San Rafael: “Fierritos solidarios” e incansables

Sin otra motivación que ayudar a los que más lo necesitan, ni un espacio propio más que una casa familiar, no paran de dar una mano a instituciones y particulares. Quieren armar una ONG para darle forma al puñado de voluntades.

"Porque nos gusta ayudar a la gente que lo necesita". Esta es la razón básica que mueve al grupo "Fierritos solidarios" del barrio El Sosneado 6, de San Rafael. Empezaron a trabajar el año pasado y ya han realizado varias tareas de ayuda a distintas organizaciones, entidades y familias coterráneas.

"Siempre existe alguien que necesita algo: ropa, zapatillas, materiales de construcción... algo, y ahí estamos nosotros", afirma Silvia Alejandra Romero (subcampeona nacional de mountain bike).

"Retirada.Ya no compito más", dice casi no convencida con una amplia sonrisa, rodeada de su esposo Héctor Aguirre y de Gabriel (20), Estefanía (18), Antonella (16) Sheila (18), Paulo (21), Luli (19) e Iván (20). "Ahora nos dedicamos todos a ayudar a otros", dice orgullosa.

Así de simple lo relatan pero en realidad la tarea es complicada y lleva mucho tiempo. “Y espacio”, acota Héctor.

“Tenemos la idea de construir un galponcito atrás porque hay días en que no nos cabe nada de lo que traemos. Suele estar toda la casa ocupada con ropa y cosas que la gente nos da, y nuestros colaboradores permanentes que siempre dan una mano. Cuando podamos económicamente lo haremos, aunque sale muy caro y primero debemos encarar el cierre del lote (tiene uno improvisado con lona verde muy prolijamente colocada), pero todavía no podemos”, asegura esperanzado.

Héctor está sin trabajo (es techista) pero se las arreglan con las milanesas que “hace ella”, dice. “Cuando yo no tengo trabajo y no sale nada, esta es una época muy dura, ella mantiene la casa”, destaca y Silvia asiente con orgullo.

En el patio de la vivienda, que tienen cubierto de un manto verde de pasto bien conservado y cortado, separan las prendas; luego las lavan y planchan. Todo es costeado por ellos mismos y el trabajo de los chicos, que lucen orgullosos las remeras que han diseñado y confeccionado gracias a Gustavo Javier Bracamonte (frigoríficos), que "es nuestro esponsor oficial -destacan en todo momento-. Sin la ayuda permanente de él todo esto no existiría".

Otra de las tareas internas que los ocupa es la constitución de una asociación civil sin fines de lucro, “pero eso también sale dinero que ahora no tenemos. Por ejemplo tenemos que comprar 9 libros contables exigidos por ley y pagar los trámites”.

Seguro que eso se hará más adelante pero no detendrá la tarea que empezaron cuando ayudaron, por ejemplo, al Hogar de Niños de Rama Caída, al que le consiguieron un pelotero, ropa y merienda que se mantiene hasta hoy. "No tenían nada y ahora por lo menos tienen asegurada una comida, simple, pero comida al fin", dicen.

También tuvieron el apoyo de “Fierritos solidarios” los alumnos de la escuela Abona, que recibieron zapatillas, ropa y materiales de construcción que necesitaban para el edificio.

El merendero de Costa Esperanza, una zona difícil en San Rafael, es otra institución que sabe de la ayuda de esta gente. Ahí también armaron un merendero y ayudaron con la construcción del techo del lugar. "Para fin de año visitamos el merendero con un Papá Noel y regalos", cuentan casi a coro, asegurando que fue una experiencia "fantástica".

El refugio para gente en condición de calle que hay en calle Tirasso recibió la ayuda inconmensurable de este puñado de voluntades, que hoy están avocados a dar una mano a un matrimonio mayor que perdió todo en el incendio de su vivienda.

“No pueden volver al lugar porque existe un problema con otras familias, así que les estamos buscando un sitio y así les construiremos una habitación con baño por lo menos. El hombre tiene una discapacidad y la mujer es grande”, dicen para justificar su acción, que no necesita explicaciones sino sólo un motivo.

El grupo se agranda lentamente y son los jóvenes los que más se acercan. “Sólo hace falta voluntad para ayudar a quien más lo necesite. Y no es que a nosotros nos sobra”, aseguran sin quejarse.

El apoyo de muchos es la base fundamental

“Fierritos solidarios” sacó su nombre del fanatismo que todos tienen, además de sus fundadores Silvia y Héctor, por los autos. “Nos gustan los fierros y ayudar a la gente, así que de ahí el nombre”, ríen.

Aunque la tarea diaria la hacen ellos, hay mucha gente que colabora y en modo insistente quieren nombrar a algunos con el riesgo de olvidar a alguien.

“Siempre llega algo de parte de Frigoríficos Bracamonte en la persona del Gustavo, de la maderera de Edgardo Zamarbide, de la Dirección Provincial de Vialidad a través de la ingeniera Emilse Lozano y Agustín Toledano, de Cristina Miró de Salto de las Rosas y del Club de Leones”.

Son algunos de los muchos que apoyan esta iniciativa que día a día se expande. Los interesados pueden acceder al Facebook “Fierritos solidarios”. También agraden a los medios de difusión por apoyarlos “siempre”.

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