Ya se registra una más que escasa inversión productiva en Mendoza

Especialistas de diversas áreas productivas indican que los desembolsos se han detenido. Aseguran que prácticamente no se están realizando fertilizaciones post cosecha ni recambio de plantines. Advierten sobre las consecuencias de esta situación.

Luego de cumplimentar un nuevo ciclo agrícola, las intenciones de invertir en las tareas mínimas requeridas para la temporada que comienza están en franca retracción y en gran medida reflejan el magro resultado operativo de las actividades agrícolas de la provincia. En Mendoza, el primer cuatrimestre de 2014 da claras señales de ello, así los sectores vitivinícolas, frutícolas y olivícola descartan rotundamente la posibilidad de grandes inversiones en recambio de plantines o fertilizaciones post cosecha.

El mal panorama se desprende de dos disparadores principales. Por un lado, se destacan las afecciones por las contingencias climáticas, que provocaron mermas en la mayoría de las producciones agrícolas. Por otra parte, los productores apuntan al contexto macroeconómico como responsable de las bajas posibilidades de realizar los desembolsos necesarios para llevar adelante una cosecha óptima en calidad y volumen en la próxima temporada.

Fertilización post cosecha

La dedicación a un campo de cultivo es una tarea ardua y compleja. En muchos casos, las contingencias climáticas suelen jugar un papel tan importante como destructivo en la vida útil de una quinta frutícola o de un viñedo.

Por eso, luego de la finalización de la recolección de los frutos, los productores deben invertir en la fertilización de sus emprendimientos. Hoy, esa tarea se presenta como una incógnita, ya que ante la falta de cosecha por accidentes climáticos o por los precios percibidos por la producción entregada, el primer eslabón de la cadena no está en condiciones de hacer este tipo de  inversión requerida.

El presidente del Centro de Ingenieros Agrónomos de Mendoza, Oscar Vidoni, dijo que "la fertilización post cosecha no se está realizando por cuestiones de costos y sobre todo por los efectos climáticos que afectaron notablemente la producción, impidiendo pensar en fertilizaciones para esta época del año".

A tono con los dichos de Vidoni, el observatorio de economías regionales de Acovi grafica claramente la situación, al menos para la industria del vino. Así, destaca que para comprar en abril 1 kilo de fertilizante (urea) fue necesario tener 2,08 litros de vino tinto o 2,34 de blanco, mientras que en abril de 2013 se requirió de 0,96 o 1,08 litros, respectivamente. En tanto, para comprar un litro de herbicida (glifosato) el mes pasado se necesitaron 13,18 litros de vino tinto o 14,81 de blanco, mientras que en abril de 2013 se requería de 7,38 u 8,28, respectivamente.

Vidoni además agrega: "El granizo, las heladas o el viento Zonda son los tres fenómenos que han producido una disminución significativa en la producción en todos los cultivos frutihortícolas de Mendoza", agregó.

El técnico lamentó el hecho de que no se realicen las aplicaciones en distintos sectores productivos y explicó las consecuencias que traerá la falta de inversión. "El objetivo de la fertilización es el fortalecimiento de la planta para combatir el estrés post cosecha y es necesario prever una buena fertilización en ese momento. Así se brinda para el próximo año una mejor condición en la brotación y floración de la planta", finalizó Vidoni.

Por otra parte, Juan Viciana, representante de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA Los Andes), sostuvo que "se está trabajando muy poco en fertilización post cosecha, se ha cerrado un año muy duro, en el que la gente está sin capital de trabajo y en el que nosotros estamos tratando de conseguir los fondos para terminar de pagar la cosecha que terminó hace muy poco tiempo".

Viciana aclaró que la situación es complicada en todos los escenarios económicos de la agricultura argentina, no solo en la vitivinicultura, sino también para los fruticultores y olivivicultores. Además, explicó que lo que afecta a los distintos sectores económicos es la pérdida de capital de trabajo por la inflación remarcada en los costos.

"Con la pérdida de capital, lo que primero se relega son los procesos de fertilización post cosecha, siendo estos muy reducidos", señaló.

"En relación con años anteriores -continuó-, las inversiones actuales en las distintas fincas se encuentran con una decadencia del 100 por ciento respecto de los últimos 20 años, dependiendo del bolsillo de cada uno, ya que hay gente que llega a una crisis como la que estamos viviendo con una situación de mayor solvencia y puede invertir en sus tierras".

En tanto, Horacio Meli, presidente de la Cámara de Industria y Agricultura de Tupungato, opinó que la fertilización va a ser muy difícil, debido a la baja rentabilidad que tuvo Mendoza en sus diferentes sectores. "Luego, la fertilización, a partir de agosto, dependerá de si el productor ha podido vender sus productos o no para poder realizarla", aclaró.

Meli indicó además que "la situación particular de Tupungato es muy delicada en cuanto a inversiones, tanto para el sector frutícola como el vitivinícola". En consecuencia, el presidente de la Cámara de Tupungato reveló que se hará una evaluación de la situación financiera de los productores a partir de agosto para poder pensar en inversiones.

Recambio de plantines

Las posibilidades de inversión en plantines no llevan ventaja frente a la fertilización. El presidente del Centro de Ingenieros Agrónomos de la provincia comentó que Mendoza está viviendo un momento de transición complicado. "Por un lado, tenemos una producción que ha disminuido notablemente, lo que reduce considerablemente nuestras opciones económicas. Por otra parte, para hablar de recambio de plantines necesitamos hacer un estudio de demanda para saber cuáles son las variedades que se necesitan dentro del mercado vitivinícola y frutícola y convertir sólo si es necesario".

Y agregó: "En el Sur se ve disminuida la producción de ciruelas; en el Valle de Uco pasa lo mismo con la manzana. Todo está relacionado con cuestiones económicas y de rentabilidad. Entonces, es necesario hacer un análisis exhaustivo del mercado para saber si se justifica una reconversión de las plantaciones y aumentar a futuro la producción".

Además, Vidoni explicó que en este momento no es posible pensar en un recambio de plantines dentro de las inversiones posibles, puesto que los problemas económicos de los distintos sectores se encuentran a la vista. "Las rentabilidades no son significativas mientras no exista productividad".

Para finalizar, el presidente del Centro de Ingenieros Agrónomos de Mendoza se refirió a las inversiones en general. "Este es un año muy atípico y se ha caracterizado por las malas condiciones meteorológicas; tendremos que esperar hasta el año que viene para ver si la producción mejora y las inversiones pueden ser un poco más significativas", apuntó.

Viciana también describió un escenario complejo a la hora de pensar en inversiones de recambios de plantines. "El panorama es muy malo como para dar prioridad a esa actividad", señaló.

El ingeniero destacó la aplicación de sistemas de conducción que sirven en muchos casos de soporte al viñedo, remarcando que en promedio se utilizan entre 800 y 1.500 estructuras de madera por hectárea, que muchos productores vitivinícolas tienden a utilizar a falta del recambio de plantines.

Además el experto sostuvo que  los sectores productivos están viviendo una crisis relacionada a la baja producción y con un costo financiero muy alto de poco acceso a financiamientos. "El FTyC te ayuda pero las cifras que brindan son muy pequeñas. Entonces, hay que recurrir al sistema financiero convencional, y las tasas de interés allí están en niveles siderales", concluyó.

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