La presidenta Cristina Fernández llamó anoche a los argentinos a reflexionar de cara al balotaje del 22 de noviembre próximo para que “no se desmoronen” los logros de los últimos doce años; criticó con dureza al candidato de Cambiemos, Mauricio Macri, al que acusó de “disfrazarse de lo que no es”; y llamó a los militantes kirchneristas y al conjunto del oficialismo a poner fin a las peleas internas que siguieron al magro resultado electoral del domingo pasado.
También, aunque sin mencionarlo, llamó a votar por el candidato del Frente para la Victoria (FpV), Daniel Scioli. “Los nombres no importan, importa el proyecto. No todos somos iguales. Más allá de mi cara, de la cara del candidato, quiero que reflexionen, miren quién es el que puede garantizar seguir llevando adelante las políticas que hicieron prosperar a los argentinos”, convocó.
La Presidenta reapareció así después de cuatro días de silencio que siguieron al golpe político que representaron los resultados de la primera vuelta (apenas 2,5% de diferencia) con un acto oficial en el Salón de las Mujeres del Bicentenario de la Rosada, que devino en político sobre la mitad de su discurso y lo fue abiertamente en los tres que le siguieron ante militantes kirchneristas, con La Cámpora a la cabeza, en los tres patios interiores. Mientras casi la mitad de la Plaza de Mayo se colmó de manifestantes oficialistas, muchos de los cuales coreaban sobre el final del acto: “Scioli presidente”.
Sorprendió la ausencia de los gobernadores justicialistas y aliados, que habían sido invitados, y que respaldaron a Scioli en Tucumán poco después de la asunción del mandatario provincial Juan Manzur.
Hubo quienes justificaron la ausencia en que no habían podido viajar a tiempo desde Tucumán, pero lo cierto es que al momento del acto, que comenzó a las 18.30, el candidato oficialista se encontraba a tres cuadras de la Rosada, en el edificio del Banco Provincia, su cuartel electoral. Además, su compañero de fórmula, Carlos Zannini, y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, estuvieron presentes aun cuando también habían estado en Tucumán.
La ausencia de Scioli y de los restantes gobernadores, que buscó ser suplida ya no en el estrado sino en la primera fila de los invitados con la presencia de intendentes kirchneristas granbonaerenses que fueron electos o reelectos (como Patricio Muzzi, de Berazategui; Juan Zavaleta, de Hurlingham, y Gustavo Menéndez, de Merlo, entre otros), fue explicada por un dirigente kirchnerista a este diario en estos términos: “Hubo un acuerdo no convenido, tácito, de que Scioli no aparezca junto a Cristina. Se trata de una cuestión táctica”.
En su discurso en el acto oficial en el que hizo anuncios sobre obras y otorgó el microcrédito 550 mil del Ministerio de Desarrollo Social, Cristina defendió primero el sistema electoral ante, recordó, las denuncias de posibles fraudes que agitó la oposición en los meses previos.
Después subrayó que cinco mujeres serán gobernadoras, entre ellas la bonaerense opositora María Eugenia Vidal, a la que felicitó (de paso recordó que su esposo Ramiro Tagliaferro será intendente de Morón y aprovechó para ironizar sobre los que hablan de nepotismo kirchnerista); del mismo modo que en uno de los discursos de los patios apeló a la juventud de la dirigente macrista para hacer una defensa de los jóvenes de La Cámpora frente a las críticas de veteranos dirigentes del PJ. Y al final abordó el balotaje, no sin antes recordar que el FpV definirá en segunda vuelta después que ella fue la presidenta más votada luego de Juan Perón, con 54% en 2011.
“No es un Presidente lo que vamos a elegir porque un Presidente no representa sólo eso sino un modelo de país y una política”, señaló. Al tiempo que reclamó que el debate entre Scioli y Macri “debería ir acompañado con versiones fílmicas” de las posturas del opositor que “hoy está de acuerdo con todo, cuando hace apenas meses estaba en desacuerdo con todo. Que no se disfrace de lo que no es. Con nuestros defectos, errores y equivocaciones, nosotros somos lo que somos, pero somos. No somos un día una cosa y otro día otra”.
Sin mencionar en momento alguno a Scioli por su nombre, Cristina lo respaldó como el candidato del “modelo de inclusión y de conquista de derechos” del kirchnerismo, cuya continuidad, señaló, depende de la continuidad de las políticas macroeconómicas: “No sin irreversibles”, insistió luego ante los militantes, a los que llamó a “convencer y persuadir casa por casa”, al mismo tiempo que a “eliminar todo internismo, que es propio de los mediocres”.
“No soy candidata a nada, me voy a mi casa, pero cuando me vaya a mi casa, por Dios, no quiero ver que se desmorone lo que nos costó años y a mí, en lo personal, me costó perder lo que más quería en la vida”, recalcó. Desde los balcones, su mensaje fue seguido, entre dirigentes kirchneristas, por su hijo y flamante diputado electo Máximo Kirchner.