Una convocatoria por Facebook de una maestra preocupada por la situación habitacional de un alumno fue el disparador para que se juntaran y decidieran intervenir. Así, sumaron su predisposición con sus conocimientos y crearon "Grandes Manos", un proyecto social para promover la bioconstrucción en el asentamiento "Todos Unidos".
El grupo liderado por Gustavo Brico, Lorena López, Leonardo Bianchi, está dedicado a construir una casa en barro y materiales reciclados en esa barriada de Las Heras para dejarla como un modelo a seguir para todos los habitantes. Ellos se juntan todos los sábados y reciben colaboraciones tanto de trabajo como de materiales.
“La maestra de Santiago (5) -un nene del barrio- vio dónde vivía y le dio mucha pena, por lo que pidió ayuda en un grupo de Facebook”, relató Lorena. Ella vio el pedido y se puso en contacto con Gustavo, maestro mayor de obra y experto en bioconstrucción.
Más tarde convocaron a Leonardo y a un grupo de unos 8 jóvenes profesionales y estudiantes de distintas carreras interesados en la técnica. Juntos se acercaron hasta el asentamiento y conocieron a la familia de Santiago, compuesta por su mamá, su papá y dos hermanitos quienes vivían de forma muy precaria en una casa hecha con palos y nylons.
Para cambiar su situación les propusieron construirles dos módulos realizados en barro: uno para la parte diurna con cocina, comedor y baño y el otro con dos habitaciones para los papás y los tres hijos.
“Estamos abocados a terminar la parte diurna que tiene 30 metros cuadrados”, contó Leonardo ya dentro de la primera parte que muestra grandes avances.
“Le pusimos 4 columnas principales y 4 secundarias en las que se apoyan las vigas y el techo. Las paredes funcionan solamente como un cerramiento, por eso podemos hacerlas de barro”, aclaró el ingeniero químico.
Para las paredes utilizaron distintas técnicas, siempre empleando como insumo la tierra del lugar: algunas están rellenas con botellas plásticas, otras tienen pallets y quincha y otras leña. “La tierra es mucho mejor que los ladrillos porque tiene propiedades térmicas y acústicas”, remarcó el joven.
Para que la humedad no suba por las paredes colocaron en la base bolsas de arpillera con ripio como aislante. El techo está realizado con rollizos, cabreadas de madera reciclada, ruberoid (tela para impermeabilizar), paja y se completará con barro. Tienen pensado terminarla con pinturas vegetales y equiparla con dispositivos que los ayuden a mejorar la eficiencia energética.
“Primero ya reducimos la energía al tener las paredes de barro, pero también les vamos a poner estufas rocket que son de alto rendimiento y pueden alimentar con leña que encuentran por la zona , además de un calefón solar”, adelantó Leonardo. También les gustaría incorporarle un sistema de reutilización de aguas grises para regar una huerta.
“Pensamos a lo grande y después vemos si podemos lograrlo. Lo que queremos es que sea una casa bonita y digna para que ellos vivan”, aseguró y explicó que para llevarla adelante se basaron en un proyecto de la arquitecta Patricia Tcholakian y en las instrucciones de Gustavo como maestro mayor de obra.
Modelo a seguir
Una vez terminada, la casa del pequeño Santiago servirá como un modelo a seguir para los otros habitantes del asentamiento. “Queremos mostrarles cómo queda una casa con barro y promover la bioconstrucción, energías alternativas, pero además la autoconstrucción”, destacó el ingeniero. Así es que en el futuro tienen pensado brindar asesoramiento sobre esta técnica, para que la empleen los propios habitantes.
“Pensamos que la tierra puede mejorar las condiciones de vida de las personas”, expuso Lorena a la vez que enumeró las ventajas de este tipo de viviendas: “Son confortables, sanas, económicas y ecológicas”.
Por su parte Rodrigo Lucero, otro voluntario del grupo, comentó que muchas personas han llegado a ayudarlos con un objetivo solidario pero también para aprender la técnica y aplicarla en sus propias casas. "Se cumple una doble función: se aprende y se ayuda. Es una excelente forma de generar un cambio cultural", aseveró.
Jésica Robles vive en el asentamiento y espera recibir colaboración para armar su casa cuando terminen la que construyen actualmente.
“Ya hablé con ellos y me van a ayudar a hacer la piecita”, dijo feliz la mujer. A ella le ha llamado la atención lo mucho que logran con pocos materiales. “No podía creer que las botellas plásticas podían servir para las paredes”, señaló sorprendida. A Jésica además la incentivaron a plantar una huerta en su terreno para poder autosustentarse. “Tengo acelga, ajo, cebollita de verdeo, entre otros”, señaló.
Tatiana de siete años, también está satisfecha con la llegada de los voluntarios de “Grandes manos”. “Yo vengo a ayudarlos porque me gusta jugar con barro”, dijo la niña posando sus manos mojadas sobre una de las paredes.
Interesados en ayudar
Para llevar a cabo su proyecto de bioconstrucción, el Grupo Grandes Manos ha recibido distintas colaboraciones por parte de organizaciones y particulares.
“Ahora lo que más necesitamos son herramientas: martillos, pinza, carretilla, hormigonera, tamices, o lo que sea que tengan aunque sea poquito”, expuso Leonardo Bianchi. Además allí reciben voluntarios. Los interesados pueden contactarse con ellos a través de la página de Facebook “Grandes Manos”.
Aula satélite
Trabajando en el asentamiento "Todos Unidos" el grupo Grandes Manos se ha acercado a una problemática que ataca a los niños del lugar: el analfabetismo. "De los 150 niños que hay con edad escolar de primaria, la mitad no va a la escuela", dijo preocupado Gustavo Brico.
Por esta razón ellos tienen pensando próximamente intervenir en el merendero del barrio y proponer que allí se instale un aula satélite de alguna escuela de la zona. "El año que viene queremos tener mayor participación en el merendero para trabajar con los más chiquitos", adelantó Leonardo Bianchi.