Unos 160 chicos se quedaron sin cancha para jugar al fútbol

Son de una escuelita de La Favorita. Están disputando la Liga Mendocina de Fútbol Infantil, de la que salieron campeones 2 veces. Jugaban en la escuela Eva Perón, pero ahora les quieren cobrar.

Un gol al ángulo, los gritos de los pibes y el saque de media cancha es una seguidilla que se repite casi como un calco cada dos o tres desordenados minutos dentro de la improvisada canchita de fútbol armada en la plaza Aliar, del barrio La Favorita.

Los chicos se han tenido que mudar de nuevo al barrio y peligra su participación en el torneo que están jugando, porque se quedaron sin el predio donde antes disputaban los partidos de la Liga Mendocina. 

Son las 7 y pico de la tarde. Unos 70 pibes de los barrios aledaños (como Nueva Generación, el Nueva Esperanza o el Alto Mendoza) corren atrás de una pelota o esperan a un costado de la cancha una oportunidad. Un rubiecito con la 10 en la espalda, camiseta celeste y blanca (que no es la de la Selección sino la de Atlético Argentino) tira un sombrerito que un corto arquero no logra atrapar.

Los papás aplauden. Los profes tocan el silbato para reorganizar. La tierrita del pedemonte mendocino se levanta y ensucia las caras felices de ese medio centenar de players de entre 5 y 15 años que se conforman con unos botines prestados que podría haber usado Lionel Messi. En su imaginación, claro.

Los chicos participan de la Liga Mendocina de Futbol Infantil (Limfi) y representan al barrio bajo la denominación AFI (Asociación de Futbol Infantil). Comenzaron hace 2 años entrenando martes y jueves y en este poco tiempo ganaron dos títulos. Y quieren repetir.

Pierden de locales

Pero no todo es alegría en las tribunas de La Favorita. Es que recientemente se quedaron sin cancha para disputar los partidos de locales. Hasta hace poco los chicos jugaban en la Escuela Eva Perón, que les prestaba la canchita que la Liga autorizaba por estar cerrada en sus cuatro costados.

Pero con el cambio de gestión en la escuela (y en el gobierno) las cosas se pusieron complicadas. Comenzaron las malas caras, la distancia y frases como “nunca deberían haber jugado acá” se hicieron más frecuentes. Un día no hubo más cancha para los chicos de La Favorita, que tuvieron que volver al barrio, donde no cuentan con las instalaciones apropiadas.

“Nos quedan nada más que tres partidos, estamos en las instancias finales y con chances, pero la Liga no nos deja jugar por no tener cancha adecuada”, cuenta Zulema y agrega que por ahora se arreglan con un cierre improvisado que todos los vecinos hacen en el barrio, a un costado de la plaza Aliar.

“Nosotros limpiamos este terreno cuando empezamos, hace dos años, para que los chicos pudiesen entrenar. Pero no podemos jugar los partidos oficiales”, remarca la mujer mientras señala los pozos y montículos que son prueba de que allí hubo un rústico cierre perimetral.

En el barrio no hay un lugar adecuado para albergarlos y en algún momento se llegó a vislumbrar la posibilidad de que utilizaran una cancha auxiliar del Malvinas Argentinas, con la condición de que limpiaran el terreno, pero el día que fueron con las palas y los rastrillos nadie los recibió, y el siguiente fin de semana directamente les dijeron que no sería posible.

“El fútbol para nosotros es un instrumento para sacar a los chicos de la calle. Nos permite llegar a ellos. Que nos hayan sacado de la escuela Eva Perón nos ha dejado liquidados”, dice Zulema, agregando que desde esa institución les exigieron un seguro para los espectadores que vale 7 mil pesos y que es imposible pagar.

Malabares

Cada partido de visitante es un verdadero gasto de dinero para esta escuelita de fútbol. Por eso, los de local son muy importantes ya que es una instancia donde logran recolectar el dinero para solventar los partidos fuera de casa.

“Hacemos panchos, empanadas, sorteos y todo lo que se pueda para poder recolectar plata para pagar el colectivo, los árbitros (que cuestan mil pesos por partido), la cuota en la Liga, el seguro de los chicos y las planillas de los partidos. Por eso, pagar el seguro de los espectadores nos es imposible y además si no jugamos de local no podemos recaudar fondos. Estamos destinados a desaparecer”, agregaron Raúl Valencia y Raúl Muñoz, miembros de la comisión directiva.

“La Municipalidad siempre nos ha ayudado mucho. Nos da harina, tortitas... pero ahora necesitamos que alguien más nos ayude porque si no estos chicos van a volver a la calle”, agregaron los vecinos de La Favorita.

Lo cierto es que los 160 chicos están a la deriva. Desde la Secretaría de Deportes de la Provincia se comprometieron a darles una solución, o al menos una ayuda, pero por ahora solo les queda la esperanza de que alguien pueda darles una mano.

Vale decir que en caso de que no puedan presentarse a jugar, desde la Limfi aseguraron que habrá consideración para con ellos, aunque de todas maneras les quitarán los puntos por no disputar los partidos.

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