Uno de cada diez mendocinos es hoy un adulto mayor

Es un segmento que no para de crecer: hace 20 años las personas mayores de 65 años eran el 7% de la población. Advierten de la necesidad de prepararse para vivir esta edad de forma activa.

Ricardo Sigal prefiere no dar a conocer su edad, pero se define a sí mismo como una persona con largos años de trayectoria en el campo legal y en el artístico-musical.

Es que, a pesar de percibir una jubilación, continúa trabajando en su estudio y también dando recitales de folclore. “Nunca pensé en dejar de trabajar, cuando la salud no me lo permita ya veré”, dice este mendocino que es parte de un segmento de la sociedad en constante crecimiento: los adultos mayores, cuyo día se celebra hoy.

Según datos de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) de la provincia, en base a proyecciones del Censo Nacional de Población 2010, en Mendoza hay 187.153 personas mayores de 65 años, lo que representa el 10,2% de la población.

Esto significa un crecimiento en relación a los anteriores censos de 2001 (9% del total) y 1991 (7%).

“La Argentina es una de las poblaciones más envejecidas de América Latina en los últimos 20 años”, reconoció Aldo Sanz, director de Adultos Mayores de la provincia. Para él, esto trae diversas consecuencias económicas, sociales, de salud y edilicias que es necesario atender.

“Por esta razón hay que trabajar en nuevas políticas para que el adulto mayor pueda vivir con calidad de vida y se sienta parte de la sociedad”, remarcó.

Como un ejemplo de estas políticas necesarias nombró a la pensión universal para adulto mayor de 65 años implementada en mayo de este año.

“Ahora no hay que pedir ninguna jubilación de ama de casa, ya que si no tenés los aportes solamente por ser mayor de 65 se puede acceder a la jubilación mínima y al beneficio de PAMI”, señaló.

Con respecto a lo social, desde este área gubernamental se promueve el envejecimiento activo. “Buscamos que el adulto mayor que se jubila mantenga la mayor cantidad de actividades posibles, para no quedarse en su casa y no empezar a padecer más enfermedades”, precisó Sanz.

Por eso recomienda que la persona se prepare para esta etapa de la vida: “Tienen que entender que no se terminan las cosas, sino que continúan algunas y comienzan muchas otras nuevas”.

Una excelente opción para esta etapa de la vida son los centros de jubilados: “Son los núcleos donde más se desarrolla la política del envejecimiento activo”, aseguró el funcionario, que informó que en la provincia hay un total de 375 de estas organizaciones.

Una ciudad amigable

Otro aspecto en el que se está trabajando para que los adultos mayores se sientan más contenidos es la infraestructura. De hecho, la dirección de Adultos Mayores, junto con el PAMI y los seis municipios del Gran Mendoza, están haciendo las gestiones para formar parte del programa “Ciudades Amigables con el Adulto Mayor”, propuesto por la Organización Mundial del a Salud (OMS).

“La idea es hacer un diagnóstico en base a 8 puntos principales, validarlo con los adultos mayores y proponer un plan de mejoras a cuatro años que se evalúan durante el quinto”, adelantó Sanz, quien detalló que lo llevan adelante en el marco del Unicipio.

Por el momento, las comunas ya hicieron un primer informe con datos básicos de sus áreas de influencia y el mes que viene comenzarán a conformarse los grupos con los adultos mayores para hacer el diagnóstico. “Una vez que finalicemos seremos la primer ciudad del país en estar dentro de la red”, resaltó Sanz.

Ser adulto mayor

A esta altura de su vida, Ricardo Sigal reivindica a la vejez como fuente de sabiduría. “Lo esencial es seguir en actividad, porque lo que no se usa se pierde”, remarca. De hecho, para él la mixtura entre el trabajo y la música que ama es lo que le permite estar bien.

A su modo, las hermanas Sonia (70) y Nilda Mastrantonio (65) también siguen activas: “Trabajamos mucho en la asociación interbarrial de Las Heras, donde hacemos talleres de macramé, reciclado, tejido y otras actividades que además de ser recreativas se presentan como una salida laboral”.

Allí no sólo coordinan actividades para personas de su edad sino también para jóvenes. “Tratamos de ayudarlos a salir adelante”, señalaron.

Sonia siempre trabajó como peluquera y cosmetóloga. “Además hago alpargatas artesanales, que es la actividad en la que continúo después de jubilada”, relata. Por su parte, su hermana Nilda se dedica a tejer y a coser.

“En realidad lo hago más para mi familia que para vender, pero me gusta y me mantiene viva”, dice. Ambas coinciden que lo que mejor les hace es seguir trabajando: “Hay que mantener la mente ocupada, sino te enfermás”, remarcan.

De eso no se habla: el maltrato

El crecimiento de la franja etaria de los mayores de 65 años está -lamentablemente- acompañado por un aumento en el maltrato hacia ellos.

“Nosotros notamos una cultura de abuso y de maltrato que se ve de forma incipiente, casi soslayado”, denunció Aldo Sanz, director de Adultos Mayores de la provincia. Ese maltrato se presenta en diferentes formas tanto en lo físico como en lo psicológico y económico.

“Se ve en el tema del manejo de las tarjetas y las jubilaciones por parte de los hijos y en no dejarlos tomar decisiones por ellos mismos”, precisó el funcionario.

Un aspecto que llama la atención en este sentido son las pocas denuncias por parte de los adultos mayores. “Muchos no lo denuncian porque tienen miedo a que los dejen de lado”, reconoció Sanz. Por esta razón, para él es fundamental concientizar a las familias: “Tenemos que ver qué nos pasa como sociedad que no estamos respetando las canas”, reflexionó.

Ricardo Sigal -que es parte de esta franja etaria- trabaja como abogado en casos de reajustes jubilatorios, donde observa las situaciones negativas que atraviesan los mayores.

“Hay maltrato en general y hacia las normas que los incluyen. Es una realidad que está mal y muchos la padecen”, se lamentó. Según su experiencia, los adultos mayores son “ninguneados”: “Esperemos que la situación cambie y para mejor”, expresó a modo de deseo.

Un día propio

La Organización de Naciones Unidas (ONU) instituyó el 1 de octubre como el Día del Adulto Mayor para concientizar y trabajar para que los adultos mayores alcancen su pleno potencial.

Este año se trabaja contra la discriminación de las personas mayores, llamando la atención sobre los estereotipos negativos y las ideas falsas acerca del envejecimiento, y desafiando esos estereotipos e ideas.

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