Turquía, potencia emergente

Hacia 1300 nacía el que llegó a ser uno de los imperios más extensos (alcanzó a desplegarse por tres continentes) y de los de mayor duración+. Era uno más de los pueblos turcos que lograron su independencia al desintegrarse otro importante imperio, el de los salyúcidas, que se fagocitó a los demás, y de allí en más creció hasta convertirse en un aparato militar imbatible.

Atacó y venció a los reinos cristianos, a punto tal que el Pontífice romano, alarmado por el avance incontenible de los turcos otomanos, convocó a los reinos católicos a constituir una cruzada que contuviera aquel avance. Después de las conquistas europeas se habían extendido hasta los Balcanes, el norte de África, el Cercano Oriente, el reino de Hungría, hasta arremeter y conquistar Constantinopla en 1453, etc.

En general, se suele pensar que el mayor azote para el Occidente cristiano provenía de las hordas mongólicas. Sin desconocer la importancia de éstas, se resta trascendencia o se desconoce que los otomanos vencieron y obligaron a pagar tributo a cientos de pueblos y ciudades, luego de que la soldadesca rapiñara cuanto le era posible robar, violar o destruir.

Luego de intentar vencer, sin éxito, a la propia Viena, comienza un extenso período de decadencia y continuas derrotas militares, mientras que Europa crecía y modernizaba su aparato bélico. La larga agonía del imperio otomano, con sucesivas pérdidas territoriales, alcanzó su crisis final cuando se alió con Alemania, Rusia y Austria-Hungría, en la Primera Guerra Mundial. La derrota de los llamados imperios centrales, desmembró totalmente aquel vasto imperio, quedando reducido después de los tratados de Sèvres (especialmente) y Lausana, a sus límites actuales, con aproximadamente 800.000 km2.

Mustafá Kemal y la joven república turca

Un hombre providencial, un militar heroico y un estadista destacado, logró salvar el hogar turco, la península de Anatolia, liderando una guerra de independencia en rechazo al tratado de Sèvres, aceptado por el sultán, por el que las potencias triunfantes en la Gran Guerra se habían apropiado de gran parte de Anatolia. La revolución kemalista logró derrotar al último sultán, remplazar el tratado de Sèvres por el de Lausana y fundar la república de Turquía, en 1923. Con ello salvó íntegra la península y estableció, en Ankara, la capital de la nueva república y emprendió la tarea de modernizar al país.

A tal fin se abolió el perimido califato y la sharía (ley religiosa), remplazando aquéllas por un Estado laico e instituciones más modernas, copiadas de los países europeos, para lo que se sancionó una nueva Constitución, en 1924, que permitía el pluripartidismo. Modernizada la superestructura del país, subsistía el problema del desarrollo económico. Se priorizó primero la libre empresa. Sin embargo el país no contaba con los recursos y capitales necesarios. Los resultados fueron decepcionantes por lo que, bajo la presión de la gran crisis de 1930, se aplicó una política estatista, la que en el contexto de un plan quinquenal, produjo el éxito revolucionario en el plano económico.

Inspirada en los objetivos del fundador de la república, Turquía buscó ingresar en la Comunidad Europea, objetivo que no ha logrado hasta la fecha. En cambio, sí forma parte de la OTAN, contando en su territorio con numerosas bases militares, ofensivas y defensivas de Occidente, Además, cuenta con unas poderosas fuerzas armadas, las segundas en cuanto a poderío en la Alianza Atlántica, después de EEUU.

Situación geoestratégica

Turquía es un país bicontinental. Al haber conservado la porción europea de Estambul (ex Constantinopla, ex Bizancio), une y vincula dos mundos. Además, controla los estratégicos estrechos que, a través del mar de Mármara, vinculan los dos más importantes mares cerrados del mundo, Mediterráneo y Negro.

Su posición geográfica relativa es asimismo de un extraordinario valor geopolítico. Sus vecinos, son entre otros, Rusia, Ucrania, Siria, Irán, Irak, Arabia Saudita, Armenia, Georgia, Chipre. A ello se une que en su territorio se han desplegado estratégicos poliductos que transportan hidrocarburos de vital importancia, en particular para Europa, sin pasar por Rusia, que hasta entonces monopolizaba el control de los ductos provenientes del mar Caspio y Asia Central.

Intervenciones militares

Recién dijimos que Turquía cuenta con unas poderosas FFAA. Éstas han intervenido varias veces en la política del Estado a través de sucesivos golpes cuando el orden interno o los objetivos de la revolución kemalista se hallaban, a su juicio, en riesgo. En menos de 100 años de existencia de la república se han sucedido cinco intervenciones militares. La última, única que fracasó, aconteció en julio de 2016. La burocracia militar, como en tantos países, se considera la única depositaria de la legitimidad republicana.

La relaciones exteriores

Un cambio sustancial en cuanto a sus relaciones exteriores, alianzas y objetivos se ha puesto de manifiesto con la llegada al poder del partido de la Justicia y el Desarrollo, en 2003, liderado por Recep Tayyip Erdogan, actual presidente, ex primer ministro y contra quien se llevó a cabo el golpe del año pasado. Con su llegada al poder, Turquía tuvo un destacado desarrollo económico pero también un serio apartamiento de los objetivos seculares de la república.

Su intervención en la crisis Siria, su lucha por obtener la hegemonía regional, su expansión al África subsahariana, su alianza y competencia con Arabia, su pretendido retorno al Estado islámico, su nueva alianza con Rusia e Irán, etc. Las ambiciones hegemónicas del presidente se dan de bruces con una sociedad que anhela mayor libertad y democracia y preservar los valores de la revolución fundadora de la república.

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