Una promesa construida: la Capilla de Puente del Inca

En marzo de 1929, el matrimonio de Manuel Moyano y Delia Ghiraldo vio cumplido su sueño.

Fue un cuarto de siglo después de haberse prometido realizar una capilla en plena cordillera de los Andes. Ambos habían asistido a la inauguración del Cristo Redentor en 1904 y se propusieron impulsar la construcción de un espacio religioso junto al hotel que un año antes había realizado en Puente del Inca, la Cía. de Hoteles Sud Americana. Moyano, que había trabajado como asesor legal de empresas ferroviarias, ocupó entre 1914 y 1916 el cargo de Ministro de Obras Públicas de la Nación bajo la presidencia de Victorino de la Plaza. Conocía por tanto a afamados proyectistas, entre ellos a quienes la comisión pro-templo que encabezaba su esposa, había encomendado su diseño.

En mayo de 1916 el arquitecto francés Joseph Giré y su socio, el ingeniero mendocino Juan Molina Civit, entregaron el proyecto para la capilla a Delia Ghiraldo, donando sus honorarios profesionales. La fachada propuesta por la dupla, que en Mendoza ya había realizado el Banco de la Nación, era similar en cuanto a sus proporciones, pero diferente en relación a sus rasgos y elementos, si la comparamos con la que posteriormente se construyó. El 17 de marzo de 1918 se colocó la piedra fundamental y once años después la capilla Nuestra Señora de Luján, como se la llamó inicialmente, se habilitó al culto. Participaron del acto varios de los benefactores que posibilitaron la obra, tal como se reflejó en la revista Caras y Caretas de finales de marzo de 1929.

A casi un siglo del inicio de su construcción, la Capilla de las Nieves, denominación que sus pobladores le dieron con posterioridad, aún permanece en pie. Sobrevivió milagrosamente al alud que arrasó con todas las instalaciones del Hotel Termal en 1965. Custodiada desde hace décadas por la Cía. de Cazadores de Montaña 8 “Teniente Primero Ibáñez”, la capilla ha sido reparada varias veces por este organismo.

La obra impulsada por el matrimonio Moyano-Ghiraldo y un grupo de amigos, es uno de los espacios más emblemáticos del lugar: un elemento icónico del área natural Puente del Inca, sitio declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 2014, por haber sido parte del Qhapaq Ñan – Sistema Vial Andino.

Su imagen perdura y está presente en la mayoría de las postales del conjunto patrimonial que conforman el puente natural utilizado desde tiempos prehispánicos, las ruinas del hotel y el pueblo ferroviario, donde la estación del Trasandino es aún recordada en su época de esplendor cuando era, gracias al turismo invernal y termal, la más importante de la alta montaña.

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