Tratando de entender la “grieta”

El uso de la palabra "grieta" es discutido. Hay quienes declaran abiertamente que el término no les gusta y que prefieren no usarlo. Otros lo utilizan en un contexto político con una connotación claramente negativa, como lo demuestra el hecho de que los adversarios políticos se echan en cara recíprocamente el ser los responsables de la "grieta". Todos parecen estar de acuerdo en que la "grieta" es algo que habría que superar, pero no se ve la intención de entender su realidad o de querer implementar los pasos necesarios para cerrarla.
Literalmente la grieta es la "hendidura alargada que se hace en la tierra o en cualquier cuerpo sólido". También se refiere a la hendidura en la piel o en una membrana. Repetimos los datos del diccionario.

Cuando se usa el término en la forma que hemos indicado más arriba, se trata de una metáfora que acentúa la distancia notoria que hay entre las dos partes divididas por la hendidura. Si transferimos el concepto del campo físico o cutáneo a otro campo, la imagen permanece, pero la aplicación le da un nuevo sentido.

La afirmación de que la “grieta” nos impide pensar, es una verdad a medias. A menos que se esté hablando de esquizofrenia, aquí la metáfora de la “grieta” se aplica a una forma de pensar que acepta solamente los extremos: o es blanco o es negro; o es bueno o es malo, y se niega a incluir los matices y las diferencias. No es que la “grieta”, en este caso, impida el pensar, sino que impide un pensamiento que entiende la verdad de las cosas, haciendo una opción simplista que oculta la trama compleja de la realidad.

Es obvio que el ámbito psicológico de esta descripción del efecto de la “grieta” no está disociado del terreno político, que es el lugar en donde se desarrolla el debate más arduo y que es el que nos ocupará ahora.

El enfrentamiento entre grupos sociales expresado por la imagen de los dos márgenes separados por una hendidura, es muy frecuente y, en realidad, pertenece a la pluralidad innegable que caracteriza la realidad social. Pero no toda tensión social o enfrentamiento entre grupos que defienden ideales e intereses diferentes lleva a que se forme una fisura. Mientras se respete la opinión y las inclinaciones de los otros que no piensan como uno mismo y se reconozca el derecho a defender posiciones distintas a la propia, no nace ninguna “grieta”.

Se produce en su forma más evidente cuando un grupo social intenta imponer una convicción como la única válida, utilizando medios como la presión social, el control de los medios de comunicación y de los instrumentos de la justicia y la limitación o prohibición de las voces que se opongan a la propuesta oficial. En su forma extrema esto lleva a una guerra civil, pero hay muchas otras formas en los que la "grieta" obra sin llegar a un enfrentamiento abierto como en una guerra civil.

Se pretende obtener una hegemonía que elimine las diferencias, pero lo que se logra es la división que separa a los amigos, impide hablar de temas que puedan reavivar el conflicto, crea bandos a favor de una u otra tendencia, fomenta la desconfianza y la inseguridad.

Doy un ejemplo en el que se mezclan la ficción y la realidad, para caracterizar al fenómeno. “La vida de los otros” (foto ilustrativa), una película alemana que ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2007 narra la historia de un oficial miembro del servicio secreto de Alemania Oriental (Stasi), encargado de espiar en la casa de un dramaturgo opuesto al régimen, que vivía junto con su amiga, para encontrar pruebas en su contra. Sin dar más detalles señalo un hecho significativo,  poco conocido.

Ulrich Muehe (1953-2007), el actor que protagonizaba al oficial de la Stasi, se separó en 1990 de su mujer, Jenny Groellmann (1947- 2006), también ella artista de cine, con quien había estado casado desde 1984. El motivo de la separación lo dio a conocer Muehe recién en  2006, cuando acusó a su ex-mujer de haber estado espiándolo al servicio de la Stasi durante los años de su matrimonio. La trama de la película se mezclaba con lo que había sucedido en su vida. Pero a diferencia de la película, en la que al final las relaciones entre los diversos roles quedan claras, en este caso el final es tan enigmático como desolador.

El abogado de Jenny Groellmann obtuvo de la justicia alemana una sentencia que liberaba a su cliente del cargo de haber colaborado directamente con la Stasi, a pesar de la  sospecha. La pregunta no pudo ser respondida con claridad: ¿Había ella traicionado a su esposo colaborando con el servicio secreto, o fue también ella una víctima del mismo servicio secreto que había creado una leyenda para destruir su matrimonio? Ulrich Muehe murió en julio de 2007, poco tiempo después de haber recibido el Oscar. Nunca fue posible un diálogo esclarecedor con Jenny Groellmann. Ella murió en agosto de 2006, cinco meses después del estreno de “La vida de los otros” en los cines alemanes.

Es difícil imaginar un argumento más fehaciente para mostrar lo que significa la "grieta" en la vida de los individuos y de una sociedad.
Algunas reflexiones conclusivas:

1. Sería bueno evitar hablar de “grieta” como si fuera una etiqueta conceptual de contenido nebuloso que se utiliza en la controversia política para descalificar al adversario.

2. La “grieta” como metáfora de una ruptura en la estructura de la sociedad no es un fenómeno estático, que permanece estable en sus dimensiones. Es propio de la realidad social la inestabilidad: la ruptura se acentuará dando lugar a tensiones cada vez más grandes y a divisiones más radicales, o se irá superando mejorando las condiciones de convivencia.

3. Si la “grieta” en la sociedad se manifiesta con signos innegables, no tiene sentido querer negarla al no hablar de ella o suponiendo que se la puede superar por el discurso político que la atribuya a los “otros”. Lo que se requiere es una mirada política que perciba la realidad social sin mentiras ni ilusiones falaces, para proyectar las medidas necesarias que promuevan la justicia y la equidad. La “grieta” no se supera con palabras, sino con una praxis política adecuada.

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.

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