Trump en la Casa Blanca: masivas protestas en todo el mundo

En Washington, un cálculo de máxima habló de medio millón de asistentes. La marcha se replicó en distintos rincones del planeta. El flamante presidente la vio desde su limusina.

Tras su primera noche en la Casa Blanca, el flamante presidente de Estados Unidos Donald Trump enfrentó en la víspera una masiva protesta, la "Marcha de las Mujeres", que tuvo una fuerte convocatoria en las redes sociales y comenzó temprano en otros puntos del planeta.

En esta ciudad, decenas de miles de manifestantes se concentraron cerca del Congreso para defender los derechos de la mujer, pero también de los inmigrantes, de los latinos, los musulmanes o los gays.

La "Marcha de las Mujeres", que reunió a alrededor de 300.000 manifestantes, avanzó dos kilómetros por el National Mall, donde Trump fue investido el viernes, en clara evidencia de la polarización de la sociedad estadounidense.  Por lejos la concentración humana superó a la registrada en la ceremonia oficial del pase de mando.  Incluso algunos medios hablaron de medio millón de concurrentes.

Largas filas de casi tres cuadras para entrar a estaciones de metro como la de Bethesda, en las afueras de Washington, ya daban una pauta de la asistencia. Los vagones estaban repletos de mujeres cargando carteles que decían “¿Alguien ha visto mi máquina del tiempo?” o “Lucharemos para proteger los derechos reproductivos que nuestras madres ganaron".

Una larga lista de oradores entre los que figuraron el cineasta Michael Moore, las actrices Scarlett Johansson y America Ferrera, y la legendaria defensora de los derechos civiles Angela Davis, calentaron los ánimos de los manifestantes antes del inicio de los desplazamientos. La cantantes Cher y la actriz Julianne Moore también participaron.

La convocatoria fue acogida también fuera de Estados Unidos: miles de australianos y neozelandeses dieron el sábado el pistoletazo de salida a la "Marcha de las Mujeres", previstas en todo el mundo. Después se sumaron desde Corea del Sur y Tokio hasta Londres y Barcelona. Incluso Buenos Aires tuvo su edición frente a la embajada de EEUU.

“No sólo estamos preocupados por las mujeres”, declaró una de las organizadores de la marcha en Sídney. “Pensamos que muchas personas están amenazadas por este tipo de medidas”, añadió, en referencia a los proyectos de Trump.

El objetivo

La intención de la Marcha de Mujeres fue enviar el mensaje a Trump y al Congreso estadounidense, controlado en las dos cámaras por su Partido Republicano, de que los derechos de las féminas y de los grupos sociales minoritarios deben ser respetados.

Las expresiones multitudinarias recogieron intereses tan variados como la defensa de la igualdad salarial o el derecho a maternidad, los inmigrantes, el medio ambiente o la comunidad LGTBI. Pero lo que está considerado ya como la “otra inauguración” en Washington tuvo un denominador común: la “preocupación y miedo” que ha provocado la llegada a la presidencia estadounidense de alguien tan divisivo, agresivo y misógino como Donald Trump, y la necesidad de demostrar que las minorías, en su conjunto, son tan numerosas que “es imposible ignorarlas”, según los principios de la Marcha.

Todo surgió con una idea de una abogada jubilada de Hawai, Teresa Shook, y luego creció como bola de nieve en las redes sociales. “¿Y si las mujeres desfilaran masivamente en Washington durante la investidura?”, preguntó. Cuando fue a acostarse, tenía 40 “Me gusta”.

Cuando se despertó, más de 10.000, y el llamado siguió creciendo. Numerosos varones -hermanos, maridos e hijos de participantes- se plegaron a las movilizaciones.

Un gorro rosa

“Apenas una semana después de la elección de Trump me compré el billete de colectivo para venir a Washington a la marcha. Para mí fue una cuestión de activismo pacífico”, dijo Cecile Scius, una manifestante de 33 años de Queens.

