como robots en base a falsedades y desconocimiento de las estadísticas. Aplican algunos dogmas carentes de toda fundamentación o las fundamentaciones son falsas.

Otorgan las licencias de conducir a los jóvenes prácticamente sin exigencias, por cinco años. Y a los de la tercera edad y ancianos, con las máximas exigencias y restricciones, por un año. Suponen que los jóvenes están dotados de facultades físicas y mentales casi perfectas -no hay nada perfecto- y los ancianos, con grandes deterioros psicofísicos. El deterioro es parte esencial del ciclo vital pero ¿es determinante de esta absurda discriminación en materia de licencias?

Las estadísticas

Nos llevan a las siguientes conclusiones casi con carácter de verdades absolutas: Las crónicas indican que los graves y grandes accidentes viales, con muertos y heridos, son protagonizados por jóvenes y adultos entre 18 y 35 años, que demuestran desprecio por la vida propia y lo que es peor, por la de terceros inocentes. Las carreras nocturnas con intervención de motociclistas y automovilistas, que cobran vidas de menores, mujeres y ancianos, están dentro de la misma edad. También en las rutas con choferes profesionales de micros y camiones que no sobrepasan la edad de 50/55 años.

La “conducción agresiva” que produce accidentes y daños graves y el paso de semáforos en rojo o en lugares donde circulan trenes es patrimonio preferente de jóvenes, cuyos homicidios y lesiones graves no son culposos sino con dolo eventual. Lo mismo sucede con el adelantamiento de vehículos donde hay dobles líneas de prohibición absoluta de paso. Los mendocinos sabemos muy bien de estos asesinos en potencia que circulan por los caminos cordilleranos. Y así se podría seguir con ejemplos que ratificarían que los auténticos violadores de todas las leyes de tránsito son los jóvenes y conductores de hasta 50 ó 55 años. ¿Y los adultos mayores, de la tercera edad y ancianos? No protagonizan estos graves accidentes ni hechos con dolo eventual, sino faltas menores de estacionamiento o falta de cinturón de seguridad o luces apagadas o distracciones en la conducción. Sus faltas en general, son culposas.

Propuestas

En base a estas verdades dogmáticas y reales fácilmente comprobables, elaboro una serie de ideas fuerza para que se analicen y discutan por especialistas, gobernantes, legisladores y jueces. Sugiero con respeto que el convocante sea el Señor Gobernador de Mendoza. El objetivo es lograr con amplio consenso, reformas estructurales en materia de otorgamiento y retiro compulsivo sancionatorio de licencias de conducir que permita un tratamiento cada vez mejor de accidentes productores de cientos de miles de muertos y lesionados, en beneficio de todo el país. En 2016 los muertos en accidentes viales fueron cientos de miles de personas.

Premisa falsa: el riesgo mayor en la conducción vial se concentra en la tercera edad o ancianidad. Se sostiene que el deterioro de los años y la desconcentración senil exige mayores recaudos para el otorgamiento de la licencia de conducir y disminución a un año del tiempo de su vigencia, obligando a estas personas a renovar sus permisos anualmente. También esto es falso. Como si molestando a los viejos se puede lograr mágicamente que los accidentes disminuyan.

No son ancianos los que matan ni conducen beodos. Premisa verdadera: otórgueseles a los adultos mayores la licencia por 5 años, con obligación solo de exigir análisis y estados psicofísicos anuales. Cuando científicamente se acredite que el anciano no pueda conducir, retíresele la licencia. No deben rendir exámenes aquéllos que conduzcan con 40/50 años de antigüedad y carezcan de multas y procesos viales graves. Debe presumirse que por esas razones conocen bien las reglamentaciones de tránsito.

Premisa falsa: los jóvenes, por su estado psicofísico son más hábiles para conducir que los mayores. Por ello las licencias deben acordarse por cinco años sin mayores exigencias. Y esta es la falsedad mayor. Precisamente el buen estado de salud hace que los jóvenes confíen más en sus reflejos y crean que ellos los habilitan para correr, violar las reglamentaciones viales, beber en exceso confiando en sus habilidades, “cultura alcohólica” y hábil manejo de los “fierros y máquinas”.

Así vemos especialmente en los fines de semana y a la salida de los boliches y en rutas, accidentes, destrucción y muertes que no deberían jamás haberse producido. Los pases de semáforos en rojo, por jóvenes y no por ancianos, son festejados por sus autores frente a los que les tocamos bocina, con el dedo mayor levantado y sonrisas sarcásticas indicando claramente la burla y el desprecio de nosotros, los viejos y anticuados.

Premisa verdadera: otórgueseles a los jóvenes licencias por un año, con obligación de verificar multas, procesos viales y condenas. Cuando los procesos y sanciones lo sean por faltas menores, la habilitación anual lo será previo pago de las multas y cumplimiento de las condenas. Cuando estas medidas lo sean por faltas graves y gravísimas, o dolo eventual, deberá imponerse la suspensión temporal o definitiva del uso de la licencia, medidas que también serán aplicables a los adultos mayores y ancianos en los casos que así procediere.

Conclusiones

El mayor riesgo vial se centra en los jóvenes y no en la tercera edad. Las licencias deben otorgarse a los jóvenes con las mayores exigencias, en exámenes, antecedentes, sanciones administrativas y condenas judiciales. Que sepan que en la medida que aumente su inconducta vial más difícil les será obtener o renovar sus licencias con un considerable agravamiento de causales y sanciones administrativas y judiciales que induzcan a los responsables a actuar con la máxima atención y responsabilidad en la conducción de vehículos.

En la medida que se avanza en edad se deberá ir extendiendo el plazo para la vigencia de las licencias de conducir hasta llegar a los cinco años. Con el sistema en vigencia, todos los funcionarios y normativas han fracasado. Se impone su revisión porque los muertos, lesionados y daños aumentan anualmente sin piedad.

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.

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