Santa Rosa: polémica para ubicar la planta de residuos

El departamento necesita un predio único de acopio de la basura, para luego trasladarla al depósito regional de Rivadavia. Hoy tiene 4 basureros municipales

Santa Rosa tiene al menos cuatro basurales municipales a cielo abierto y para cerrarlos, precisa antes montar una planta de transferencia, es decir, un lugar donde acopiar toda la basura domiciliaria que genera del departamento para luego transportarla en un camión batea hasta Rivadavia, donde funciona la planta de residuos para toda la región del este mendocino, al que ya transportan su basura San Martín y Junín.

Si bien el gobierno provincial está dispuesto a desembolsar los cerca de diez millones de pesos que demanda esa planta de transferencia, el problema es que oficialistas y opositores no logran ponerse de acuerdo en Santa Rosa, respecto al lugar donde debería funcionar.

Así, el Ejecutivo apuesta por un terreno en el ingreso a La Dormida, cercano al cementerio del distrito y también a la ruta 7; se trata de un predio de 165.000 m2 que debería expropiar la Provincia a través de una ley de la Legislatura, pero que primero precisa de un acuerdo en el Concejo, donde el trámite está trabado.

“Habiendo tanto campo en Santa Rosa, es insólito que la comuna haya elegido un terreno en el ingreso a La Dormida, a solo 250 m de la ruta 7 que lejos de ser un despoblado, es el punto hacia el que crece el pueblo”, señaló la concejal Maris Maravilla (FpV) y siguió: “En esa zona hay familias viviendo, hay algunos comedores para los camioneros que viajan por la ruta, también hay locales de regionales y hasta una estación de servicios. Cerca de 300 personas viven o se mueven en esa zona, donde la comuna pretende su planta de residuos”.

La oposición asegura que no se opone al proyecto, pero exige que se busque otro lugar, incluso el concejal demócrata, Antonio Ponce, que forma parte de Cambiemos, que hoy gobierna Santa Rosa, se opone a la idea: “Es el peor lugar para poner un basural porque allí se observa un crecimiento del pueblo. Si vamos a compartir esa planta con La Paz, lo ideal es buscar un terreno despoblado más al este”.

Desde el oficialismo entienden que la oposición hace una lectura política del tema: “No tienen argumentos objetivos para rechazar el proyecto”, sostiene el secretario de Gobierno Marcos Nuarte: “Hay dinero para este proyecto pero si se cae, en Santa Rosa volvemos a foja cero y seguiremos con los basurales que tenemos”.

La concejal radical Débora Quiroga trabaja por estas horas para que el Concejo declare al proyecto como de interés público, paso previo ineludible para que la Legislatura expropie el terreno: “Tenemos que erradicar los basurales a cielo abierto de Santa Rosa y la única manera es con esta planta de transferencia y a través de un crédito que llegará desde la provincia. Si no aprobamos este proyecto seguiremos teniendo basurales en el departamento. Yo voy a insistir para que se apruebe en la próxima sesión”.

Una de las principales críticas a la ubicación que propone el Ejecutivo es que, según la oposición, la basura estará en esa planta más cuatro días hasta que se complete la batea: “Son necesarias 26 toneladas de residuos por cada viaje a Rivadavia, un volumen que el departamento no acumula en una sola recolección y entonces, habrá olores, roedores, moscas y basura todo el tiempo”, subrayan.

Leonardo Fernández es el director de Salud y Medio Ambiente de la comuna: “No va a pasar más de un día y medio entre viaje y viaje hacia Rivadavia, por lo que la basura no tendrá tiempo a descomponerse. Habrá un cinturón ecológico de árboles. Nadie notará desde la ruta que allí se transfieren residuos”, explicó el funcionario y completó: “En ese predio tenemos agua, luz y gas, que son servicios esenciales para que la planta funcione. No es cierto, como dice la oposición, que se puede montar esta planta en cualquier campo”.

Barrio junto al basural

Santa Rosa tiene al menos, cuatro basurales municipales a cielo abierto y un número indefinido de pequeños depósitos clandestinos, que se mantienen gracias a la desaprensión de algunos vecinos.

Uno de los basurales municipales  está en el distrito 12 de Octubre; el segundo en la villa cabecera, muy cerca del río Tunuyán; el tercero, en La Dormida, por calle Alem y el cuarto, en Las Catitas, junto a la ruta 153 y a metros del barrio La Costanera.

“Vivimos a metros del basural y es un reclamo permanente en el barrio. Cada vez que vienen las elecciones, todos prometen una solución, pero seguimos igual. Si hay un proyecto para sacarlo ojalá que de una vez se cumpla”, dice Mirta, que vive con su marido y 4 hijos en La Costanera.

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