Terapia de dos: ¿espacio para el encuentro?

Lejos de ser el primer paso para separarse, como dictan los prejuicios, los profesionales la destacan como una oportunidad de revisar y reparar lo dañado. Aquí, una guía sobre qué aspectos se tratan.

El vínculo amoroso en toda pareja puede ser tan maravilloso como complejo, en donde al placer absoluto de compartir los días con la persona elegida, le pueden seguir una serie de desencuentros, roces y peleas, que pueden dejar en pausa e incertidumbre aquello que los unió.

La vida misma se encarga de poner los obstáculos, pero también de desaparecerlos cuando hay amor, ganas y capacidad de pedir ayuda.

En este sentido, y según opinó la psicóloga Beatriz Goldberg, especialista en crisis de pareja, familia y vínculos (autora de "Quiero estar bien en pareja"): "La terapia de pareja es muy útil y en muchos casos tiene mala prensa porque se piensa erróneamente que esas dos personas que maduramente van a un profesional para pedir ayuda, van a terminar por separarse. La buena noticia es que si hay ganas, afecto y amor de por medio, y no hay ninguna situación de pareja paralela, ni de peso mayor, reconstruir es posible".

El primer paso para asistir a la psicóloga puede ser ir de a dos, e incluso de a uno, ya que puede ocurrir que uno de los miembros sea más reticente a ir a la consulta.

Según explica la psicóloga vincular Paula Corso: “Muchas veces puede coexistir la terapia de pareja con la terapia individual, ya que ayuda y potencia lo que se trabaja. En la terapia de pareja, al estar los dos juntos, el cuerpo y el decir de uno hace tope en el otro y lo que se cree de él. Ahí es cuando aparece una producción distinta de la que se da en la terapia individual”.

- ¿Cuál es el primer paso?

- Muchas veces uno de los integrantes de la pareja acude por el otro. Todo dependerá de la calidad de vínculo que exista. Lo ideal sería que asistir fuera un acuerdo entre los dos.

En concordancia con Corso, Goldberg apunta: “Se trabaja con ambos miembros, en otras ocasiones de manera alternada, y a veces con uno u otro miembro de esa pareja para que, de esta manera, se puedan ir modificando acciones y no generando hostigamiento mutuo”.

En cuanto a los motivos más recurrentes por los que una dupla acude a la terapia, Goldberg detalló que “entre los más comunes resultan notorios la convivencia (ya que previamente no se acordaron o negociaron aspectos de la misma y luego se hace más compleja), los problemas que surgen de las familias ensambladas (no sólo con los hijos que no son propios, sino con los ex), los de índole económica, los de infidelidad, engaño o coqueteo, y muchas veces la intromisión de la familia política.

Muchos tienen la fantasía de que las parejas vienen a terapia por problemas sexuales, sin embargo no es siempre así, ya que se puede tener una sexualidad excelente y estar mal en cuanto a la comunicación y al diálogo con la otra persona.

También vienen por lo que implica la llegada del primer hijo, y por la partida de los chicos ya adultos que genera el nido vacío. Entonces la pareja tiene que volver a mirarse con su par para reencontrarse sola, sin hijos ni obligaciones de por medio que distraigan.

- ¿Qué síntomas previos puede tener una pareja en su vínculo para saber cuándo asistir a una terapia?

- Como todo, la terapia es mejor cuando las dos personas están de acuerdo en llevarla a cabo porque ven que no funcionan bien. Como síntomas se puede ver el desgaste, la falta de comunicación y negociación, y los celos recurrentes por inseguridad.

Incluso también se suman casos de parejas que llevan muchos años juntos y sienten que uno de sus miembros cambió, y el otro no... Es allí en donde recontratar los aspectos nuevos en el vínculo, verse de otra manera, y rever con la pareja encontrando nuevos espacios, puede dar mucho resultado.

- ¿Qué pasa si a una de las partes le cuesta ir a terapia?

- A veces puede ocurrir que venga uno solo a terapia porque la otra persona está negada, y se trabaja brindando herramientas, pautas y tips (según la característica de cada pareja) a partir de lo que se infiere por lo que se cuenta.
En otras ocasiones la persona que no vino, se anima a hacerlo y allí se le explica la importancia de que se pueda trabajar con ambos.

- ¿Se puede acudir también para separarse?

- Totalmente. Muchas veces vienen parejas a separarse bien, con todo resuelto entre ellos, y buscando en la terapia una espacio de mediación para terminar lo mejor posible por los hijos.

- ¿Cuándo no tiene lugar la terapia dentro de una pareja?

- No es posible cuando uno de los integrantes tiene por ejemplo una pareja paralela, en donde ya no es una infidelidad que superar como problema sino que mantiene una relación por fuera de su pareja a quien no quiere más, y no se atreve a dar el paso de concluir el vínculo.

Lo que hace es boicotear la terapia.

La pareja siempre mejora y crece si hay ganas, salvo en casos de falta de amor, proyectos en común, o este tipo de situaciones en paralelo.

Un síntoma llamado infidelidad

Según opinó Corso “la infidelidad es uno de los motivos más frecuentes de consulta. Cuando se instala en la pareja, la vemos como un síntoma. Es decir que aparece algo que está hablando de los miembros, y de lo que no estaba funcionando. Entonces a partir del síntoma (como la fiebre) hay que ver si se trata de algo grave o no. Es una señal de que el mundo afectivo de esas dos personas no está bien.

- ¿Se puede generar un nuevo lazo de confianza a pesar de la mentira?

- Depende de los acuerdos y pactos que la pareja hizo. Si la fidelidad era un parámetro muy importante en esa pareja, no es igual que en aquella en la que no ocupa ese valor. Depende de cada caso y de lo que ha construido esa dupla amorosa.

- Además de este síntoma ¿qué otros aspectos confabulan de manera tajante contra el vínculo?

- A veces hay ideologías muy contrapuestas, o formas de pensar la ética, los valores e ideología. Si eso no estuvo en los pactos previos, se descubren cosas del otro por las que uno no lo hubiera aceptado, por ser muy fuertes. Una cosa es lo trivial y otra lo que tiene que ver con nuestras creencias y convicciones más profundas.

Famosas al diván

Will Smith y Jada Pinkett: el actor ha confesado que el éxito de su matrimonio con Jada Pinkett es fruto de la terapia de pareja en la que ambos se dicen todo lo que piensan, el uno del otro.

Matthew Broderick y Sarah Jessica Parker: Una supuesta infidelidad por parte de Broderick a Parker fue el motivo que llevó a la pareja a acudir a terapia para salvar su matrimonio, allá por 2009. Mal no les fue.

Beyoncé y Jay Z: Pese a algunos baches en el camino, Beyoncé y Jay Z siguen juntos. Parece que la pareja de músicos es una de las más estables del panorama actual. Todos adjudican el éxito a la terapia de pareja.

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