Como miles de manifestantes, Scius lució un gorro de lana rosa con dos orejas de gato, que se convirtió en nuevo símbolo del desafío al gobierno entrante. Los "pussy hats", como les llaman, son gorros con orejas de gato: es un juego de palabras ya que “pussycat” es gatito y “pussy”, vagina, con un tono peyorativo.

La palabra recuerda directamente a un audio de 2005 filtrado en la campaña electoral en el cual el magnate, conocido por su retórica polémica, aseguraba que “cuando eres una estrella, [las mujeres] te dejan hacerlo. Puedes hacer lo que quieras”.

Tan solo unas horas después de que el republicano jurara, estadounidenses venidos de todo el país, y gente que llegó desde Canadá o México, confluyeron en las afueras del Capitolio para participar en una expresión masiva que no tiene parangón en los últimos años.

Otra de las características de la víspera es que no hubo desórdenes ni inconvenientes, como sí ocurrió el viernes. La protesta fue eminentemente pacífica. Pasará mucho tiempo para que se vuelva a vivir un fenómeno nacional y hasta internacional como el registrado ayer. Realmente un desplazamiento humano que seguramente en algún momento del día, el propio destinatario haya visto en sus desplazamientos por la capital en la limusina que lo trasladaba.

Por los inmigrantes

Nahil Carranza -nacida en Lima, a quien le inquietan los asuntos de inmigración y raza- consideró que la marcha no fue específicamente contra Trump.

“Los inmigrantes están preocupados de si podrán volver a casa por miedo a ser deportados o de ser asesinados en la calle. Eso desgasta psicológicamente. No creo que nadie tenga que vivir con ese miedo. No deberíamos quedarnos en silencio”.

Mica Jordan recolectó dinero junto a sus dos hijos para ayudar a algunas mujeres que querían ir a la marcha, pero no tenían cómo.

Empezaron el 17 de noviembre y consiguieron más de 400 dólares tocando puerta por puerta de las casas de su condado.

“Los de Trump no son mis valores. Estoy en contra de todo lo que Trump apoya.Viene de mi empleador, pero eso no hace que no me afecte que lo eliminen. Todo el mundo debería poder ir al doctor, al dentista. No tiene ningún sentido que sea de otra manera”, añadió.

Cómo reaccionaron los diarios frente al cambio

Tras la asunción del Donald Trump al máximo cargo de los Estados Unidos, la noticia fue tapa de los medios gráficos de todo el mundo al día siguiente, sin excepciones.

Con su fuerte discurso proteccionista inaugural, y en medio de las protestas que se registraron, el magnate inmobiliario  invadió las portadas de los diarios y de todos los sistemas de información, en papel o virtuales.

Algunos ejemplos de ese planeo informativo mundial.

Granma, el órgano oficial del Partido Comunista en Cuba, marcó la novedad, pero casi como un tercer título en la tapa, al señalar:

“Protestas dan la bienvenida a Trump”, y acompaña ese anuncio con una fotografía de las refriegas ocurridas cerca del Capitolio.

En cambio, El País, de España, consignó: “Trump irrumpe en la Casa Blanca agitando el populismo y el nacionalismo”. El diario español remarca en su nota principal el tono del discurso del republicano, que habló sobre proteger las fronteras.

Otro rotativo de España, El Mundo, dio así el suceso: "Trump: "Estamos transfiriendo el poder de Washington a la gente". Es una de las frases inaugurales de las palabras del magnate.

En México, uno de los países con mayores temores por las políticas de la nueva administración,  El Universal, destacó en su portada la intención del republicano de construir una pared en la frontera para frenar la llegada de inmigrantes al país.

En un juego de palabras con las propias de Trump, el periódico inglés The Independent califica al magnate como "la figura política que más división creó en la historia moderna". Y estampa: “So help us God” (Que Dios nos ayude), en clara referencia a la famosa expresión inglesa God save the queen (Dios salve a la reina).

El periódico francés Le Figaro, que ha cumplido 91 años, prioriza: “Donald Trump promete 'poner Estados Unidos' primero”. Es la  referencia a la impronta nacionalista que tiñó el discurso inaugural del flamante mandatario.

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