Equipos de socorro intentaban ayudar ayer a las miles de personas damnificadas en Ecuador por un potente sismo, el más fuerte en 40 años, que causó al menos 246 muertos, más de 2.500 heridos y destrozos considerables en varias provincias costeras y zonas turísticas.
La calle Pedro Gual en la ciudad de Portoviejo (oeste), una de las más afectadas, parece literalmente una zona de guerra: algunos edificios han quedado reducidos a escombros, otros están medio derrumbados y hay postes de luz tendidos sobre el asfalto, mientras vecinos y curiosos contemplan estupefactos la magnitud de la tragedia.
“Ya rescatamos tres fallecidos y creemos que hay de 10 a 11 personas más atrapadas”, explicó un miembro del cuerpo de rescate asignado a la búsqueda de víctimas en el Hotel El Gato, un edificio de seis pisos que se desplomó por completo, sepultando a personas y vehículos. La situación en Portoviejo es tan delicada, que hay caminar por la mitad de la calle por riesgo de que colapsen las casas que quedan en pie.
“Todo fue así tan rápido, no nos dio tiempo a nada. Le dije a mi esposa: ‘sal con los niños’ y ya no se pudo. Empezaron a caer esas paredes, como usted puede ver ahí. Tuvimos que refugiarnos en una esquinita, bajo un mueble”, recuerda el peluquero Fernando Chávez.
En el ambiente empieza a percibirse la descomposición de los cadáveres atrapados.
El terremoto de 7,8 grados -el más fuerte desde 1979- tuvo una duración de aproximadamente un minuto y afectó sobre todo a seis provincias de la costa ecuatoriana, de sur a norte.
Por ahora ha dejado un saldo de 246 muertos, 2.527 heridos y más de 189 réplicas de distintas intensidades.
Han pasado varias horas desde que la tierra tembló con rabia el sábado sobre las 19 locales (22 argentina), pero los sobrevivientes siguen todavía aturdidos por el impacto, sin poder desprenderse del temor a nuevas réplicas.
“Cómo no voy a llorar, había una persona atrapada que gritaba pidiendo auxilio, pero después ya dejó de gritar. Ay, Señor, fue terrible”, dijo Nelly, una desconsolada mujer de 73 años, frente al destruido mercado de abastos del Abdón Calderón, en las afueras de Portoviejo.
“Fue horrible, primera vez que siento un sismo como este, me pareció que duró como un minuto y medio. La casa parecía que se caía. Estoy sorprendida, no me imaginaba que esta ciudad quedara así”, declaró visiblemente afectada Bibi Macontos, de 57 años.
“Barrio Tarqui de Manta muy afectado. Pedernales destruido. Vicepresidente se dirige a Portoviejo”, informó en su cuenta en Twitter el presidente Rafael Correa, quien tiene previsto llegar al puerto de Manta, en la zona más impactada por el terremoto, de regreso al país tras una visita al Vaticano. En Pedernales, epicentro del sismo, con playas sobre el Pacífico y fuerte actividad turística, las autoridades estimaban entre 200 y 300 muertos y una treintena de hoteles completamete derruidos.
"Estamos vivos de milagro"
Cristian “el Ogro” Fabbiani, ex delantero de Lanús, Newell's Old Boys y River Plate, entre otros y que hoy juega en la Liga de Portoviejo contó por Twitter. “Estamos vivos de milagro por el terremoto que vivimos", tuiteó el “Ogro”. Luego subió fotos de algunos daños, con la frase: “Qué locura Dios”.
No habría argentinos entre las víctimas fatales
La Cancillería informó que hasta el momento no hay ciudadanos argentinos entre las víctimas fatales en Ecuador y confirmó el envío de suministros y socorristas para colaborar en tareas de rescate, tras los efectos devastadores del terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter que asoló ese país.
La remoción de escombros continuaba ayer en las provincias ecuatorianas Esmeraldas y Manabí, donde hay muchos desaparecidos y “hasta el momento, no tenemos ningún reporte de argentinos entre las víctimas fatales”, confirmó el cónsul general adjunto en Ecuador, Adrián Isetto. “Estamos en contacto permanente con las autoridades sanitarias ecuatorianas y ellos nos confirmarán si con el correr de las horas aparece alguna víctima argentina”, añadió.
A través de su cuenta en Twitter, la Cancillería informó que “aún se desconoce la existencia de ciudadanos argentinos entre las víctimas fatales. Junto a los Cascos Blancos enviamos un equipo rápido de respuesta de expertos en ayuda en catástrofes y diversos suministros”se detalló en la red.