El director Terrence Malick es uno de los realizadores más interesantes del mainstream estadounidense. Sus títulos los han instalado en el universo poético de los buceadores del lenguaje cinematográfico, con personalidad propia.
Bastan sólo tres de sus más mediáticos ejemplos: "La delgada línea roja", un clásico del cine bélico en el que el realizador da un paso más allá para adentrarse en una mirada filosófica sobre el hombre y la guerra, que ya está disponible en Netflix; "El nuevo mundo", película en la que Malick toma la historia de Pocahontas y la transforma en una bellísima y pregnante metáfora sobre el choque cultural; o "El árbol de la vida", ganadora de la Palma de Oro en Cannes, donde el creadora explora e hipotetiza sobre el hombre y su importancia respecto al universo.
Malick es de aquellos realizadores que conjungan la filosofía y sus metadiscursos, con imágenes clásicas en las que la naturaleza es fuente e inspiración de los conflictos. En este universo narrativo es que se introdujo ahora el guapo de Ryan Gosling. El hombre decidió dejar de lado sus mohines cautivadores para meterse de lleno en una producción que representa un desafía actoral importante como protagonista de "Song to song", la nueva película de Malick.
La osadía interpretativa de Gosling le permitió sortear el difícil objetivo actoral que le propuso el director para realizar esta cinta: someterse a un amplísimo margen de improvisación; algo así como cruzar la cuerda floja, pero sin red.
Gosling protagoniza el filme, que llegará a más salas de cine de Estados Unidos este fin de semana, con Michael Fassbender, Natalie Portman y Rooney Mara. En términos generales, la cinta es sobre un triángulo amoroso en la escena musical de Austin, Texas, pero la trama solo puede describir parte de una película de Malick. "Song to Song" es un caleidoscopio de luz y amor en movimiento entre lo cotidiano y lo trascendental.
Gosling también se prepara para trabajar de nuevo con el director de "La La Land", Damien Chazelle, en una película en la que encarnará al astronauta Neil Armstrong. Y protagoniza la cinta de ciencia ficción "Blade Runner 2049", que se estrenará a fines de año. Pero su experiencia en "Song to Song", filmada en 2012 (aún sin fecha de estreno nuestro país), sigue siendo poderosa para él.
El actor contó que Malick le dijo, para hacer "Song to song", lo siguiente: "'¿te interesaría trabajar sin un guión?'. Dije, seguro. Poco más de un año después me pidió que fuera a Austin. Estaban haciendo algún tipo de rodaje preliminar en uno de los festivales que se hacen ahí. La idea era que él quería tratar de causar lo que calificó como 'colisiones' entre una cinta narrativa y la escena musical en Austin, para llevar esas escenas a ambientes reales que uno no pudiera controlar y ver qué sucedía... Mi trabajo era tratar de alentar a los transeúntes en la calle, gente que no eran actores, músicos, el público, a que entraran al mundo de la película y llevaran la escena a donde quisieran y trataran de mantenerla en el mundo de la película. Evitar que vieran a la cámara, tratar de que me hablaran no como actor, sino como otro más en el público o en cualquier situación que se requiriera. Fue muy diferente a solo interpretar un personaje. Fue casi, no sé, como hacer que la gente se revelara".
