El Museo del Pasado Cuyano "Doctor Edmundo Correas", que guarda un valioso patrimonio histórico de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza (JEHM) , cumplió 48 años de su inauguración en mayo.
Pero en medio de la celebración se coló una triste noticia: alguien entró a la casona de calle Montevideo y se robó la réplica del sable corvo del General José de San Martín, una pieza que debe ser hecha por artesanos y cuyo valor histórico y sentimental es muy importante.
Interpol Argentina emitió una alerta para hallar el sable y también para que quien se lo robó no pueda comercializarlo.
Pero el robo deja al descubierto las necesidades de una institución que se mantiene a pulmón, y que a pesar de ser promocionada en los folletos de Turismo, recibe apenas 28 mil pesos anuales en todo concepto para funcionar.
Para colmo de males esa pequeña suma, que debe ser aportada por el Estado provincial, no llega desde 2014.
El Estado también debe proveer al museo de un administrativo, un bibliotecario y un maestranza. Esta parte tampoco se cumple.
Las 14 salas del museo y sus piezas históricas, que atesoran el pasado de la cuna de la gesta libertadora de San Martín, se mantienen por aportes de particulares voluntarios. Ellos son los encargados de intentar tener en pie la vieja casona de los Civit y todo lo que hay adentro.
Por Ley, el Estado también debe proveer al museo de un administrativo, un bibliotecario y un maestranza. Esta parte tampoco se cumple.
El museo, entonces, funciona con pasantes y dos empleados que se pagan con recaudaciones de mendocinos.
El sable
El 24 de mayo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó la recepción del sable corvo del general José de San Martín en el Museo Histórico Nacional, en un acto transmitido en cadena nacional.
Mendoza tenía la réplica del arma, que fue adquirida por San Martín en su estancia en Londres, poco después de dejar España y antes de embarcarse a Sudamérica.
San Martín armaría a su Regimiento de Granaderos con armas similares, ya que las consideraba ideales para los ataques de carga de caballería.
Tras el retiro de San Martín en Europa luego de la entrevista de Guayaquil, el arma quedó en la ciudad de Mendoza en manos de una familia amiga.
En una carta posterior escrita a su yerno Mariano Balcarce y a Merceditas, el libertador pidió que se la mandaran a Francia. Y la tuvo hasta su muerte en 1850.
Tal es el valor simbólico de esta pieza que muchos turistas iban a la casona de los Civit a verla. Estaba en el fondo, resguardada. Y alguien se la llevó de un sitio en el que, además, los techos se llueven y ponen en riesgo una biblioteca de 9 mil libros con ejemplares incunables, óleos originales de guerreros de la Independencia, documentos, y una colección numismática.
Hoy el museo no se puede recorrer entero porque la mitad de la casa, inaugurada por Francisco Civit en 1873, está clausurada por la Municipalidad de la Ciudad Mendoza por peligro de derrumbe.
La reconstrucción no está en los planes del Gobierno, al menos por ahora. Y el sable sigue perdido.