Un cura en la Corte Suprema de Mendoza

Durante más de 34 años, el sacerdote Manuel Armencio Calle ejerció la máxima autoridad de la justicia provincial. Esta es su curiosa historia.

Durante muchos años, un sacerdote llamado Manuel Armancio Calle fue el presidente de la Suprema Cámara de Mendoza, lo que hoy es la Suprema Corte de Justicia, el más alto tribunal que tiene la provincia.

Este cura ejerció la máxima autoridad más de 34 años y tuvo intervención en resonantes casos locales.

Un Calle cabildante

Hijo del gallego Felipe Antonio Calle y de la mendocina Magdalena Moyano, Manuel nació en nuestra ciudad, el 13 de mayo de 1792. En plena época colonial.

Luego de estudiar la primaria y realizar el secundario en un colegio religioso, partió rumbo a la Universidad de Córdoba para ingresar en la carrera de abogacía.

A fines de 1817, el joven regresó a su terruño con el título debajo del brazo y poco después, el cabildo mendocino lo distinguió como miembro de esa institución.

Manuel, se destacó como cabildante y cinco años después, se lo nombró Miembro Capitular de la Honorable Sala de Representante.

Cuando ocupó aquel puesto promulgó en especial una Ley en donde favorecía  la quita de impuesto al Hospital de San Antonio. Su brillante paso como funcionario legislativo de aquella sala, hizo que toda la ciudad de Mendoza simpatizara con él. Pero poco tiempo después, sufrirá una adversidad y tomará una decisión que cambiará para siempre con su vida.

Cambio de hábito

En 1830 Manuel perdió a su esposa con quien se había casado hacía varios años. El matrimonio no tuvo hijos y entonces, el abogado quien era un ferviente católico, resolvió ser sacerdote. Dos años después, se consagró como tal y se recluyó en el convento sumergiéndose en los estudios de la liturgia y otros relacionados con esa religión.

El presbítero Calle, se encontraba muy a gusto llevando una vida muy austera. Hasta que recibió en el convento una carta redactada por el gobernador para que se presentara urgente a su despacho. Inmediatamente, el cura partió y cuando fue recibido por el primer mandatario le ofreció un puesto de gran responsabilidad.

Cura y juez

Reunidos en la Casa de gobierno, el gobernador le encargó a Calle, ser nada más, ni nada menos que Presidente de la Corte de Justicia, ya que el cura poseía grandes virtudes y una honradez intachable para ese puesto.

La propuesta fue aceptada por el sacerdote quien una semana después ocupó ese honorifico cargo. Contaba con 42 años de edad.

Al asumir su presidencia, el cura siguió manteniendo sus hábitos y fue aplaudido por el publico en general cuando juró. Siempre había sido una persona agraciada y criteriosa, lo que hizo suponer a la ciudadanía en general que su puesto de Presidente de la Corte sería cumplido con excelencia.

En 1843, intervino en un conflicto provincial suscitado en la localidad del Valle de Uco, puntualmente una tierras muy cerca de San Carlos. El entonces gobernador José Félix Aldao convocó a Calle y el pleito fue resuelto favorablemente.

Durante el gobierno de Justo Correas, el presbítero Calle presentó la renuncia como Presidente de la Suprema Cámara. Lo hizo al notar hechos de corrupción que sucedían en la justicia; en especial con algunos funcionarios del Poder Ejecutivo. Ante esa respuesta, el gobernador Correas reaccionó y no le aceptó su dimisión; justificándose que era la única persona que por su integridad, podía revertir la situación que vivía la provincia.

Años después, y con la vigente constitución provincial, el gobernador Juan Cornelio Moyano lo ratificó en su cargo como Presidente de la Suprema Cámara de Justicia permaneciendo en dicho tribunal. Otros mandatarios provinciales también respetaron su embestidura hasta su fallecimiento.

El 30 de enero de 1864 a la edad de 72 años, el sacerdote y juez Manuel Calle, falleció en nuestra ciudad. Durante su entierro, varios funcionarios expresaron sentimientos de gratitud por sus años en aquel cargo.

Este ilustre personaje sigue como muchos otros, injustamente olvidado.

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