Una suspensión anunciada

Algo se quebró en el Tomba y se terminó la paz. El espeso clima en la previa adelantaba un final negro.

“Yo te avisé y vos no me escuchaste”, dirían los Fabulosos Cadillacs. Y sí. Es el título que mejor le cabe a la historia negra vivida en el Malvinas Argentinas. Lamentable. De terror.

El olor a violencia y suspensión se olía apenas uno pisaba el mundialista. Pero no era nuevo. Venía del agitado sábado por la noche que vivió la parte más “dura” de la barra de Godoy Cruz, cruzó el Gambarte y se instaló en el Parque.

Esos mismos fueron dando señales firmes, pasos que dejaban al descubierto lo que finalmente sucedió. Sí. Estaba todo premeditado. Armado para dejar el encuentro inconcluso y tal vez pasar una factura grande.

Primero un banderazo contra dirigentes- José Mansur a la cabeza- y Gabriel Heinze, pidiendo la salida del entrenador. Disconformes con la situación del Gringo- no está recibido y por eso está fuera del campo-, exigieron con una bandera un cambio de conducción.

La visión con los jugadores era de apoyo hasta ese momento. Pero algo empezó a cambiar en el ánimo de los hinchas cuando se acercaron al hotel donde concentra el plantel. ¿Qué pasó? Pidieron hablar con los futbolistas y el DT, pero debieron retirarse sin conseguir el objetivo.

Los profesionales no bajaron a recibirlos y esto fue la gota que rebalsó el vaso. Desde la intimidad cuentan que la respuesta de los barras, por no ser atendidos, se iba dar el domingo.

Y en la tarde con Racing enfrente la promesa se cumplió. El clima con los jugadores no era el mejor, y menos con el adiestrador y el presidente del club.

Se sentía en el ambiente que sólo faltaba prender un fósforo para desatar el incendio total.

La primera chispa se dio con la llegada del plantel a la cancha. Insultos y la intención de mostrarle al DT el descontento. Represión policial, piedras y balas de goma marcaron la escenografía en calles aledañas.

La ausencia de la barra principal en la tribuna y la falta de trapos -la policía no dejó que ingresaran- presagiaba que algo no estaba bien. Que algo podía ocurrir.

Sólo pasaron 25 minutos desde que arrancó el partido para que se consumara lo que todos ya sabían.

Un malón de 15 hinchas irrumpió en la popular del sector Sur y comenzó a tirar piedras y elementos de uno de los baños destrozados del estadio al campo. No importó quién estaba adelante, y a quiénes podían lastimar. No importaron los colores de camisetas ni si le pegaban a un futbolista del propio club.

El mensaje era claro y querían llevarlo hasta las últimas consecuencia: suspender el encuentro.
Dar el golpe ante la vista de todo el planeta fútbol para mostrar poder  e impunidad, pero también para dejar en evidencia que si no son oídos son capaces de cualquier cosa.

No existía chance de nada. La historia estaba juzgada desde temprano. Mejor dicho desde el sábado. Era cuestión de que Germán Delfino tomara la decisión para que la faena se cumpliera y el árbitro sólo cumplió con lo que ameritaba en esa ocasión.

Más allá de algunos acontecimientos aislados que no apuntaron directamente a una causa específica, desde el 2006 (ver aparte) que no se producía un hecho tan marcado y con destinatarios marcados.

Cuesta creer que el accionar sólo tenga que ver con el presente de Gabriel Heinze y su falta de carnet. Habrá que ver si existe algo más debajo de la alfombra y que todos desconocemos. Si ciertos interese juegan un papel fundamental.

La realidad es que la paz se terminó en la Bodega. La paciencia llegó a su fin.

Sí. Todo se quebró.

Juan Carlos Caleri Jefe de Policía: "El inicio de los hechos se da por una agresión al micro del plantel"

El Comisario, Juan Carlos Caleri, se refirió  a los hechos acontecidos antes del encuentro, cuando algunos simpatizantes cruzaron el paso del colectivo que trasladaba al plantel con el objetivo de mostrarle una bandera a Gabriel Heinze. La policía no se los permitió y ahí comenzaron los primeros encontronazos con piedras y balas de goma.

“No puedo ratificarlo, pero la información que nos llegó en un primero momento es que los hinchas de Godoy Cruz habrían exhibido un arma. Los incidentes se inician cuando los simpatizantes, que venían custodiados en varios ómnibus, cortaron  el camino de ingreso del plantel. Ahí fue el foco inicial del conflicto, donde el personal policial, para defender, y permitir que siga el colectivo de los jugadores, tuvo que reprimir. Se dio una agresión contra el micro del plantel”.

Como en el 2006, ¿pase de factura?

Apenas comenzaron los hechos de ayer, rápidamente se vinieron a la cabeza los incidentes del 2006, cuando Godoy Cruz jugaba su primer partido en Primera División como local. Aquella tarde contra Arsenal la historia se terminó cuando la barra principal provocó la suspensión del encuentro.

Se supo que el enojo era con la dirigencia porque no colaboraba lo “suficiente” a la hora de disponer de micros para los viajes. Los directivos del Tomba desmintieron contactos con ciertos personajes de la hinchada, dejando en claro que se sintieron extorsionados. No hay dudas que fue un pase de facturas...Algo que volvió a florecer en la triste historia vivida contra Racing.

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