Si a la Argentina le va bien, ¿qué puede pasar con el dólar y con la economía de Mendoza?

Al igual que Argentina, la economía en Mendoza ha estado prácticamente estancada en los últimos años (2012 - 2016). A pesar de esta esperable similitud, en los últimos 7 años la actividad económica en nuestra provincia mostró una peor performance que Argentina y los niveles de pobreza crecieron por encima del promedio nacional (actualmente son superiores en casi 3 puntos porcentuales, cuando hace 10 años estaban 6 puntos por debajo).

Este magro comportamiento de la economía mendocina puede ser explicado por múltiples factores (políticas económicas, dinámica del mundo, etc.) pero hay uno de ellos que siempre ha sido muy relevante: el poder adquisitivo del dólar (Tipo de Cambio Real - TCR).

A lo largo de los últimos 25 años, cuando el poder adquisitivo del dólar fue alto, la economía provincial creció más que el promedio de Argentina y al revés, en los períodos cuando el TCR fue bajo (más detalles pueden encontrarse en los Informes anuales de la Economía de Mendoza www.economiademendoza.com).

En los últimos años, el cepo cambiario permitió que el TCR fuera muy bajo, lo cual perjudicó la dinámica de la economía mendocina. A fines de 2015, con la eliminación del cepo, el poder adquisitivo del dólar oficial mejoró significativamente. Pero luego, por la dinámica inflacionaria, el TCR comenzó a caer nuevamente y muchas actividades económicas de Mendoza que habían "ganado" competitividad con la mejora cambiaria, empezaron a tener problemas nuevamente.

Un método para evaluar el bajo o alto poder adquisitivo local del dólar consiste en comparar los precios de los productos con otros países. Cuando el TCR está bajo (dólar barato), los precios internos en dólares son más altos que en otras partes del mundo, y viceversa.

Dos hechos actuales pueden ser citados para evaluar este último punto. El primero es el “boom” de compras de argentinos en Chile. Si bien el factor cambiario no es la única variable que explica este fenómeno (la alta presión impositiva y la baja apertura comercial también influyen mucho), sin duda es un componente clave e indica que el dólar ya no estaría demasiado alto en nuestro país.

El segundo hecho proviene de una encuesta realizada por el IERAL en octubre de 2016 en las ciudades de Mendoza y Londres. En la misma se comparan precios de alimentos tanto en cadenas internacionales de comida rápida como en supermercados. El resultado es contundente: nuestra provincia tiene precios más caros tanto en las cadenas de comida rápida (entre un 30% y 56%) como en los supermercados (90%).

Estos hechos muestran claramente que, a pesar de la mejora cambiaria fruto de la eliminación del cepo, buena parte de la misma se perdió por los efectos de la inflación.

Este panorama de relativamente bajo TCR que afecta negativamente a Mendoza podría complicarse aún más mientras mejor le vaya a la economía de Argentina en los próximos años. La evidencia empírica internacional muestra que las economías que redujeron su brecha de ingresos con Estados Unidos en los últimos 45 años también vieron caer el valor de su TCR.

La experiencia histórica

A diferencia de los países "exitosos" en materia de crecimiento económico, las caídas del TCR en Argentina terminaron abortando los procesos de expansión económica, generaron devaluaciones abruptas y períodos de alta inestabilidad.

La razón por la cual en Argentina las caídas del TCR no resultaron sostenibles fue que las mismas no se originaron en mejoras de la productividad, como sí ocurrió en los países de alto crecimiento sostenido.

La mejora en la productividad es lo que permite que las economías crezcan en forma sostenida y puedan pagar mejores salarios sin perder competitividad respecto al resto del mundo.

La productividad de una economía aumenta básicamente por 2 motivos: mayor inversión (se incrementa el stock de capital por trabajador) y/o mejora de la eficiencia (producir lo mismo con menores costos). A diferencia de los países con mayor crecimiento, en Argentina se produjo una contracción de la productividad en los últimos 45 años (tanto los indicadores de stock de capital por trabajador como de eficiencia cayeron) y es lo que afectó negativamente a su economía e impidió un proceso sostenible de crecimiento con caídas en el TCR.

