Con la identificación de la pareja que el domingo fue encontrada muerta en las aguas de la planta potabilizadora de Maipú y el posterior hallazgo del auto de las víctimas, completamente incinerado y desmantelado, se abrió un misterio que hasta anoche se presentaba complejo para los investigadores.
La hipótesis más fuerte se enfoca en que el matrimonio fue víctima de un delito. Ayer a la siesta se allanó una casa del Bajo Luján pero no hubo resultados.
Las víctimas son Antonio Ortega y Paulina Bransini, ambos de 76 años.
La preocupación sobre la desaparición del matrimonio se conoció ayer, cerca de las 2, cuando Raúl Ortega (51) llegó a la comisaría 51 de Agrelo, Luján de Cuyo, para dar una noticia alarmante: hacía varias horas que no tenía noticias de sus padres.
En su denuncia, Ortega dijo que hacia el mediodía del domingo sus papás fueron a comer un asado a la zona conocida como La Gruta, en las cercanías de las ruta 7 y 40, en Luján. Y que tras eso no habían regresado a su casa, de Coquimbito, Maipú, ni se habían comunicado telefónicamente. En su presentación, Ortega agregó que la pareja salió a bordo de un Citroën C3 de color celeste.
Reconocimiento
Cuando el hijo de las víctimas se presentó a comunicar la desaparición, los cuerpos de sus padres ya estaban en la morgue policial y figuraban como NN.
Siete horas atrás, operarios de la planta potabilizadora ubicada en Zapata y Chile, en el distrito maipucino de Cruz de Piedra, habían hallado los cadáveres, atascados en una compuerta del canal San Martín.
Tras la denuncia, en la frecuencia policial se cruzaron la noticia de la desaparición del matrimonio con la del hallazgo de los cuerpos. A eso le siguió que Ortega fue llevado al forense, donde reconoció que las víctimas eran sus padres.
Antonio y Paulina aún tenían sus alianzas y él llevaba en un bolsillo dinero en efectivo. “Los cuerpos no presentaban golpes aparentes pero sí lesiones que podrían ser de arrastre”, confirmaron.
Es decir, esas heridas bien podrían haberse producido por el arrastre del agua o por obra de terceros; ante esto, la necropsia será clave.
Tras la identificación, faltaba un punto clave: encontrar el auto.
Con ese objetivo, al amanecer de ayer un helicóptero policial dejó la base Cóndor para sobrevolar la zona donde podría estar el auto de los Ortega. Finalmente, cerca de las 9.40 el C3 fue divisado en el interior del cauce del río Mendoza, entre las rutas 15 y 7, frente al Bajo Luján. Estaba totalmente incinerado y desmantelado: desconocidos le habían robado todos los objetos de valor que pudieron, incluso los neumáticos. De hecho, debido al avance del fuego sólo había quedado en pie la carrocería.
Investigación compleja
Si bien el vehículo estaba cerca del río, por ese lugar no pasa agua (la afluente más cercana está a unos 600 metros) por lo que es imposible que Antonio y Paulina hayan caído en ese lugar. De hecho, por ahora sigue siendo una incógnita en qué tramo del río cayeron.
Con el misterio in crescendo, la investigación pasó a manos de Claudia Ríos. Anoche la fiscal se limitó a decir que "estaba realizando una medida y que no daría datos porque era subrogante ya que la causa pertenece a Garay".
En tanto, fuente policiales cercanas al caso, indicaron que ayer a las 15 se allanó una casa del Bajo Luján, que fue marcada por perros de la policía. “No encontramos nada así que tampoco hubo detenidos”, aseguraron y agregaron que se investiga desde un accidente hasta un posible homicidio. Lo que es indudable que el vehículo sí sufrió un robo, lo que hace pensar que la pareja también fue víctima de un delito.