San Carlos quiere revivir su olvidado paso a Chile

La comuna busca revalorizar este histórico sendero fronterizo con fines turísticos y recreativos. Para ello necesita que instalen un puesto aduanero.

Quizá porque nunca trascendió la importancia que tuvo -desde el 1900- para los arrieros que vendían su ganado en Chile. O porque pocos saben que el primer camino se construyó en la década del ‘30, cuando subió hasta allí una carreta para rescatar el avión caído de Guillaumet. O porque aún lo asocian a la mega obra internacional del gasoducto y a sus riesgos. O porque sólo tuvo control aduanero por unos meses...

Todas pueden ser razones por las que el paso internacional Maipo -que continúa el camino que va a la Laguna del Diamante- parece haber sido librado al olvido. Hoy, que los cruces al vecino país están en el centro de la agenda, los sancarlinos se animan a soñar con un destino recreativo para este camino y quieren visibilizar las ventajas que esconde y que por años fueron desoídas.

“Nuestro paso tiene una historia muy rica y casi no necesita inversión en infraestructura vial. Los impedimentos para cruzar a Chile con vehículos por aquí son más bien legales y políticos, que operativos”, señala Ricardo Funes, el titular del área de Turismo del municipio.

De a poco, manteniendo cierto perfil bajo, los sancarlinos han ido mostrando gestos políticos y haciendo viajes a la zona para empezar a potenciar esta vía, que comunica con el poblado chileno de San Gabriel (el mismo al que llega el paso Portillo de Piuquenes, huella turística que también hoy constituye un sueño para la comunidad de Tunuyán).

En realidad, hasta el momento la comuna no manifiesta otra intención que explotar esta senda a nivel turístico y recreativo. Su principal pedido es que se realicen las habilitaciones correspondientes para que el puesto de Gendarmería, que ya funciona en la Laguna, pueda hacer trámites aduaneros. Es decir, que quienes quieran cruzar por allí a Chile cuenten con personal autorizado para sellarles el documento o pasaporte, como ocurre hoy en el refugio Portinari con los que cruzan en cabalgata -por ejemplo- desde el Manzano Histórico.

Pros y contras

Además de la enorme belleza paisajística (el sendero ofrece una vista inigualable de los distintos perfiles del volcán Maipo y de su reflejo en la Laguna), este paso cordillerano guarda varias ventajas que lo tornan fácilmente accesible.

Las alturas máximas que presentan mayor dificultad a lo largo del camino, hoy en día son sorteadas -en época veraniega- por cualquiera de los vehículos que llegan hasta la reserva natural Laguna del Diamante. Se trata de los 3.600 metros sobre el nivel del mar que ostenta la Pampa de los Avestruces y los 3.700 de Paramillos.

Otro de los puntos que favorecen su uso público es que el camino del lado chileno está totalmente desarrollado hasta el hito fronterizo Maipo (ubicado a los 3400 mts SNM).  Incluso el recorrido -llamado Queltehues-Volcán Maipo- es hoy promocionado por el gobierno del vecino país en la Guía Turístico-Cultural Cajón del Maipo, como “un sendero de gran belleza escénica” y que pasa por pueblos equipados con servicios básicos.

Los contra hoy se reducen a tres puntos: la falta de un puesto aduanero, la necesidad no urgente de reforzar para uso público el puente que cruza el río Diamante (construido en el ‘95 por la empresa que hizo el gasoducto) y las tranqueras impuestas por un privado chileno -dueño del fundo Cruz de Piedra-, quien permite pasar por sus tierras previo haber tramitado una solicitud, que incluso es explicada para los turistas por Internet.

Para llegar hasta el lugar hay que recorrer un camino que arranca en la ruta 40, en Pareditas, hacia el sur hasta llegar a la ruta provincial 98, que conduce hasta la Laguna del Diamante (103 km). De allí se transita por el sector sur del volcán hasta llegar al pueblo de San Gabriel, en Chile. Si bien es más plano y transitable, los sancarlinos reconocen que esta vía es unos 30 kilómetros más larga que el paso de Portillo-Piuquenes, en Tunuyán.

Un camino con historia

Fue el mentado accidente del aviador francés Guillaumet en la zona de la Laguna del Diamante el que generó un antecedente obligado de esta senda cordillerana. En la década del ‘30, el estanciero Lima abrió el camino para subir con una carreta y hombres, y bajar los restos del avión.

Sin embargo, mucho antes este sendero fue utilizado para el traslado de ganado a Chile y hay vestigios que indican que mucho antes lo usaron los aborígenes y después el mestizaje. Entonces, los límites políticos entre naciones no valían y los pueblos originarios de San Gabriel y San Carlos eran hermanos. Por ejemplo, los apellidos de las familias tradicionales de Pareditas se repiten en el pueblo chileno.

También existen relatos que muestran que cuando don Eugenio Bustos llegó a hacerse cargo de sus tierras en San Carlos (1890), descubrió el desarrollo innato de la ganadería que se daba en pastizales y aguadas, como Cápiz. Allí, creen, empezó a fortalecerse el negocio de venta de ganado a Chile. Entre el ‘40 y ‘60 este sendero fue utilizado también para la explotación minera de canteras.

En el ‘94 empiezan los estudios geológicos para hacer el gasoducto. Parte de la obra fue la construcción del puente sobre el río Diamante y que en el ‘98 trajo un puesto aduanero. Esto es lo que la gente de San Carlos quiere reactivar.

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