Las caídas del TCR asociadas a procesos expansivos en la historia de nuestro país se explican (en general) por factores diferentes a la productividad: aumentos temporales en los precios de exportaciones, ciclos de endeudamiento (entradas de capitales) y/o importantes aumentos en el gasto público. Todos estos fenómenos también reducen el TCR pero, a diferencia del aumento en la productividad, pueden resultar no sostenibles en el tiempo como, de hecho, sucedió en la Argentina en las últimas décadas.

Las altas necesidades financieras actuales de Argentina (dependencia de entrada de capitales y endeudamiento) junto con la esperanza de un nuevo período expansivo para los años 2017/19 (como el que propone el gobierno nacional en su Presupuesto 2017) pueden afectar negativamente el TCR en nuestro país durante los próximos años.

El desafío de Mendoza

En el caso que el escenario anterior se concrete, el contexto de TCR relativamente bajo en Argentina podría permanecer a lo largo de los próximos años. Dada la enorme influencia de esta variable sobre gran parte de la economía mendocina, este marco generaría un gran desafío, tanto para las empresas mendocinas como para el diseño de las políticas económicas públicas provinciales.

Las enseñanzas que dejan los países de alto crecimiento sostenido son muy claras y relevantes en este posible contexto: la única forma de "convivir" exitosamente con un TCR bajo es mediante mayores inversiones y mejoras en la productividad.

Estas enseñanzas claramente dejan importantes implicancias, tanto para el sector privado como público de Mendoza.

Desde el punto de vista de las empresas privadas, este posible escenario debe impulsarlas a realizar inversiones que mejoren la calidad de sus productos y/o reduzcan sus costos de forma tal de poder mantener e incrementar la competitividad de sus productos con respecto al resto del mundo.

Desde el punto de vista de las políticas económicas públicas, las mismas, más que nunca, deben apuntar también a reducir los costos de producción del sector privado.

En este sentido, volver a la presión impositiva histórica (actualmente más de un 70% más alta), con gravámenes que sean lo menos distorsivos posibles y que alienten el proceso inversor en la provincia, resultaría muy importante.

Por otro lado, también debe avanzarse en la eficiencia interna del sector público. Tres políticas son claves para esto. En primer lugar, rediseñar todos los trámites públicos relacionados con los negocios de forma tal de lograr la máxima agilidad en los mismos utilizando mecanismos muy comunes en otros países como ventanillas únicas, generalización de trámites por internet, etc.

En segundo lugar, para mejorar los estándares de los servicios prestados por el Estado es muy importante la eficiencia en la labor de los empleados públicos. Este objetivo requiere un marco para las políticas de personal muy diferente del actual. El mismo debe contener pautas explícitas muy claras y objetivas tanto para la incorporación como para el ascenso del personal, contemplando la capacitación del mismo y evaluaciones de desempeño que "premien" el esfuerzo de los empleados.

Por último, también es clave poder avanzar en el proceso de toma de decisiones de obras e inversiones públicas. Dada la eterna escasez de fondos para múltiples necesidades, solamente las obras de mayor impacto económico-social deberían ser llevadas a cabo. Para ello, es necesario generar un sistema donde todas las inversiones sean evaluadas cuantitativamente desde el punto de vista económico-social de forma tal de "rankear" las mismas y elegir solamente aquellas que tengan un mayor impacto positivo para la sociedad. Un sistema de este estilo está vigente en Chile desde hace más de 30 años con excelentes resultados.

Claramente, llevar a cabo todas estas iniciativas no resulta fácil ni rápido, pero en la medida que se comience con las mismas se contribuirá a que la provincia, no sólo tenga chances de superar los desafíos de un TCR bajo, sino también de contribuir al tan ansiado proceso de crecimiento sostenido para nuestra economía.

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