Los bancos y pupitres escolares, incómodos e insalubres

Especialistas de la UNCuyo aseguran que las sillas y mesas de las escuelas son inadecuadas para el bienestar de niños y adolescentes. Plantean un nuevo diseño.

Emilia (9) cuenta que al igual que ella, sus compañeros se levantan de la silla mientras la señorita dicta la clase. “A veces las piernas me duelen y tengo que salirme un rato del banco hasta que se me pasa y me vuelvo a sentar”, describe la niña, que asiste a un colegio privado de Ciudad. Su relato se repite en otros chicos de escuelas estatales de diferentes niveles. “Por mi altura quedo con el cuerpo comprimido entre la silla y la mesa, y si estiro las piernas incomodo a mi compañero de adelante”, comenta Agustín (17), que asiste a un CENS.

La necesidad que se plantea en relación con el diseño del mobiliario escolar que compra la Provincia fue el foco de una investigación realizada por especialistas de la Universidad Nacional de Cuyo.

Para concluir que en realidad tanto las sillas como los asientos en los cuales los estudiantes pasan un mínimo de 5 horas de lunes a viernes son, cuando menos, inadecuados para cuidar su salud postural, el Laboratorio de Ergonomía de la Facultad de Artes y Diseño -a cargo de la investigadora y docente Roxana Del Rosso- llevó adelante un estudio de campo que incluyó el seguimiento a alumnos de dos escuelas: Carmen Vera Arenas y Rainbow.

Lo cierto es que el diseño inadecuado del mobiliario se extiende a todo el sistema educativo, ya que las partidas se reciben de manera uniforme desde la Nación. En este sentido, desde la Dirección General de Escuelas (DGE) confirmaron que el formato del mobiliario que se destina a las escuelas aún no ha incorporado el concepto “ergonómico” y de hecho, las últimas sillas recibidas (unas 2 mil en este año, destinadas al secundario) están fabricadas con los materiales y dimensiones habituales.

Entre otros aspectos, los profesionales advirtieron que los actuales bancos y pupitres (fabricados de caño y MDF, en su gran mayoría) no contribuyen al desarrollo armónico de los niños y adolescentes, que en muchas ocasiones corren el riesgo de padecer problemas de espalda y columna en la edad adulta.

Del Rosso explicó que entre las conclusiones se destacó el hecho de que en el ámbito escolar no están determinadas las dimensiones que debe tener el mobiliario en relación con la estructura corporal de los niños, niñas y adolescentes. De acuerdo al estudio ergonómico realizado a los estudiantes, los especialistas se encontraron con una diferencia de 40 centímetros entre el/la estudiante de contextura más pequeña y el/la más grande.

Pero además de esto, los profesionales estudiaron los aspectos constructivos y dimensionales de mesas y sillas. De ello de dedujo que el ángulo entre asiento y respaldo, la curvatura del asiento, como así también su altura y forma se sitúan como desventajas a la hora de garantizar un apoyo reconfortante.

Los caños expuestos en contacto con el cuerpo, como así también los remaches con los que se unen las piezas, se sumaron a los elementos que requieren ser revisados dentro del diseño. “Es importante que estos aspectos sean tenidos en cuenta por las políticas públicas ya que de esto también depende la salud integral de nuestros niños y adolescentes”, reflexionó Del Rosso y detalló que entre las consecuencias de la mala postura al estar sentados surgen situaciones que estresan músculos, huesos y articulaciones.

El tronco inclinado hacia adelante, las piernas y el abdomen comprimidos llevan a que disminuya la cantidad de sangre que irriga el cuerpo y que llegue menos oxígeno al cerebro y tejidos. En la edad de crecimiento, donde los hábitos posturales son determinantes, esta situación no es menor, sobre todo teniendo en cuenta que a este panorama muchas veces se suma el sedentarismo.

Más de 90 grados

Para realizar su análisis, el equipo liderado por Del Rosso creó el instrumental necesario y midió la angulación y la flecha de curvatura que tenían los respaldos de las sillas y pupitres habituales. También realizaron evaluaciones de las posturas de los alumnos al utilizar el mobiliario y en todos los casos se detectó un desfasaje entre el tamaño de las sillas y pupitres y las dimensiones de los/las estudiantes.

Con todos esos elementos y desde una visión ergonómica, el equipo identificó cómo el mobiliario impactaba en la curvatura lumbar, la postura y la posible implicancia de esto en el desarrollo de patologías de espalda. Justamente, lo que los investigadores proponen es aumentar el ángulo entre el tronco y el muslo para que las piernas formen un ángulo mayor a 90 grados.

Esto requiere de un cambio en el diseño de las sillas para que el asiento sea más elevado, detalló la especialista en ergonomía, y aclaró que al ser menos profundo permitirá un correcto apoyo de los huesos de la pelvis (isquiones), de manera que los muslos, rodillas y tobillos mantengan un ángulo mayor a 90 grados.

Por otra parte, el hecho de apoyar los pies firmes en el piso permitirá evitar recargas o modificaciones en la curvatura lumbar.

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