Silvicultura: detectan hongo que afecta a las hojas de los álamos

Se trata de una enfermedad que provoca manchas irregulares y, en ataques severos, puede causar defoliación.

Para mitigar la degradación y desbalance hídrico de la cuenca El Morro -San Luis-, técnicos del INTA promueven la implantación de especies forestales que ayuden a detener los procesos de erosión, agotamiento y degradación. Los álamos de la variedad Carabelas INTA fueron seleccionados por el rápido crecimiento, buen vigor inicial y la calidad de la madera.

Sin embargo, el equipo encargado del seguimiento y control de las especies detectó la presencia de Alternaria, patógeno que ocasiona la enfermedad que afecta principalmente a las hojas de los álamos. Belén Bravo, fitopatóloga del grupo de Producción Agrícola del INTA San Luis, señaló que “mediante el seguimiento de las especies forestales pudimos detectar alternariosis en las hojas de la variedad de álamos Carabelas INTA”.

La Alternaria -hongo que causa la enfermedad- afecta principalmente a las hojas de los álamos. De acuerdo con Bravo, “los síntomas típicos de la enfermedad son manchas irregulares pardo oscuras, necrosis -muerte del tejido vegetal- y frente a ataques severos produce defoliación prematura”. Aunque la detección de la patología fue notoria, Bravo aclaró que “la alternariosis no es una enfermedad que genere grandes pérdidas en el cultivo debido a que no produce mortandad de plantas”. Si bien se trata de una enfermedad que no es de las más importantes que afectan al álamo, para evitar la aparición pueden aplicarse medidas de manejo integrado.

“Para prevenir que se contagien las plantas recomendamos iniciar el control en las malezas hospedantes y en los residuos vegetales que se encuentren cercanos a las plantaciones”, explicó Bravo quien advirtió: “Es un patógeno que inverna en residuos vegetales y, desde allí, por la acción del viento y la lluvia puede diseminarse hacia otras plantas”. Para determinar la causa de la sintomatología, los especialistas utilizaron muestras de hojas y emplearon técnicas específicas fitopatológicas para su análisis y detección.

“Luego de siete días de incubación pudimos observar la presencia del micelio algodonoso de color blancuzco a pardo-oscuro”, aseguró Bravo y confirmó: “en el transcurso de unos días notamos la presencia de las estructuras reproductivas típicas de Alternaria sp”. Esta detección resulta un primer registro sanitario expresado en el ambiente de Villa Mercedes, San Luis. “Por esto, es necesario continuar la investigación para comprobar la susceptibilidad de Carabelas INTA a esta enfermedad”, resumió Bravo.

Un aliado para los suelos

En la cuenca El Morro el ascenso progresivo de los niveles freáticos generó, en algunos casos, un colapso que terminó con la aparición de un nuevo curso de agua. Para mitigar la degradación y desbalance hídrico, técnicos del INTA promueven la implantación de especies forestales que ayuden a detener los procesos de erosión, agotamiento y degradación Claudia Terenti, referente en Biotecnología de especies forrajeras de esa unidad del INTA, expresó: “frente a esta problemática, promovemos la implantación de árboles que cumplan con la extracción del agua sub-superficial, que favorezcan el balance hídrico y ayuden al sostenimiento de los suelos”.

En este sentido, Carabelas INTA es una variedad de álamo proveniente de INTA 25 de Mayo -Buenos Aires- que fue seleccionada por Ángel Pelaitay debido a su crecimiento, sanidad y calidad de la madera.

“Es un clon de rápido crecimiento, con buen vigor inicial y altas tasas de crecimiento anual, que como proviene de semillas introducidas desde el Delta del Río Mississippi en los Estados Unidos, se destaca por su utilidad en la industria maderera”, indicó Terenti.

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